Sres. Directores: Recientemente hemos visto publicada una noticia donde se refleja la donación al SAMUR de 10 bicicletas por parte de una prestigiosa mutualidad aseguradora. Según se cita textualmente en dicho artículo, se trata de: «Bicicletas todoterreno, dotadas con los más modernos medios de suspensión, frenos, cambios de velocidades y material de asistencia sanitaria (oxígeno, material de curas, etc.), las cuales formarán parte de unidades ciclistas en los parques de Madrid, facilitando la primera asistencia a los múltiples casos que surgen fundamentalmente los sábados, domingos y días festivos en las grandes zonas verdes donde el acceso de vehículos a motor es casi siempre improcedente y a veces sumamente dificultoso.»
El motivo de nuestra carta es comunicar la experiencia de nuestra unidad ciclista en un equipo de atención primaria. Desde hace un año, contamos con 2 bicicletas «Ambucicletas», también todoterreno, modernamente equipadas, una para el personal médico y otra para el personal de enfermería. Con ellas hemos atendido durante el último año 87 avisos médicos y 108 de enfermería, existiendo una satisfacción plena por parte de los profesionales que hemos utilizado estos vehículos. Es de destacar que en ningún caso ha sido necesario regresar al centro de salud por falta de material o de la infraestructura mínima para atender la urgencia. Cuando por su gravedad era necesario derivar al paciente a nuestro hospital de referencia, se llamaba a una ambulancia especializada en traslados, trámite que también hubiese sido necesario al hacer el aviso mediante automóvil o motocicleta, por tanto no se generaba demora adicional en la atención al paciente.
La principal ventaja detectada del empleo de bicicletas para los avisos a domicilio es el cambio de percepción que supone para el profesional tener que realizar este tipo de asistencia. Realizar un aviso pasa a tener un componente lúdico, rompemos con la rutina, se saluda a algún paciente de modo informal, hacemos ejercicio físico y, sobre todo, damos ejemplo, ya que recomendamos ejercicio a nuestros pacientes con mucha frecuencia, pero nosotros, en general, hacemos muy poco. Otras ventajas, no exclusivas de la bicicleta, son ahorro en gasolina (100%), ausencia de contaminación, fácil aparcamiento, manejabilidad en atascos, no obligatoriedad de casco, fácil solución de averías, etc. También hay que citar algún inconveniente, y el principal es la facilidad de robo que tienen estos vehículos; es necesario ir continuamente con el candado, lo cual constituye un engorro. A pesar del candado, fuimos víctimas de un intento de robo que no se consumó. Hay que considerar las inclemencias del tiempo, la lluvia (muy escasa en nuestra tierra) y el calor en verano, ya que podemos llegar excesivamente sudorosos a algún domicilio, con la pérdida de imagen profesional que ello supone. Otro inconveniente detectado en avisos domiciliarios relativamente lejanos (más de 5 km) es su lentitud, debido a que carecen de motor, lo que nos lleva a invertir demasiado tiempo para atender a un solo paciente.
Tras valorar nuestra experiencia, y teniendo en cuenta las ventajas e inconvenientes de la bicicleta, creemos que es muy recomendable y debería facilitarse por las gerencias de atención primaria la creación de unidades ciclistas para aquellos profesionales (tanto médicos como enfermeros) que estuviesen dispuestos a utilizar este vehículo para las urgencias y avisos a domicilio no urgentes. Esto dinamizaría enormemente la atención domiciliaria prestada por los profesionales del EAP y disminuiría nuestro riesgo cardiovascular al asegurarnos un mínimo de ejercicio físico en nuestra «sedentaria» actividad diaria.
Por tanto, podemos concluir que tanto el scooter descrito por Saura Llamas2 como la bicicleta suponen dos alternativas económicas y prácticas para la realización de avisos domiciliarios por los profesionales de atención primaria.