Sres. Directores: En la practica clínica diaria seguimos observando un uso frecuente de la vitamina K intramuscular (Konakion®) en el tratamiento de mantenimiento de pacientes con cirrosis hepática. Su administración periódica conlleva diversos problemas; por un lado, se trata de una vía de administración incómoda para el paciente; por otro, son frecuentes las complicaciones en el punto de inyección, que además pueden verse agravadas por la pérdida de masa muscular por desnutrición. Por último, debido a los trastornos de la coagulación, también se pueden provocar hematomas en las zonas de punción. Por todo ello, recientemente hemos observado una tendencia a utilizar otras vías de aplicación de vitamina K como la oral, administrándose vitamina K en gotas. Ante esta situación, nos gustaría hacer algunos comentarios.
La vitamina K biológicamente activa es la vitamina K1 (fitomenadiona) y la vitamina K2. Los requerimientos diarios de vitamina K no han sido definidos claramente, estimándose que deben ser muy bajos, 0,03-1 µg/kg/día. Los depósitos de vitamina K son pequeños, alrededor de 3 µg/kg, localizándose la mayoría en el hígado. La vitamina K es absorbida en el intestino en presencia de sales biliares. La dieta normal diaria aporta unos 100-300 µg/día de vitamina K1, presente sobre todo en vegetales de hojas verdes. Por tanto, la cantidad de vitamina K contenida en la dieta es suficiente1.
En pacientes con colestasis y función hepática normal la administración de vitamina K intramuscular normaliza el tiempo de protrombina en 12-14 h. En cambio, en pacientes con insuficiencia hepatocelular la vitamina K intramuscular es ineficaz y sólo podría ser útil si existe asociado un déficit de secreción de sales biliares2. Además, al administrar grandes cantidades de vitamina K en un intento de corregir la hipoprotrombinemia, se ha observado una disminución de la actividad de protrombina, por un mecanismo paradójico desconocido3. Por tanto, se debe utilizar la vitamina K por vía parenteral únicamente en casos de colestasis crónica, siendo inútil su uso en casos de insuficiencia hepatocelular4.
Si administramos dosis superiores a las necesarias (1 ampolla intramuscular de vitamina K1 10 mg), y no se modifican los factores de la coagulación, esto indica que el deterioro de la actividad de protrombina se debe a insuficiencia hepática y no a déficit de vitamina K, y por tanto no habrá respuesta al tratamiento con vitamina K parenteral.
Por otro lado, la vía oral en gotas no se debe usar en pacientes con insuficiencia hepatocelular, ya que los aportes diarios en la dieta son suficientes.
Aconsejamos retirar el tratamiento de mantenimiento con vitamina K intramuscular en los pacientes con cirrosis hepática, utilizándolo sólo en casos de colestasis que demuestran recuperación de la actividad de protrombina tras la administración de una dosis intramuscular.