El objetivo del estudio fue estimar la prevalencia del síndrome de burnout en los médicos de atención primaria de la provincia de Cádiz, así como otras variables relacionadas con su estado de salud. El diseño del estudio fue descriptivo, transversal y analítico (septiembre de 2005).
La muestra total estudiada estaba compuesta por 150 médicos de familia y pediatras de un total de 320 médicos, que en el momento de la realización del estudio se encontraban trabajando.
Se recogieron las variables sociodemográficas y antropométricas (edad, sexo, estado civil, número de hijos, grado de obesidad), hábitos (consumo de tabaco, alcohol, café, psicofármacos, analgésicos y horas de ocio al día), relacionadas con el trabajo (años de ejercicio profesional, número de pacientes que atienden por día, bajas laborales en el último año, satisfacción con la situación laboral actual, horas de estudio al día), antecedentes personales patológicos, escala MBI de Maslach (que valora las tres dimensiones del síndrome de burnout: cansancio emocional, despersonalización y realización profesional), cuestionario de salud general de Goldberg (CGHQ) y función familiar mediante el test de Apgar familiar.
La media de edad de la muestra estudiada era de 43,5 años (intervalo de confianza [IC] del 95%, 42,4–44,6), el 64% eran varones y el 36%, mujeres, los casados suponen el 75% de la muestra y el 58% refería algún consumo de alcohol; el 38% eran fumadores. El 9,3% consumía algún tipo de psicofármaco y el 29,5%, analgésicos. Respecto a los antecedentes personales patológicos el 69% refería haber padecido o padecer una o más enfermedades, las más frecuentes fueron los dolores osteomusculares (26%), los cuadros ansioso-depresivos (22%) y las cefaleas (21,3%). En el 26% se detectaba algún problema de salud reciente (GHQ), mientras que el 78% presentaba problemas crónicos.
La experiencia laboral media era de 16,3 años (IC del 95%, 15,3–17,3), el 64% no estaba satisfecho con su situación actual y el 44% había estado de baja laboral en alguna ocasión durante el último año.
Respecto a la prevalencia del síndrome de burnout, el 34% de la muestra estudiada presentaba alto grado para la dimensión cansancio emocional, el 18% para la dimensión despersonalización y el 19% para la realización profesional (tabla 1); los valores de fiabilidad para las tres escalas eran de 0,887, 0,697 y 0,790, respectivamente.
Valores de las tres dimensiones de la escala MBI de Maslach
Respecto a la situación familiar, en el 11% se registró algún tipo de disfunción.
Las prevalencias de las categorías de la escala MBI, por separado, no cabe duda que son importantes (especialmente el cansancio emocional), pero si tenemos en cuenta la definición de «caso», según el manual: altas puntuaciones en las primeras dos escalas y bajas en la tercera1 (esto es, médico con el síndrome de burnout), encontramos una muy baja prevalencia del síndrome en la muestra estudiada (3,3%; 5 casos). Son pocos los estudios consultados en los que se describa la prevalencia del síndrome teniendo en cuenta la definición de caso según el manual original2,3.
Las mujeres refieren menos tiempo de ocio que los varones; en ellas se aprecian mayores puntuaciones en el agotamiento emocional y menores en la realización profesional. En este sentido, las mujeres son más vulnerables por la doble carga de trabajo, múltiples roles4, etc.
La presión asistencial y la demanda injustificada es una buena causa del desgaste5. En el aspecto personal, el médico tiene que reaccionar y esforzarse activamente para salir de esas situaciones de agotamiento, deshumanización y/o de baja realización profesional, sobre todo de la despersonalización de cara a sus semejantes.