Las arritmias en el periodo postoperatorio de la cirugía cardíaca suelen ser un hallazgo común ligado a múltiples mecanismos. Las condiciones particulares inherentes al acto quirúrgico pueden iniciar, facilitar o agravar un evento arrítmico por modificaciones en el sustrato anatómico y en sus moduladores. Aunque tradicionalmente consideradas como arritmias transitorias, diversos estudios muestran su asociación con una mayor morbimortalidad, riesgo de ictus, compromiso hemodinámico, iatrogenia, estancia hospitalaria y mayor gasto sanitario. La presente revisión aborda la información de que disponemos de las taquiarritmias en el postoperatorio de la cirugía cardíaca, y las pautas de actuación basadas en la evidencia.
Arrhythmias during postoperative heart surgery usually find a common linked to multiple mechanisms. The conditions inherent in the surgery can initiate, facilitate, or aggravate an event arrhythmic by changes in the anatomic substrate and its modulators. Although traditionally regarded as transient arrhythmias, several studies show its association with increased morbidity and mortality, risk of stroke, hemodynamic compromise, iatrogenics, stay in hospitals, and greater health spending. The present review addresses the information available for tachyarrhythmias in the postoperative period of cardiac surgery, and patterns of practice, based on evidence.
Las taquiarritmias cardíacas constituyen un evento frecuente en el periodo postoperatorio inmediato de cirugía cardíaca, con incidencia diversa en las distintas series dependiendo de la definición y métodos diagnósticos empleados. Las arritmias, muchas veces de curso benigno, pueden complicar y alargar el postoperatorio, o ser la manifestación de una complicación más grave que requiere atención.
La mayoría de las guías para el manejo de arritmias, propuestas por las diversas sociedades, no abordan con profundidad las vinculadas con el postoperatorio de la cirugía cardíaca1,2. El documento de consenso de Heart Rhythm Society (HRS)/European Heart Rhythm Association (EHRA)/European Cardiac Arrhythmia Society (ECAS), publicado en 20073, trata las arritmias postoperatorias aunque no presenta recomendaciones específicas para la fibrilación auricular (FA) posquirúrgica. Sólo el American College of Chest Physicians (ACCP), de nuevo en colaboración con el Centro para la Práctica Basada en la Evidencia de la Universidad John Hopkins, hizo una revisión sistemática de la FA postoperatoria en 20054 con actualizaciones parciales posteriores, y la European Association for Cardio-Thoracic Surgery (EACTS), con las guías prácticas de 20065, han sido los organismos que se han centrado en el contexto posquirúrgico. Las arritmias ventriculares posquirúrgicas han tenido un tratamiento aún más marginal en las distintas guías de práctica clínica, y sólo han sido tratadas de forma conjunta, y resumida, en las guías de la Scottish Intercollegiate Guidelines Network (SIGN)6. La presente revisión aborda la información de que disponemos de las taquiarritmias en el postoperatorio de la cirugía cardíaca, y establece pautas de actuación comunes, basadas en la evidencia, actualizando las disponibles. Un apartado merecen las arritmias en la edad pediátrica por su especial sustrato en las diversas cardiopatías congénitas y las características propias de la edad.
Taquiarritmias auricularesEpidemiologíaLas taquiarritmias auriculares en el postoperatorio de la cirugía cardíaca están incrementando su incidencia en los últimos años ante el cambio de perfil del paciente, siendo más ancianos, con mayor comorbilidad, cirugía más compleja, etc. La prevalencia e incidencia varían de un estudio a otro de acuerdo con las definiciones, población, tipo de intervención y método diagnóstico. La más frecuente es la FA.
La incidencia de FA postoperatoria (FAP) en la cirugía coronaria aislada varía del 5–95%7–10. Es mayor entre los estudios prospectivos aleatorizados que en los estudios poblacionales, pudiéndose estimar del 30%11, apreciándose diferencias regionales12 con frecuencias en Europa del Este 41,6%, EE.UU. 33,7%, Canadá 36,6%, Europa 34%, Reino Unido 31,6%, Sudamérica 17,4%, y Asia 15,7%. En otras intervenciones de cirugía cardíaca no hay estudios aleatorizados, y las series poblacionales muestran una incidencia del 33–50% tras cirugía valvular, y del 36–63% tras cirugía combinada valvularcoronaria, con medias estimadas del 40 y 50%, respectivamente7,13,14. En el trasplante cardíaco esta incidencia es menor, del 11–24%7,15.
Las taquiarritmias auriculares pueden ocurrir en cualquier momento, aunque se concentran en la primera semana postoperatoria, con un pico en el segundo y tercer día12,16, y un tercio de los episodios (37%) concentrados el segundo día11, relacionándose este hecho con un pico de reacción inflamatoria sistémica y sobrecarga auricular posquirúrgica17. Cerca del 90% de los episodios se producen antes del sexto día. El 46% de los pacientes tiene más de un episodio, con un pico de recurrencias al tercer día12. La FAP suele ser una arritmia autolimitada, revirtiendo el 30% de los episodios en 2h y el 80% en 24h18,19. Más del 90% de los pacientes se encuentra en ritmo sinusal a la semana 6 de seguimiento20.
Impacto clínicoLos episodios de FAP pueden ser sintomáticos, aunque muchos episodios (21–54%) cursan de forma asintomática17. El mejor método diagnóstico es la telemetría continua, seguido del registro de electrocardiografía (ECG) y la exploración clínica como el menos sensible.
Consideradas tradicionalmente como arritmias benignas, las alteraciones hemodinámicas causadas por la FAP se han asociado con la persistencia o desarrollo de insuficiencia cardíaca, infecciones, insuficiencia renal, insuficiencia respiratoria, hipotensión grave, shock, infarto de miocardio, etc.13,17,21. La incidencia de accidentes cerebrovasculares (ACV) es mayor en los pacientes con FA postoperatoria, del 3,3 frente al 1,4% del grupo control7, aunque la edad y otras comorbilidades podrían tener un impacto añadido, como se puede deducir del poco efecto que tiene la profilaxis farmacológica antiarrítmica en la reducción de los episodios de ACV7,17,21–24. En diversos estudios se ha visto la asociación de la FA postoperatoria con un aumento de la mortalidad precoz, a los 6 meses, e incluso tardía (a los 5 y 10años), estimándose en un 10% el aumento del riesgo de mortalidad global (del 3–43%)12,17,21,25. De lo anterior se deriva una prolongación de la estancia en unidades de cuidados intensivos (UCI), estancia hospitalaria media de 4 días, y de los gastos sanitarios, estimándose en EE.UU. un incremento del coste de unos 10.000 dólares/paciente11,13,16,26,27.
FisiopatologíaEl desarrollo de la FAP está en relación con factores que influyen en el miocardio auricular (Fig. 1), principalmente: a) un sustrato anatómico previo, remodelado por los cambios degenerativos propios de la edad y de la enfermedad de base, y b) un sustrato eléctrico derivado de los procesos perioperatorios que alteran los potenciales de membrana, aumentan la dispersión de los periodos refractarios y disminuyen la velocidad de conducción. La inflamación y el estado hiperadrenérgico parecen desempeñar un papel fundamental en el desarrollo de las taquiarritmias postoperatorias, favoreciendo el automatismo. La hipocaliemia e hipomagnesemia propias de este periodo alteran la fase III del potencial de membrana, aumentando el automatismo y retrasando la velocidad de conducción. La isquemia auricular por hipoxemia, infarto auricular, mala protección miocárdica, manipulación auricular, o sobrecarga aguda de volumen, parecen ser otros factores implicados.
Se han buscado pruebas de estos procesos en un intento de detectar poblaciones de riesgo, como cambios en la onda P del ECG reflejo de un retraso y desorganización en la conducción auricular, que ocurre en especial entre los días 2 y 3 posquirúrgicos17,28, y el aumento de marcadores séricos de inflamación y remodelado como el BNP, la angiotensina II, el antígeno KL-6, entre otros29.
Factores de riesgoDiversos estudios7,12,14,26 han establecido multitud de factores de riesgo (Tabla I). El principal es la edad, con una odds ratio (OR) de 1,51 por década de vida para desarrollar FA postoperatoria según Asher, et al.14. Otros son la hipertensión arterial, enfermedad valvular reumática, hipertrofia ventricular izquierda, uso preoperatorio de digital, enfermedad vascular periférica, enfermedad pulmonar obstructiva, la isquemia miocárdica. Existe también evidencia de cierta predisposición genética. Se han desarrollado varios modelos de predicción. Uno de los de mayor divulgación es el multicéntrico del Ischemia Research and Education Foundation y el Multicenter Study of Perioperative Ischemia Epidemiology II30; y el de más reciente publicación el creado sobre la base de datos de la Society of Thoracic Surgeons (STS) con 19.083 pacientes31. Aunque no se ha probado su empleo clínico, pueden ser de utilidad en la selección de pacientes que necesiten una especial atención (Tabla II).
Factores de riesgo de fap
Factores preoperatorios | |
– | Edad |
– | Sexo masculino |
– | Obesidad |
– | Arritmias previas |
– | Hipertensión arterial |
– | EPOC |
– | Insuficiencia renal |
– | Enfermedad vascular periférica o aórtica |
– | Insuficiencia cardíaca |
– | HVI |
– | Dilatación auricular izquierda |
– | Enfermedad de arteria coronaria derecha |
– | Uso de digoxina |
– | Enfermedad valvular reumática |
Factores intraoperatorios | |
– | Cirugías con CEC |
– | Tiempo de CEC |
– | Tiempo de isquemia |
– | Hipotermia sistémica |
– | Canulación bicava |
– | Canulación-aspiración por venas pulmonares |
Factores postoperatorios | |
– | Inestabilidad hemodinámica |
– | Insuficiencia respiratoria |
– | Transfusión de hematíes |
– | No reinicio de IECA |
– | No reinicio de β-bloqueadores |
FAP: fibrilación auricular postoperatoria; HVI: hipertrofia ventricular izquierda.
Modelos de predicción en fap
Multicenter risk index for atrial fibrillation after cardiac surgery30 | Predictive risk algorithm STS31 | ||
Variable | Puntuación | Variable | Coeficiente β |
Edad<30 | 6 | Edad (años) | 0,0607 |
Edad 30–39 | 12 | Peso (kg) | 0,0057 |
Edad 40–49 | 18 | Altura (cm) | 0,0102 |
Edad 50–59 | 24 | CEC | 0,3030 |
Edad 60–69 | 30 | Ventilación prolongada | 0,6037 |
Edad 70–79 | 36 | Uso IECA | 0,0582 |
Edad>79 | 42 | Uso β-bloqueadores | 0,0568 |
Historia FA | 7 | Arritmia preoperatoria | 0,1428 |
Historia EPOC | 4 | CABG previa | –0,1122 |
Cirugía combinada (Cor + Valv) | 6 | Insuficiencia cardíaca congestiva | 0,0862 |
Abandono β-bloqueadores | 6 | Fumador | 0,0486 |
Abandono IECA | 5 | EPOC | 0,0532 |
β-bloqueadores pre/post | –7 | Raza blanca | 0,2182 |
IECA pre/post | –5 | Anticoagulación | –0,0476 |
β-bloqueadores post | –11 | ||
Suplementos de potasio | –5 | ||
AINE | –7 | Riesgo: +1 × β (–1 × β si no cumple la condición) | |
Bajo riesgo<14 (10% FA), medio 14–31 (30% FA), alto>31 (60% FA) |
FAP: fibrilación auricular postoperatoria; Cor: coronario; Valv: valvular; CABG: bypass aortocoronario.
El espectro clínico de las arritmias ventriculares es amplio, desde latidos ectópicos ventriculares hasta arritmias malignas como la fibrilación ventricular (FV). Los latidos ectópicos frecuentes (> 30latidos/h) y la taquicardia ventricular no sostenida (< 30 s) (TVNS) son eventos frecuentes, detectándose en hasta el 36% de los pacientes32, y no están asociados con una mayor mortalidad precoz, aunque en pacientes con disfunción ventricular podrían ser un marcador de mortalidad a medio y largo plazo33,34. Las taquicardias ventriculares sostenidas (TVS) son monomorfas en el 53% de los casos, relacionándose con escaras o zonas cicatriciales (isquémicas o por suturasincisiones). Por suerte, la incidencia de estas arritmias graves es pequeña, del 0,4-1,98%, en alguna serie se habla del 3,1%35 o hasta el 8,5%36. El pico de incidencia de la TVS se sitúa en las 48h del postoperatorio (media 3,9 días)32. Su aparición tardía a partir de las 48–72h de la intervención se asocia a un peor pronóstico, con mortalidad hospitalaria del 16,7–44,4%32,35, una recurrencia del 40% y un riesgo de muerte súbita a los 24 meses del 20%36,38. La FV suele aparecer en las primeras 24h y generalmente es reflejo de una situación clínica grave (bajo gasto, infarto perioperatorio grave…)37, con una alta mortalidad38.
FisiopatologíaLas arritmias ventriculares se han relacionado en un 98% de los casos con factores perioperatorios37 como la presencia de inestabilidad hemodinámica, alteración hidroelectrolítica, hipoxemia, hipovolemia, isquemia e infartos perioperatorios, oclusión de injertos coronarios, síndrome de reperfusión poscirculación extracorpórea (CEC) y efectos proarrítmicos derivados del uso de inotrópicos o fármacos antiarrítmicos, e incluso la mala posición del catéter de Swan-Ganz (debe considerarse esta posibilidad en arritmias inexplicables). Sólo un 2% de los casos son primarios, sin factores predisponentes aparentes, postulándose como mecanismos el daño de repercusión de la CEC o la oclusión silente de injertos coronarios.
Factores de riesgoExiste una población de riesgo que puede extrapolarse del análisis de los diversos estudios. El análisis multivariante de la serie más amplia32 muestra como factores independientes de TVS en el postoperatorio: baja fracción de eyección (pacientes con una FE<35% tienen cinco veces más riesgo que pacientes con FE>50%), el sexo femenino (riesgo cercano al doble, atribuido a una intervención más compleja con vasos de menor tamaño y una menor tasa de revascularización), mayor duración de la CEC, la presencia de hipertensión arterial pulmonar o sistémica. En otras series la TVS se ha relacionado con el desarrollo de un infarto perioperatorio, la cirugía combinada o la revascularización de territorios previamente infartados32,35,39 (Tabla III).
Factores de riesgo de arritmias ventriculares postoperatorias
Factores preoperatorios | |
– | Sexo femenino |
– | HTA |
– | Hipertensión pulmonar |
– | Disfunción de VI |
Factores intraoperatorios | |
– | Tiempo de CEC |
– | Tiempo de isquemia |
– | Cirugía combinada |
– | Revascularización de territorios infartados |
Factores postoperatorios | |
– | Infarto perioperatorio |
HTA: hipertensión arterial; VI: ventrículo izquierdo; CEC: circulación extracorpórea.
Múltiples factores pueden influir en la aparición de algún tipo de arritmias en el postoperatorio, sin embargo la evidencia científica no es constante a la hora de demostrar su influencia. En la última década, se han publicado numerosos estudios sobre la prevención de la FAP evaluando métodos farmacológicos y no farmacológicos. Aunque muchos son aleatorizados y algunos multicéntricos, se caracterizan por la elevada heterogeneidad en el diseño al manejar diferentes definiciones, objetivos, tiempos de observación, métodos diagnósticos y población quirúrgica. Diversos metaanálisis y la realización de guías para la prevención y manejo de la FAP han tratado de poner orden. Existen pocos estudios aleatorizados sobre protocolos de profilaxis de las arritmias ventriculares, y éstas han sido tratadas de forma conjunta con la FAP.
En un metaanálisis, Zimmer, et al.40 mostraron que la profilaxis reduce la incidencia de FAP, con la consecuente reducción de estancia y costes, sin embargo, no se mostró reducción en la tasa de ACV ni en la morbimortalidad. Esto puede explicarse por la presencia de otros factores de riesgo asociados o por los efectos secundarios de algunas terapias. Los fármacos que muestran de forma más consistente la reducción en la incidencia de FAP son los β-bloqueadores, el sotalol y la amiodarona. Los β-bloqueadores se han relacionado con una reducción de la mortalidad, aunque el único relacionado con la incidencia de ACV ha sido la amiodarona. La profilaxis también reduce la incidencia de arritmias ventriculares, pero no se ha observado una reducción en la mortalidad41. A pesar de los resultados concluyentes y las recomendaciones de las guías, la implantación de medidas profilácticas es muy escasa, como se ve en una reciente encuesta en cirujanos cardíacos canadienses42, donde sólo el 58% introducía los β-bloqueadores en el postoperatorio, siendo la principal causa de rechazo la creencia en la falta de evidencia.
Algunas medidas profilácticas son de utilidad general, pero otras, situadas en el límite del riesgo-beneficio y/o coste-beneficio, deben reservarse a la población de alto riesgo atendiendo a los factores desencadenantes con anterioridad mencionados y en los que pueden ser útiles las escalas de riesgo. Se han de corregir factores precipitantes, como los niveles de potasio (y magnesio) durante el postoperatorio, en especial en los pacientes tratados con diuréticos o en insuficiencia renal5. Un estudio multicéntrico43 observó un incremento del riesgo de arritmias perioperatorias con niveles de K+ inferiores a 3,5mmol/l con una OR de 2,2 para el desarrollo de arritmias graves y de 1,7 para el de FA postoperatoria o flutter. Es recomendable la realización de un ECG para evaluar la onda T y el intervalo QT en aquellos pacientes con tratamiento antiarrítmicos, en especial si presentan bradicardia, ya que se ha asociado con un mayor desarrollo de taquicardia ventricular tipo torsade de pointes.
Existen una serie de recomendaciones respecto a las medidas farmacológicas y no farmacológicas que deben ser consideradas (Tablas IV y V).
Recomendaciones farmacológicas para la prevención de las taquiarritmias postoperatorias
– | Todos los pacientes sometidos a cirugía cardíaca, que no tengan contraindicación, deben ser tratados con fármacos β-bloqueadores, y éstos se deben reiniciar en el postoperatorio si se tomaban previamente (recomendación clase I; nivel de evidencia A) |
– | En pacientes de alto riesgo, se puede administrar amiodarona como profilaxis durante el preoperatorio. En estos pacientes se puede asociar a β-bloqueadores, recomendándose mantener los cables epicárdicos por si aparece bradicardia (recomendación clase IIa; nivel de evidencia A) |
– | El sotalol puede usarse como profilaxis de taquiarritmias postoperatorias, sin grandes efectos adversos, aunque se debe vigilar la aparición de efectos secundarios (recomendación clase I; nivel de evidencia B) |
– | Las estatinas, dados sus beneficios adicionales, deberían ser usadas de forma rutinaria salvo intolerancia (recomendación clase I; nivel de evidencia B) |
– | El uso de fármacos antiinflamatorios y antioxidantes (PUFA, N-acetilcisteína, vitamina C) parece prometedor, aunque faltan estudios para afianzar su uso profiláctico (recomendación clase IIa; nivel de evidencia B) |
– | La asociación de magnesio perioperatoria parece útil en la profilaxis de taquiarritmias auriculares y ventriculares (recomendación clase IIa; nivel de evidencia A) |
– | La estimulación biauricular durante 3–5 días por encima de la frecuencia nativa, puede prevenir la aparición de FA postoperatoria. Los cables deben colocarse adecuadamente para evitar complicaciones (recomendación clase I; nivel de evidencia A) |
– | No se recomienda la estimulación auricular unicameral aislada para la profilaxis de FA postoperatoria (recomendación clase IIb; nivel de evidencia B) |
– | Ni los calcioantagonistas (recomendación clase IIb; nivel de evidencia A) ni la digital (recomendación clase III; nivel de evidencia A) se han mostrado útiles en la prevención de taquiarritmias |
Recomendaciones no farmacológicas para la prevención de las taquiarritmias postoperatorias
– | La cirugía de revascularización coronaria sin circulación extracorpórea parece reducir la incidencia de arritmias ventriculares y supraventriculares, aunque esta evidencia no es aún concluyente excepto para grupos de pacientes de edad avanzada. El uso de esta técnica debe basarse en criterios diferentes de los de esta indicación (recomendación clase IIa; nivel de evidencia A) |
– | Parece preferible una hipotermia ligera (32–34 °C) a la hipotermia moderada (26–28 °C) en la prevención de arritmias perioperatorias (recomendación clase IIa; nivel de evidencia B) |
– | La cardioplejía sanguínea con sustratos parece proteger contra el desarrollo de arritmias ventriculares postoperatorias, pero no está claro que el tipo de cardioplejía influya en la aparición de FA postoperatoria. Realizar preacondicionamiento isquémico asociado a cardioplejía parece disminuir también la incidencia de FA (recomendación clase IIa; nivel de evidencia C) |
– | El empleo de fármacos antiinflamatorios, fundamentalmente corticoides, durante la cirugía previene la FA postoperatoria (recomendación clase IIa; nivel de evidencia B) |
– | Se recomienda la administración de amiodarona en bolus de 300mg cuando la desfibrilación tras clampaje aórtico no es eficaz (recomendación clase I; nivel de evidencia C). Para otros fármacos (lidocaína, adenosina, esmolol, magnesio) los resultados no son concluyentes (recomendación clase IIa; nivel de evidencia C), lo mismo que para la administración de soluciones glucosa-insulina-potasio (recomendación clase IIa; nivel de evidencia C) |
– | Es conveniente el empleo de circuitos biocompatibles recubiertos de heparina junto con filtros arteriales de desleucocitación para disminuir la probabilidad de FA postoperatoria (recomendación clase IIa; nivel de evidencia A) |
– | La analgesia torácica postoperatoria con catéter epidural podría disminuir la aparición de arritmias relacionadas con la cirugía cardíaca, aunque los resultados no son concluyentes (recomendación clase IIb; nivel de evidencia B) |
– | No existe evidencia de que dejar intacta la grasa preaórtica durante la cirugía o disecar la grasa de cava superior, aorta y arteria pulmonar para provocar denervación sean factores que disminuyan la incidencia de FA postoperatoria (recomendación clase IIb; nivel de evidencia A) |
– | La pericardiotomía posterior con drenaje pleural parece disminuir la tasa de FA postoperatoria pese a que puede tener otros efectos indeseables (recomendación clase IIb; nivel de evidencia B) |
Los bloqueadores de los receptores β-adrenérgicos actúan sobre los receptores adrenérgicos cardíacos (β1) que median el sistema simpático (agentes clase II de Vaughan-Williams44). La activación simpática del postoperatorio se ha relacionado con la aparición de arritmias, por ello parecen especialmente útiles para esta situación. Existen más de 30 ensayos aleatorizados y más de tres metaanálisis donde se han evaluado diversos fármacos (metoprolol, propranolol, atenolol…) con diversas modalidades de aplicación, lo que deriva en cierta heterogeneidad en los protocolos. Además en algunos de ellos se excluyeron pacientes típicos de cirugía cardíaca (EPOC, disfunción de ventrículo izquierdo…). Pese a ello, existe una clara reducción en la incidencia de FA postoperatoria en comparación con el placebo, y los pacientes que han recibido tratamiento β-bloqueador hasta la cirugía y a los que se suspende después tienen una mayor incidencia de FA.
Los metaanálisis muestran una incidencia de FAP en el grupo con β-bloqueadores del 19 frente a 33% del grupo control45, lo que supone un número necesario de tratamiento (NNT) para evitar un episodio de FA postoperatoria de sólo siete pacientes5. Paralelamente, se ha observado una reducción en la estancia hospitalaria, coste y morbimortalidad1,45,46, aunque en otros estudios no se demuestran beneficios en la prevención de infarto, mortalidad global o reducción de ingreso hospitalario48. Un estudio prospectivo de 60 pacientes demostró que bajas dosis de propanolol (10mg/6h) reducían la incidencia de arritmias ventriculares y auriculares49. Los estudios de su asociación con digital o su uso frente a digital, propafenona o calcioantagonistas son muy pequeños y limitados para evaluar conclusiones47. Las guías recomiendan, si no existe contraindicación o intolerancia, el uso de tratamiento β-bloqueador en pacientes isquémicos, en especial si presentan disfunción ventricular, dado su efecto protector miocárdico y antiarrítmico, medida que podría generalizarse a todos los no isquémicos.
SotalolEl sotalol posee propiedades β-bloqueadoras y bloquea-dora de los canales de potasio (agente clase III). Los estudios de sotalol frente a placebo muestran una evidente reducción de la FAP. La comparación con el tratamiento β-bloqueador es inconsistente en los estudios aleatorizados, aunque sí parece ser superior en los metaanálisis (OR: 0,42; IC 95%: 0,26-0,65; p<0,001)45,50. Suele ser bien tolerado, con una tasa de efectos adversos sólo ligeramente superior a la de los β-bloqueadores (hipotensiónbradicardia 5,9–6% vs 1,9-2,9% del control)47,51,52, sobre todo a dosis de 40mg/8h u 80mg/12h.
AmiodaronaLa amiodarona es un agente clase III que inhibe múltiples receptores de forma no competitiva (α y β) y canales iónicos (K+, Ca++), actuando sobre el aumento del tono simpático del postoperatorio. Se han publicado unos 20 estudios aleatorizados y tres metaanálisis. La mayoría de los estudios muestran eficacia preventiva si se administra vía oral 7 días antes a la intervención. Cuando se analiza su eficacia en dosis endovenosas u orales durante el postoperatorio muestra una reducción en la incidencia de FAP, estancia y costes hospitalarios42,53. Los metaanálisis muestran una reducción de la FAP del 33,2–37% (en el grupo control) a un 19,8–22,3% en el grupo con amiodarona45,50, lo que supone un NNT de siete pacientes para prevenir un episodio de FA postoperatoria.
La amiodarona tiene escasos efectos proarrítmicos, siendo la bradicardia la principal causa de abandono. Se ha visto una mayor incidencia de bradicardia e hipotensión cuando se administra de forma endovenosa, la dosis supera 1g/día, una rápida velocidad de infusión y el uso concomitante de β-bloqueadores54. El efecto hipotensor parece estar en relación con el excipiente de los preparados endovenosos. Su seguridad ha quedado de manifiesto tras la publicación del estudio PAPABEAR55. Un resultado secundario de este estudio fue una reducción en la incidencia de arritmias ventriculares sostenidas en el grupo que recibió profilaxis con amiodarona respecto al grupo control (con una incidencia del 2,6%).
El mayor problema para su uso profiláctico es la necesidad de un periodo de carga oral 1 semana antes de la cirugía (el régimen del PAPABEAR es de 10mg/kg orales desde 6 días antes de la intervención a 6 días después). Por ello, y por los posibles efectos adversos, se ha propuesto limitar la aplicación de estos protocolos a los pacientes de alto riesgo de FA postoperatoria. No está clara su ventaja respecto al tratamientò-bloqueador, ya que los estudios en este sentido son pocos y limitados, con muchos pacientes recibiendò-bloqueadores de forma simultánea.
Antagonistas de los canales del calcioLos calcioantagonistas no dihidropiridínicos (clase IV) como el diltiazem y el verapamilo han sido evaluados por su potencial reducción de la isquemia auricular. Los estudios aleatorizados no han mostrado beneficio respecto a placebo47, aunque, por el contrario, un meta-análisis sí ha mostrado la reducción en la incidencia de FA postoperatoria56. Se han observado efectos adversos en postoperatorio inmediato como bloqueo AV y bajo gasto, por ello su uso como profilaxis aún debe ser estudiado mejor57.
MagnesioLa depleción de magnesio intracelular es común tras la cirugía cardíaca, asociándose esta depleción a una mayor incidencia de taquiarritmias ventriculares y auriculares58. El sulfato de magnesio parece tener también un papel preventivo y terapéutico en las taquicardias ventriculares posreperfusión59, sobre todo las de morfología abigarrada tipo torsade de pointes. Los estudios que han comparado el suplemento de magnesio frente a placebo o tratamiento habitual son pequeños, heterogéneos, con diversos protocolos de suplementación del magnesio, y con uso concomitante de β-bloqueadores47. El régimen que parece más eficaz es el uso de 6mmol de sulfato de magnesio en 100ml de fisiológico administrados el día previo, tras la salida de CEC, y diarios hasta el cuarto día5. Aunque hay una tendencia al beneficio, este no es consistente. Tres recientes metaanálisis60-62 sí confirman la reducción de la incidencia de FAP de un 30 al 20%, con un NNT en torno a 13 pacientes. En uno de ellos62 se muestra la reducción de hasta un 48% en la frecuencia de arritmias ventriculares con la adición profiláctica de magnesio, aunque el estudio tiene una gran heterogeneidad en el diseño. Otros estudios no han conseguido demostrar que su administración intraoperatoria, en aquellos pacientes ya sometidos a tratamientò-bloqueador, suponga una ventaja con respecto al tratamiento aislado con β-bloqueadores pre y postoperatorio para la profilaxis de FAP63, y en otro no se observó ventaja adicional frente a sotalol64.
AntiinflamatoriosLa inflamación relacionada con el proceso quirúrgico se considera uno de precipitantes de las arritmias postoperatorias. Los corticoides se han evaluado en varios estudios; en uno de ellos, multicéntrico, se demostró que el uso de una sola dosis de 100mg de hidrocortisona cada 6h los primeros 3 días reduce la incidencia de FAP frente a placebo65. Otros grupos han usado 1g de metilprednisolona seguidos o no de dexametasona66,67 con idénticos resultados, aunque en una población pequeña (véase medicación intraoperatoria).
Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) han mostrado una reducción de la FAP significativa (del 28,6 al 9,8%; p<0,017) en estudio aleatorizado de 100 pacientes coronarios, recibiendo el tratamiento endovenoso (ketorolaco 30mg/6h) y posteriormente oral (ibuprofeno 400–600mg/8h, según tolerancia) en el postoperatorio68. El naproxeno no ha demostrado estos beneficios69. En otros estudios observacionales se vislumbra su eficacia potencial30. Los estudios son limitados para evaluar las potenciales complicaciones, en especial la nefrotoxicidad potencial de los AINE57, y se precisa de estudios mayores para establecer el riesgo-beneficio.
EstatinasEl uso de las estatinas se basa en su potencial efecto antioxidante-antiinflamatorio, mostrando en diversos estudios observacionales una reducción en la mortalidad e incidencia de FAP57, confirmando los resultados vistos en población no quirúrgica. El estudio aleatorizado ARMYDA-3, en pacientes de cirugía cardíaca, aunque pequeño, mostró una reducción del 61% de FAP con 40mg/día de atorvastatina desde 7 días antes de la cirugía y continuando después70. Estos hallazgos han sido confirmados por otros como Marín, et al.71 y Ozaydim, et al.72. Un reciente estudio observacional español ha observado también el beneficio del uso de estatinas en la reducción de la FAP73. El metaanálisis de 31.750 pacientes de Liakopulos, et al. (3 estudios aleatorizados y 16 observacionales) apunta igualmente en este sentido74. Otros estudios señalan un efecto proarrítmico75,76, pero confirman los benéficos en morbimortalidad.
Aceites de pescadoLos ácidos grasos N3 poliinsaturados (PUFA) han mostrado, en estudios experimentales y observacionales de población no quirúrgica, reducción en la incidencia de FA, relacionándose su efecto con la modulación de la conexina-40 auricular (elevada entre los pacientes con FA postoperatoria)77. Un estudio aleatorizado de 160 pacientes ha mostrado su beneficio (dosis de 2g/día desde 5 días previos hasta el alta) en la reducción de FAP tras cirugía coronaria78.
Inhibidores del sistema renina-angiotensinaaldosteronaEl sistema renina-angiotensina-aldosterona parece que desempeña un papel en el remodelado auricular, y diversos trabajos, experimentales y en población no quirúrgica, con inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (IECA) y antagonistas de los receptores de la angiotensina (ARA II), muestran una protección frente al desarrollo de nueva FA, el favorecimiento de la cardioversión eléctrica y la disminución de recurrencias tras ella, en especial en pacientes con insuficiencia cardíaca. En cirugía cardíaca no hay datos concluyentes, aunque de alguna serie publicada se puede deducir el efecto beneficioso de su continuación, aunque no alcanzan la significación30,79,80. Como en el caso de las estatinas, otros estudios observacionales muestran un efecto contrario (atribuido en este caso a la hipotensión secundaria a la vasoplejía que ocasionan tras CEC).
Otros fármacos antioxidantesSe ha evaluado el posible efecto profiláctico de algunos otros fármacos antioxidantes con la finalidad de reducir el estrés oxidativo auricular del contexto postoperatorio. El ácido ascórbico (vitamina C) parece reducir la incidencia de FAP y podría tener un efecto coadyuvante81,82 a los β-bloqueadores (reducción de FAP del 26 al 4%). El efecto de la N-acetilcisteína se ha tratado con mayor profundidad, y en estudio aleatorizado frente a placebo de 115 pacientes muestra su capacidad de reducción de la FAP del 21 al 5%83. Estos hallazgos son confirmados en un metaanálisis reciente de Baker, et al.84, con una disminución de FAP de un 36% en tratamiento postoperatorio y un NNT de 13, aunque no muestra beneficios en cuanto a ACV, estancia hospitalaria, fracaso renal o mortalidad.
DigitalEl beneficio de la digital sobre la actividad vagal queda limitado en el postoperatorio debido al incremento del tono simpático. Los escasos estudios tienen serias limitaciones metodológicas, con resultados contradictorios. El análisis de los diversos metaanálisis muestra, de forma consistente, su falta de utilidad como profilaxis.
Medidas no farmacológicasEstimulación auricularEl retraso en la conducción intraauricular, puesto de manifiesto como una prolongación de la onda P, y el aumento de la actividad ectópica auricular preceden al desarrollo de FAP85. La estimulación eléctrica cardíaca puede inhibir los latidos prematuros, y el estímulo biauricular puede cambiar los patrones de activación evitando la reentrada intraauricular86,87. Varios estudios aleatorizados y los metaanálisis5,88 han mostrado un beneficio en la reducción de FAP (OR: 0,51; IC 95%: 0,36-0,72) con estimulación biauricular comparada con placebo o estimulación de aurícula derecha. El efecto general fue una tendencia no significativa a la reducción de la incidencia de FAP, de 34,8% en el grupo control a 24,6% en los pacientes con marcapasos. La estimulación biauricular fue la única que demostró de forma aislada una diferencia significativa en la prevención de arritmias auriculares, reduciendo la tasa de FA desde una media de 35,3% en el grupo control a 17,7% en el grupo con estimulación45,50,89. El protocolo de estimulación puede ser de activación moderada entre 80–100lpm o bien con algoritmo de sobreestimulación ligeramente superior al ritmo de base, iniciándose dentro de las primeras 24h hasta 3–4 días. Los cables epicárdicos temporales de aurícula derecha suelen colocarse cerca del nodo sinusal; los de aurícula izquierda bien entre las venas pulmonares, o cerca del haz de Bachmann (véase medidas intraoperatorias). A pesar de diversos efectos secundarios reflejados (pérdida de captura, estimulación diafragmática y proarritmia con inducción de latidos prematuros auriculares), su tasa es baja, y el mayor inconveniente es la necesidad de monitorización adicional88,90. También se han ensayado diversos modos de estimulación (AAT, AAI, DDD).
Hay que tener en consideración también que el hecho de colocar electrodos epicárdicos en aurícula izquierda, técnica no rutinaria, puede aumentar la morbilidad de estos pacientes, aunque los casos comunicados han sido mínimos (taponamiento pericárdico y lesión de injerto aortocoronario)91.
Cirugía sin circulación extracorpóreaLa cirugía cardíaca sin CEC (off-pump), bien sea por esternotomía o por toracotomía izquierda (mid-CAB), desencadena una menor reacción inflamatoria que la cirugía convencional con CEC. Las arritmias en estos pacientes se asocian a la luxación excesiva del corazón, el aumento de presión local durante las maniobras de inmovilización, la revascularización de la coronaria derecha sin shunt intracoronario, etc., además del mecanismo inflamatorio de la propia cirugía. Respecto al desarrollo de taquiarritmias supraventriculares, más concretamente FA, ha sido objeto de diversas publicaciones comparando la cirugía convencional con la de mínima invasión, pero la mayoría de artículos hacen análisis retrospectivos y no aleatorizados. En la publicación de Hernández, et al.92, con 7.867 pacientes de cuatro centros, se encuentra una diferencia pequeña pero significativa a favor de la cirugía sin CEC en cuanto al desarrollo de FAP (21,2 vs 26,3%). En los estudios aleatorizados los resultados son dispares93-95. Los metaanálisis encuentran ventaja en el uso de cirugía sin CEC tanto en población general no seleccionada como en los subgrupos de alto riesgo, en especial de edad avanzada de más de 70años96,97. Sin embargo, esta diferencia no se evidencia si el metaanálisis se realiza únicamente a partir de los estudios con mayor calidad metodológica50. En conclusión, parece existir cierta ventaja en la revascularización miocárdica sin CEC en cuanto a la aparición de FAP, pero los resultados no son concluyentes, excepción hecha de los grupos de alto riesgo91. En cuanto a la técnica mid-CAB, las series son cortas y muy seleccionadas (pacientes de bajo riesgo, jóvenes), lo que no permite su comparación. La incidencia de arritmias ventriculares postoperatorias no está claramente identificada en la literatura.
TemperaturaLa hipotermia, método protector durante la cirugía cardíaca para minimizar los daños cerebrales, miocárdicos y sistémicos, induce arritmias ventriculares. En los últimos años se ha observado que una hipotermia moderada (alrededor de 28 °C) no produce beneficios adicionales frente a unos niveles más ligeros (sobre 32–34 °C), en términos de protección cerebral o miocárdica. Con estos niveles de hipotermia ligera se consigue disminuir la frecuencia de arritmias ventriculares, consiguiendo más desfibrilaciones espontáneas al final del tiempo de oclusión aórtica98. En la cirugía de corrección de defectos congénitos que requiere hipotermia profunda asociada a algún periodo de parada circulatoria no parece existir mayor tasa de arritmias ventriculares99.
En cuanto a la incidencia de FAP, existe un único estudio aleatorizado de Adams, et al.100 que demuestra que, en pacientes coronarios, la tasa de FAP fue menor en el grupo en que se usó menor hipotermia (21,9% a 34 °C vs 41,5% a 28 °C). Los autores atribuyen la mayor incidencia de FAP a un incremento del tono simpático durante el recalentamiento en los pacientes que sufrieron mayor hipotermia. Algunos otros estudios han revisado retrospectivamente la incidencia de FAP en pacientes sometidos a hipotermia profunda sin encontrar datos concluyentes.
Protección miocárdicaLa cardioplejía sanguínea, y más aún en su forma caliente, parece ser superior a las otras en la disminución de las arritmias ventriculares, sobre todo si se acompaña de infusión de sustratos estabilizadores de membrana y quelantes del calcio, que minimicen el daño de reperfusión. Incluso en aquellos pacientes con daño isquémico grave que presentan TV/FV incesante tras la oclusión aórtica, G. Buckberg recomienda el uso de infusión de solución cardiopléjica caliente con sustratos de complejo piruvato-deshidrogenasa (CPD) y aspartato/glutamato como tratamiento para recobrar el ritmo normal (cardioplejía secundaria). Como contrapartida, el uso de estos sustratos está asociado a bloqueos en la conducción tanto auriculoventricular como de las ramas ventriculares; para evitar este efecto y el déficit contráctil que puede producirse por la disminución del calcio circulante, es recomendable mantener niveles de calcio iónico superiores a 1,5 mM al final de la CEC.
En relación con la incidencia de arritmias supraventriculares, se han publicado varios estudios controlados y aleatorizados. En la mayoría de ellos no se presenta una diferencia significativa en la disminución de FAP comparando isquemia intermitente con cardioplejía cristaloide, o ésta con cardioplejía sanguínea91,101. Sólo Pehkonen, et al.102 demostraron una menor incidencia de FA con cardioplejía fría frente a infusión caliente en un pequeño número de casos.
Existen publicaciones que señalan que el preacondicionamiento isquémico sería útil para prevenir FAP asociado a cardioplejía sanguínea, pero no así cuando se asocia a oclusión aórtica intermitente durante la revascularización miocárdica103.
Medicación intraoperatoriaLas medidas farmacológicas durante la CEC pueden disminuir las arritmias por dos mecanismos: disminución de la inflamación y estabilización de la membrana celular.
Para la inflamación de la cirugía se han utilizado intraoperatoriamente, durante la CEC, aprotinina y corticoides. En un metaanálisis con revisión sistemática de estudios aleatorizados104 se concluye que la aprotinina, además de disminuir el sangrado postoperatorio y las necesidades de transfusión, presenta una tendencia a la disminución de aparición de FAP, sin aumentar la mortalidad de los casos en los que se empleó. Esta reducción de incidencia de arritmias auriculares es significativa cuando se asocia a otros métodos antiinflamatorios como los filtros de desleucocitación105. Sin embargo, otros estudios retrospectivos y observacionales más recientes no han conseguido demostrar que la aprotinina tenga efectos sobre la FAP, incluso en la cirugía con hipotermia profunda y parada circulatoria. La administración de corticoides (equivalentes a 5g de hidrocortisona) disminuye la tasa de arritmias supraventriculares65,106; dosis inferiores no parecían tener tanto efecto, y en cambio dosis superiores no aportaban beneficio, aumentando los posibles efectos secundarios. El nitroprusiato sódico tiene también efecto antiinflamatorio, y en un estudio aleatorizado con muestra reducida se ha visto la reducción de FAP si se aplica durante 1h en el periodo de reperfusión107.
En relación con reducir la excitabilidad de los miocitos cardíacos durante el proceso de isquemia-reperfusión asociado a la cirugía cardíaca, además de los sustratos incluidos en las soluciones cardiopléjicas, se han administrado otros fármacos para prevenir o tratar arritmias ventriculares tras la oclusión aórtica. Es tradicional el empleo de lidocaína como tratamiento adyuvante de estabilización eléctrica cuando no se consigue desfibrilación adecuada tras la desoclusión de la aorta o cuando la inestabilidad del ritmo favorece inmediata aparición de TV/FV; sin embargo, no existe evidencia adecuada de su eficacia en esta situación. En los últimos años se ha analizado la eficacia de prevención y tratamiento de arritmias ventriculares post-CEC con fármacos de mecanismo de acción dispar, entre ellos adenosina, β-bloqueadores de acción corta (esmolol), anticálcicos no dihidropiridínicos y fundamentalmente con amiodarona, que se considera el fármaco de elección actual (dosis de 300mg en bolus si la tercera descarga de desfibrilación no ha sido eficaz).
Las soluciones repolarizantes de glucosa-insulina-potasio no han evidenciado un claro beneficio con su empleo. Los estudios controlados y aleatorizados más amplios no son coincidentes a la hora de señalar si dicho tratamiento previene la incidencia de arritmias ventriculares o FAP108-110.
Circuitos biocompatiblesCircuitos biocompatibles que usan recubrimientos especiales (heparinoides, inhibidores de activación de adhesinas de leucocitos…) consiguen menor activación del complemento y menos liberación de citocinas, y, por lo tanto, menor respuesta inflamatoria. En estudios controlados con el empleo de circuitos biocompatibles mostraron menor incidencia de arritmias auriculares postoperatorias hasta en un 50%111,112. Svenmarker, et al. demostraron reducción de FAP con el empleo de un determinado tipo de circuito, tras analizar varios113. Como se ha comentado, el empleo de filtros arteriales de desleucocitación en la CEC asociado a infusión de aprotinina, también ha demostrado disminuir la activación inflamatoria lo suficiente para que la incidencia de FAP sea inferior frente a pacientes a los que se administró solamente aprotinina105,114.
Técnica operatoria. IncisionesLa técnica operatoria influye en la aparición de arritmias durante la cirugía cardíaca. En pacientes sometidos a reintervención, las maniobras de despegamiento de adherencias deben ser cuidadosas, y si se emplea electrobisturí, sus aplicaciones no deben superar pocos segundos de forma continua, usando energías bajas, para evitar la aparición de FV.
Los lugares de canulación venosa parecen tener poca influencia en el desarrollo posterior de arritmias postoperatorias. Existen grupos que han preconizado la canulación en las venas cavas, pero no existe evidencia de que esto prevenga la aparición de arritmias auriculares por macrorreentrada12. Las maniobras realizadas para la introducción de drenaje de cavidades izquierdas a través de vena pulmonar superior derecha están asociadas a una mayor incidencia de FAP12,13. El drenaje de cavidades izquierdas a través de la punta del ventrículo ha ido cayendo en desuso debido a la posibilidad de aparición de seudoaneurismas ventriculares; sin embargo, no se ha demostrado que éstos o la posible cicatriz residual fuera fuente de arritmias ventriculares postoperatorias.
Es discutible que la resección de la grasa preaórtica o una denervación ventral más amplia, incluyendo cava superior y arteria pulmonar, puedan alterar tanto la relación de estímulos aferentes simpáticos-parasimpáticos y con ello la incidencia de FAP. En las publicaciones de Melo115 se recomienda la denervación ventral completa para prevenir la FA, aunque otros autores, como Breda116, no han encontrado tal beneficio en estudios de casos y controles. Existen otros autores que recomiendan dejar intacta la grasa preaórtica, bajo la hipótesis de que las terminales parasimpáticas disminuyen la posibilidad de desarrollo de FA por estímulo adrenérgico. Los resultados de la bibliografía son contradictorios: en un estudio aleatorizado de 55 pacientes se observó a las 72h una menor incidencia de FAP117, sin embargo, en otro algo mayor, el estudio AFIST-III, con seguimiento de 30 días, estas diferencias no se observaron118.
La localización de las atriotomías y sus cicatrices posteriores pueden ser obstáculos que faciliten la aparición de flutter auricular por macrorreentrada. Esto es muy importante en la cirugía pediátrica con gran manipulación de las aurículas. En este sentido se recomienda que las atriotomías derechas se realicen preferentemente paralelas a la cresta terminal y amplia, uniendo ambos orificios de desembocadura de las venas cavas para evitar la aparición de istmos residuales. La atriotomía transeptal, que engloba el techo de la aurícula (Guiraudon), suele seccionar el fascículo de Bachmann y, por lo tanto, incrementa la incidencia de disfunción en la conducción sinoatrial, siendo en la mayoría de los casos transitoria, con recuperación en 48–72h, aunque en un 12% quedan en ritmo nodal119.
La ablación concomitante de las venas pulmonares y otras lesiones tipo Maze, asociado a los procedimientos quirúrgicos, como método de prevención de la FAP, no están por el momento estudiados.
Pericardiotomía posteriorDeterminados grupos realizan una pericardiotomía posterior para favorecer el drenaje de exudados hacia la cavidad pleural, que son evacuados mediante los tubos de drenaje pleural120,121. Se ha postulado que la acumulación de exudado pericárdico por inflamación puede generar arritmias en el postoperatorio, y con ello los posibles beneficios de esta técnica. Los estudios publicados de análisis retrospectivo no son concluyentes en este sentido. Sólo Kuralay, et al.122, en un estudio controlado, demostraron una reducción significativa de la FAP en los pacientes en los que se realizó una ventana de drenaje pleuropericárdica. Sin embargo, la presencia de otros factores que pudieron influir resultados del estudio, junto con la percepción de muchos cirujanos de que abrir las pleuras puede provocar complicaciones a largo plazo (fibrotórax, derrame pleural crónico…), hace que esta técnica no será ampliamente recomendada.
Analgesia torácica epiduralComo observamos anteriormente, el tono simpático mantenido durante el postoperatorio puede favorecer el desarrollo de arritmias tras la intervención. Por ello, la hipótesis de que la analgesia torácica epidural puede ser útil para disminuir la liberación de catecolaminas provocada por el dolor ha sido revisada en diferentes estudios, algunos de ellos controlados y aleatorizados91. Los resultados no han sido concluyentes, y sólo el de Scott, et al.123 mostró diferencias significativas en cuanto a la producción de FAP (10,2 vs 22% en el grupo control) al igual que el metaanálisis de Liu, et al.124. No parece que sea superior a la amiodarona125.
Resumen de las guías actuales en fibrilación auricular
Guías ACC/AHA/ESC 2006 | Guías EACTS 2006 | Guías ACCP 2005 | |||||||
Fuerza | Evidencia | Evidencia | Estudios | Fuerza Recomendación | Evidencia | Beneficio | |||
Clase I | Tratamiento con β-bloqueadores a pacientes que se someterán a cirugía cardíaca | Nivel A | Tratamiento con β-bloqueadores en todos los pacientes Si lo toman deben continuarlo hasta la mañana de la cirugía e iniciados el 1.er DPO o posterior | Grado A | 1a | Se recomienda el uso de β-bloqueadores para los que precisen profilaxis FA o su reinicio si tomaban previamente | A | Bastante | Sustancial |
Control de la frecuencia con bloqueadores del nodo AV | Nivel B | Sotalol puede ser más eficaz que β-bloqueadores sin grandes efectos adversos | Grado A | 1b | Se puede usar sotalol pero vigilando toxicidad | B | Buena | Intermedio | |
Clase IIa | Administración de amiodarona preoperatoria en pacientes de alto riesgo | Nivel A | Se debe usar amiodarona en pacientes que no pueden tomar β-bloqueadores | Grado A | 1a-1b | La estimulación biauricular puede ayudar a prevenir la FA | B | Buena | Pequeño |
Es razonable Cardioversión farmacológica con ibutilida o eléctrica como en pacientes no quirúrgicos | Nivel B | En pacientes de alto riesgo que toman β-bloqueadores se puede asociar amiodarona. Se deben mantener los cables de marcapasos por si hay bradicardia | Grado A | 1b | En pacientes con disfunción ventricular se puede revertir con amiodarona | E/C | Poca | Intermedio | |
Es razonable usar antiarrítmicos en FA recurrente o refractaria | Nivel B | La estimulación biauricular reduce la incidencia de FA. Se deben colocar con cuidado para evitar complicaciones | Grado A | 1b | En pacientes sin fallo cardíaco se puede revertir con amiodarona, sotalol o ibutilida, o clase Ia | C | Poca | Intermedio | |
Es razonable usar anticoagulants como se recomienda en pacientes no quirúrgicos | Nivel B | La estrategia de estimulación auricular es de 80–90lpm (mayor si la frecuencia nativa es mayor) durante 3–5 días | Grado B | 1b | Continuar antiarrítmicos 4–6 semanas | E/C | Poca | Pequeño | |
Se puede asociar la profilaxis con magnesio para reducir la incidencia de FA | Grado A | 1b | Se pueden usar β-bloqueadores para control de la frecuencia como primera línea | B | Poca | Intermedio | |||
Una estrategia aceptable es dar 6mmol de sulfato de magnesio preoperatoriamente, justo tras la CEC y una vez al día durante 4 días | Grado B | 1b | Los calcioantagonistas son los fármacos de segunda línea para control del ritmo | B | Poca | Intermedio | |||
La revascularización sin CEC reduce la incidencia de FA | Grado A | 1a-1b | La amiodarona puede ser la alternativa a β-bloqueadores y ACC para control ritmo | I | Poca | Pequeño | |||
Clase IIb | Se podría usar sotalol en pacientes en riesgo de desarrollar FA | Nivel B | No se recomienda la estimulación auricular derecha para reducir la incidencia de FA | Grado A | 1b | No se deben usar calcioantagonistas para profilaxis de FA | D | Poca | Nulo |
La pericardiectomía posterior parece reducir la incidencia de FA, pero debe ser confirmado | Grado B | 1b | No usar magnesio como profilaxis | D | Poca | Nulo | |||
Para el tratamiento no parece haber un fármaco superior, siendo seguros la amiodarona, digoxina, β-bloqueadores y diltiazem | Grado B | 2b | No usar digital como profilaxis Poco eficaz como control del ritmo | DI | Poca | Nulo | |||
La denervación ventral no parece afectar a la incidencia de FA | Grado D | 3b | No usar estimulación de AD o AI aislada como profilaxis | I | Bastante | Nulo/Poco | |||
No usar flecainida, digoxina o calcioantagonistas para reversión | I | Poca | Nulo | ||||||
No usar fármacos clase IC | D | Poca | Negativo |
DPO: día postoperatorio; ACC: antagonistas canales del calcio.