La rotura de aneurismas de aorta abdominal (AAA) suele ser una situación emergente, siendo excepcional la rotura silente, la cual representa entre un 2–4% del total de AAA rotos. Dada la clínica inespecífica y la estabilidad hemodinámica en este contexto, su diagnóstico es demorado en la práctica totalidad de los casos.
Caso clínicoVarón de 53 años, sin antecedentes de interés, comienza con lumbalgia progresiva bilateral de 1 mes de evolución con irradiación a cara interna del muslo izquierdo, refractaria a tratamiento analgésico durante ese periodo, motivo por el cual se realiza resonancia magnética (RM) lumbar para descartar un origen traumatológico, encontrándose AAA infrarrenal con una posible distorsión de pared posterior. Por este motivo, se deriva a urgencias para completar estudio radiológico, presentando a la exploración la totalidad de pulsos conservados. En angiotomografía computarizada (angio-TC) se observa un AAA de 60mm (diámetro máximo transversal) con gran hematoma retroaórtico de unos10 cm contenido en su mayoría por el psoas izquierdo. A las 6h del ingreso, persistiendo asintomático y dada la ausencia de patología relevante concomitante, se decide cirugía abierta. Se realiza clampaje infrarrenal e interposición de injerto aortobiilíaco de dacrón con endoaneurismorrafia. Sin complicaciones destacables, es dado de alta 6 días después. En el seguimiento a 3 años no ha presentado incidencias.
ConclusiónLa detección de una rotura crónica contenida de AAA obliga a un tratamiento urgente-preferente, ya que supone un riesgo vital evidente, permitiendo en estos casos, dada la estabilidad del paciente, planear la estrategia quirúrgica y valorar un tratamiento endovascular frente al quirúrgico.