La asociación de un aneurisma de la aorta abdominal con un quiste hidatídico intraabdominal es infrecuente (fig. 1). No existen casos referidos en MEDLINE. En la última década, nosotros hemos tratado satisfactoriamente a 2 pacientes con ambas enfermedades. Sus diferentes características (tabla 1) modularon la toma de decisión quirúrgica para la resolución de ambas afecciones.
Fig. 1. Tomografía computarizadaabdominal: quiste hidatídico gastroepiploico (A y B) y aneurisma de la aorta abdominal (A y C).
La cirugía en uno (simultánea) o dos tiempos (secuencial) depende de diversos criterios1,2: a) carácter del aneurisma de la aorta abdominal (urgencia o no) y de la lesión asociada (aguda, maligna); b) conocimiento preoperatorio o intraoperatorio de las lesiones; c) posibilidad técnica de tratamiento simultáneo, y d) la valoración del riesgo del tratamiento simultáneo (mayor tiempo operatorio, más pérdida de sangre o riesgo de infección). Si se opta por una cirugía secuencial, hay que pensar en: a) prioridad del tratamiento para una de las dos enfermedades; b) dilatación ideal entre intervenciones; c) riesgo de complicación de la lesión aplazada; d) tasa de morbilidad y mortalidad acumulada de dos intervenciones respecto de una, y e) el carácter benigno o maligno de la lesión aplazada.
En nuestros pacientes ninguna afección era urgente. No eran malignas, pero la historia natural de ambas lesiones evoluciona hacia la complicación con consecuencias mortales en muchos casos. A pesar de ser situaciones aparentemente similares, mientras en el primer caso fue posible una cirugía simultánea (cirugía aséptica), la contaminación intraoperartoria del segundo caso motivó una cirugía secuencial. El resultado final fue satisfactorio en ambos casos.
Correspondencia: Dr. F.S. Lozano Sánchez.
Departamento de Cirugía. Facultad de Medicina.
Alfonso X El Sabio, s/n. 37007 Salamanca. España.
Correo electrónico: lozano@usal.es
Manuscrito recibido el 20-1-2007 y aceptado el 26-7-2007.