Sr. Director:
Queremos añadir un caso más a los expuestos en la sección Cartas al Director por los Dres. López Rodríguez1 y Collera et al2 sobre un caso de adenocarcinoma de sigmoides con un tumor renal tratado en el Servicio de Cirugía del Hospital Provincial de Ávila.
Se trata de un paciente de 54 años, operado en el año 1997 por presentar un adenocarcinoma de sigmoides en fase obstructiva, al que se le practicó una intervención de Hartman. En la exploración abdominal durante la laparotomía se apreció la existencia de una masa en el riñón izquierdo. Asimismo, el paciente presentaba una eventración. En abril de 1997 se realizó una RNM, en la que se apreció una masa de unos 3 cm en la zona anterior de la región interpolar del riñón izquierdo compatible con hipernefroma.
Fue remitido a nuestro servicio para tratamiento del cierre de colostomía con restablecimiento del tránsito, reparación de la eventración y tratamiento de su tumor renal.
Durante su ingreso en el Hospital Provincial de Ávila se procedió al estudio de la masa renal mediante ecografía, TAC (fig. 1A) que demostraron la masa renal y arteriografía renal selectiva donde se apreció el tumor central, con arteria renal única y vasos tortuosos neoformados.
Fue intervenido en marzo de 1998, practicándose una nefrectomía izquierda y restablecimiento de tránsito cólico, así como eventrorrafia con prótesis de polipropileno. El estudio histopatológico del riñón fue informado como adenocarcinoma de células claras. Las revisiones realizadas al paciente hasta el momento actual son negativas en cuanto a diseminación tumoral se refiere.
El caso que presentamos corresponde a un enfermo que fue intervenido en dos tiempos, el primero de urgencia para solucionar su problema obstructivo con resección del tumor sigmoideo y en un segundo tiempo para tratar su masa renal, restablecer el tránsito y reparar la pared abdominal. Se hace constar que la masa renal no había sufrido un aumento en relación con las exploraciones previas. Se valoró qué posibilidades había de realizar una nefrectomía parcial, que en este caso no procedía al ser una masa renal central, como puede observarse en la arteriografía de la pieza operatoria (fig. 1B). Por otra parte, mencionaremos que no hubo ningún problema para implantar una prótesis con el fin de reparar la eventración, siendo la evolución postoperatoria de la herida totalmente satisfactoria sin infecciones ni rechazo de la malla.
Al igual que los citados autores, es frecuente la asociación sincrónica de cáncer de colon y riñón, siendo ésta en torno al 5%. La frecuencia del descubrimiento de tumores asociados se debe también al uso sistemático de las ecografías abdominales.