En cirugía bariátrica las técnicas laparoscópicas simples (anillas ajustables y gastroplastias) o complejas como el bypass gástrico y las derivaciones biliopancreáticas reproducen las aceptadas técnicas laparotómicas.
La técnica bariátrica ideal es de: a) baja morbilidad y mortalidad; b) buenas pérdidas de peso, usando como referencia el porcentaje de sobrepeso perdido (PSP) superior al 50%; c) duradera, a más de 5 años; d) que más del 75% de los pacientes operados tengan PSP < 50%; e) repetible por otros autores con una aceptable curva de aprendizaje; f) con mínimos efectos secundarios tanto en la calidad de vida, la ingesta, vómitos, diarreas; g) que no altere el medio interno (hierro, calcio, vitaminas, etc.), y h) que sea reversible.
Las referencias de Ballesta acerca de que las anillas (ajustables o no) sean efectivas, a largo plazo, son menos de 5 años, tiempo mínimo para evaluar cualquier técnica. La gastroplastia vertical anillada (GVA) fue efectiva a corto pero no a largo plazo1 y las publicaciones de anillas ajustables no han demostrado mejores resultados que la GVA. Muchos autores reconocen que las anillas ajustables reproducen el mecanismo de acción de la GVA. Hay múltiples informes sobre los escasos resultados a largo plazo con cualquier tipo de cirugía puramente restrictiva. El PSP a largo plazo en todos los estudios es superior con los procedimientos "complejos" tipo bypass gástrico o derivaciones biliopancreáticas que con los simples.
Ballesta refleja su experiencia muy personal de tratar la obesidad mórbida. La técnica sólo es realizada por 2 cirujanos de la ASBS (sociedad bariátrica americana) y nunca han sido publicadas. Los cirujanos americanos no han reproducido la experiencia de Molina de Houston, con 6.500 casos, porque los PSP a largo plazo no son satisfactorios. El seguimiento del 100% de Ballesta es extraordinario, siendo una serie tan amplia, pues esto es casi imposible en cirugía bariátrica ¡felicitaciones! Sus parámetros de baja morbimortalidad son muy buenos. Quedan por explicar los efectos secundarios sobre la ingesta y calidad de vida a largo plazo, siendo una técnica tan restrictiva. La técnica es reversible y obviamente la menos lesiva para el estómago y el paciente, pero no inocua, y debemos aceptar que las complicaciones o efectos secundarios no siempre son visitados o tratados por el cirujano que realizó la operación primaria. Su optimismo es comprensible, pero difícil de compartir.
La cirugía de la obesidad es una cirugía funcional, no sólo anatómica, y los resultados inmediatos no son superponibles a los de largo plazo. Es una cirugía en continuo cambio. Y ya se han realizado todas y cada una de las operaciones abiertas por vía laparoscópica, incluyendo el cruce duodenal en 1999. No es cirugía endocrina porque las glándulas endocrinas no están afectadas, ni tampoco se operan, y las técnicas habituales son las de la cirugía digestiva. No es cirugía esofagogástrica porque, aunque las técnicas sí lo sean, no lo es el tipo de paciente ni sus cuidados, además de utilizar el intestino en las técnicas complejas. No es tampoco cirugía laparoscópica aunque estamos seguros de que en el próximo futuro sólo será laparoscópica. Tan es así que la revista única de la especialidad ha añadido este año a Obesity Surgery su título Including Laparoscopy and Allied Care.
Será, sin duda, antes o después cirugía bariátrica en la que se incluirán todos los apartados: conocimientos de nutrición, técnicas de cirugía digestiva y por supuesto habilidades de la cirugía laparotómica y laparoscópica2.