Hay que felicitar a Fabregat et al por su trabajo sobre el adenocarcinoma pancreático1, siendo un centro de referencia nacional. Nos gustaría plantear algunas cuestiones:
La irresecabilidad ante invasión arterial, ¿es por criterio técnico u oncológico? Si la resección ante invasión portomesentérica o arterial esplénica está aceptada, el oncológico no será el argumento. Los autores definen invasión arterial como la presencia de contacto directo entre tumor y vaso arterial. Frecuentemente la sospecha de invasión arterial se desmiente en la histología2–4 ¿Cuál es el criterio de no resección, la invasión arterial o su posible atrapamiento?
¿Linfadenectomía curativa o pronóstica? Los autores practican una linfadenectomía radical (según Yeo et al5), y sugieren que aumentando las adenopatías resecadas aumentará la supervivencia, pero no resecan cuando el estudio intraoperatorio de adenopatías preaortocava resulta positivo. La resección es mejor paliación que la derivación6; la contraindicación de resección ante adenopatías preaortocava positivas es controvertida, entonces ¿por qué no resecar nunca?
En sus conclusiones hacen hincapié en la conveniencia de alcanzar 20 o más resecciones por año para ser considerado centro capacitado. Su serie es de 12, con resultados excelentes. En un estudio multicéntrico de 25 grupos reputados ningún centro participante alcanzó más de 20 resecciones/año, 5 realizaron más de 5, y 20 cinco o menos7. Según Brennan el 93% de los hospitales americanos tendrían que dejar de operar estos pacientes8 si se cumpliera el dintel impuesto.