Recientemente se ha puesto de manifiesto la amplia variabilidad (tanto en los registros clínicos como en las pautas y protocolos que se aplican) entre hospitales de nuestro país en el abordaje del dolor1. Sabemos que además de las diferencias atribuibles a la práctica clínica, hay una gran variabilidad personal en la percepción del dolor, variabilidad que se atribuye, entre otros, a factores psicosociales2.
En el diagnóstico y el tratamiento del dolor se han descrito diferencias en función de que el paciente sea varón o mujer. Por un lado, debidas a la percepción del estímulo doloroso3,4 y, por otro, al denominado sesgo de sexo en el esfuerzo terapéutico, que incide en un abordaje desigual en el tratamiento del dolor entre varones y mujeres5,6, muchas veces inadvertido, tanto para los profesionales como para los pacientes7.
En el caso concreto de la cirugía, es habitual encontrar que las mujeres refieran más dolor que los varones8 (estas diferencias son un factor de confusión en los ensayos con analgésicos9). En esta ocasión, nos planteamos analizar, dentro de los estudios de opinión de pacientes que venimos realizando, si hay diferencias en la percepción de la eficacia del tratamiento del dolor entre varones y mujeres.
Para llevar a cabo el estudio se preguntó a un total de 9.271 pacientes, tras el alta hospitalaria, si habían recibido un tratamiento suficiente para reducir su dolor. Respondieron 4.710 (50,8%) pacientes quirúrgicos y 4.561 (49,2%) de medicina. Adicionalmente, respondieron 2.520 pacientes de cirugía mayor ambulatoria (CMA).
Mediante la prueba de la χ2, con corrección de Yates para tablas 2×2, analizamos, en las respuestas de los varones y las mujeres, las posibles diferencias en la intensidad del esfuerzo terapéutico. Mediante regresión logística se identifica en qué medida las diferencias de sexo, edad o complejidad atendida en el centro hospitalario (diferenciando entre centros de referencia y hospitales de área) se relacionan, en cada modalidad de atención, con la percepción del paciente del tratamiento para su dolor.
El 45,3% de los pacientes quirúrgicos (tanto en el caso de cirugía con ingreso como de CMA) y el 49,9% de los de medicina que contestaron a la encuesta eran varones. Un 42% de los pacientes quirúrgicos tenían más de 60 años. El 31,6% de los pacientes de CMA y el 57,4% de los ingresados en planta de medicina también tenían más de 60 años. El perfil de quienes respondieron es similar al de los que recibieron el alta en estos mismos centros.
La mayoría de los pacientes de cirugía y medicina informan que el tratamiento para reducir el dolor fue eficaz. Sólo el 2,1% de los pacientes quirúrgicos, el 5,4% de los de CMA y el 3,5% de los de medicina afirmaron recibir un tratamiento insuficiente para su dolor. Ahora bien, en unidades de cirugía fue más frecuente que fueran mujeres quienes consideraran ineficaz el tratamiento para su dolor (el 74,5% de las mujeres frente al 25,5% de los varones; χ2=7,07; p=0,008). En cambio, en CMA el porcentaje de quienes dijeron no recibir un tratamiento eficaz para su dolor fue similar entre mujeres (57,1%) y varones (42,9%) (χ2=0,01, p=0,91). En la planta de medicina el porcentaje de mujeres y varones que afirmaron no recibir un tratamiento eficaz para su dolor también fue similar (el 51,4% de las mujeres frente al 48,6% de los varones; χ2=0,02; p=0,962).
Las mujeres presentaron una probabilidad casi 3 veces mayor que la de los varones de manifestar dolor sin recibir un tratamiento suficientemente eficaz tras cirugía, circunstancia que no encontramos ni en CMA ni en medicina. Ni la edad ni el grado de complejidad del procedimiento tuvieron relación con las diferentes percepciones en el tratamiento del dolor (tabla 1).
Resultados del análisis de regresión logística. VD percepción del paciente del tratamiento del dolor
Cirugía | CMA | Medicina | |||||||
β | IC del 95% | p | β | IC del 95% | p | β | IC del 95% | p | |
Sexo del paciente | 2,67 | 1,19–6 | 0,018 | 0,89 | 0,4–1,99 | 0,784 | 1,12 | 0,67–1,88 | 0,665 |
Edad del paciente | 1,08 | 0,86–1,36 | 0,496 | 1,1 | 0,85–1,42 | 0,492 | 0,89 | 0,75–1,05 | 0,17 |
Complejidad atendida en el centro | 1,05 | 0,6–1,85 | 0,858 | 1,22 | 0,63–2,36 | 0,564 | 1,33 | 0,86–2,04 | 0,198 |
CMA: cirugía mayor ambulatoria; IC: intervalo de confianza.
Es complejo discriminar si estos resultados se deben a diferencias de sexo intrínsecas en la percepción del estímulo doloroso o a un esfuerzo terapéutico diferente entre varones y mujeres10. Sin embargo, estos datos nos ponen sobre la pista de que es necesario ahondar más en estas diferencias para verificar si considerar el sexo del paciente mejora los resultados del tratamiento del dolor posquirúrgico.