Sr. Director:
La hidatidosis continúa siendo una enfermedad prevalente en regiones mediterráneas, de América del Sur y países ribereños del Océano Índico. El hígado es el órgano habitualmente infestado (85-90%). Sin embargo, cualquier órgano o estructura puede verse afectado. La localización de la enfermedad hi datídica en la glándula tiroidea es excepcional1,2. No obstante, continúan registrándose casos publicados periódica e intermitentemente3-7. Debido a su confusionismo con otros procesos tiroideos debe ser considerado en el diagnóstico diferencial de las lesiones nodulares tiroideas8.
Caso 1
Paciente varón de 34 años, diagnosticado de nódulo tiroideo "frío" (no captante) en hemitiroides izquierdo. La radiografía torácica era normal. En la punción-aspiración se extrajeron 5 ml de líquido claro. Se desarrolló en el curso de la punción erupción cutánea, broncospasmo y taquicardia, que cedieron con la administración de esteroides i.v. Se programó para cirugía y se realizó hemitiroidectomía izquierda. Postoperatoriamente fue tratado con mebendazol p.o. 1.000 mg/día durante 15 días. Una TAC abdominal posterior fue normal. Se estableció el diagnóstico de hidatidosis solitaria tiroidea. El paciente está actualmente asintomático a los 10 años de la intervención.
Caso 2
Mujer de 41 años, con diagnóstico de nódulo tiroideo "frío". La radiografía torácica era normal. No se realizó punción-aspiración. Fue intervenida quirúrgicamente y se le practicó una hemitiroidectomía (fig. 1). Una TAC abdominal posteriormente realizada resultó normal. Se estableció el diagnóstico de hidatidosis primaria solitaria de la glándula tiroidea. Tras 7 años de seguimiento no existe evidencia de enfermedad hidatídica de otra localización.
La enfermedad hidatídica producida por Ecchinococcus granulosus se desarrolla habitualmente en hígado y pulmones debido a que el embrión se detiene en los capilares de los filtros de ambos órganos una vez que ha atravesado la pared intestinal. Ambas localizaciones representan entre el 90-95% de todas las localizaciones de la enfermedad hidatídica, lo que explica la rareza de otras localizaciones (ósea, muscular, renal, cardíaca, cerebral, esplénica, pancreática). El desarrollo de un quiste hidatídico en la glándula tiroidea sin otra localización asociada hidatidosis primaria es extremadamente infrecuente. Ha sido descrita en todas las edades, incluso en formas juveniles9 e infantiles10. La forma clínica de presentación habitual es la de un nódulo solitario, aunque han sido descritas formas de afectación difusa glandular9. Se han asociado síntomas secundarios, como la afectación del ganglio estrellado y síndrome de Horner1, o participación de estructuras cervicales adyacentes11. Las pruebas de función tiroidea se encuentran dentro de los ímites normales. Los estudios morfológicos gammagráficos son los correspondientes a un nódulo "frío" hipocaptante. La citología por punción-biopsia aspiración, ABC, se ha convertido en un procedimiento habitual en la evaluación de estos nódulos. El riesgo de reacción alergoanafiláctica por sensibilización previa12 debe ser considerado como sucedió en uno de nuestros casos al realizar la punción-aspiración. Además, existe el riesgo de diseminación subcutánea, muscular o fascial, por lo que el tratamiento con mebendazol y albendazol oral debe ser empleado en estas circunstancias.
La enfermedad hidatídica de la glándula tiroidea debe ser considerada en el diagnóstico, antes de la realización de técnicas complementarias en ambientes endémicos.