Sr. Director:
La incidencia de malformaciones menores neonatales es un hecho relativamente frecuente, produciéndose de forma global en el 5% de los recién nacidos. Dentro de éstas presentan especial incidencia las que afectan a la piel, cabello, uñas y extremidades. Sin embargo, sólo en el 5% de los casos de malformación menor se afectan los órganos genitales1.
Entre las alteraciones específicas de los varones encontramos el hidrocele2 por persistencia del conducto peritoneo vaginal, la criptorquidia3 y, en menor medida, la inserción alta del escroto.
Esta última queda definida por la existencia de una diferencia anormal entre las longitudes dorsal y ventral del pene. La medida ventral está marcada por el lugar de inserción escrotal. Aunque en la mayoría de los casos esta anomalía puede pasar inadvertida, debe ser tenida muy en cuenta por los cirujanos a la hora de realizar intervenciones para tratar la fimosis.
Presentamos un caso extremo de inserción anómala escrotal que hemos tenido la oportunidad de tratar en nuestro centro hospitalario.
Se trata de un paciente varón de 17 años de edad, sin antecedentes patológicos de interés.
Fue remitido a nuestro dispensario por su médico de cabecera por presentar fimosis y sensación de pene corto. En la exploración física (fig. 1) se apreció una fimosis marcada y una inserción escrotal muy anterior, en la cara ventral del pene casi en el prepucio, aparentando la existencia de pene corto.
Se indicó tratamiento quirúrgico, que consistió en una plastia penoescrotal con corrección posterior de la fimosis. La evolución del paciente fue correcta, tanto a nivel estético como funcional.
Se define como inserción alta del escroto aquella inserción anómala en la que la ratio entre la longitud ventral del pene y la longitud dorsal del mismo es menor de 0,484.
El estudio de estas alteraciones está impulsado en aquellas culturas en que la circuncisión se realiza a los varones de forma sistemática, como parte de un ritual. En estos casos, la incorrecta valoración de la existencia de una inserción escrotal alta ha provocado en ocasiones lesiones o incluso la apertura del saco escrotal durante la circuncisión. Aunque en general la existencia de una inserción anómala escrotal no representa más que una curiosidad anatómica, en nuestro caso la alteración era tan marcada que la ratio entre las dos caras peneanas era menor a 0,2. Por otra parte, la necesidad de realizar una postectomía como tratamiento de la fimosis del paciente obligaba a la remodelación peneano-escrotal. Se decidió la realización de la plastia, en la que la piel ventral del pene fue obtenida de la redundante del escroto con resultado satisfactorio.
