El 24 de junio de 2006 la Sociedad Centro de Angiología y Cirugía Vascular presidida por el Dr. F. Minguela organizó, en el Colegio de Médicos de Madrid, una reu-nión-homenaje a José Goyanes Capdevila con motivo del centenario de la realización del primer bypass vascular que hizo este cirujano el 12 de junio de 1906 y publicó en el Siglo Médicoel mismo año1. En dicha reunión, además de conmemorar el centenario de la citada intervención, realizada por primera vez en el mundo, se recordó la figura médica y humanista del cirujano y se planteó la pregunta de por qué Goyanes es poco conocido por los cirujanos más jóvenes y por algunos no tan jóvenes.
En nuestra condición de nieto y biznieto de Goyanes queremos con estas líneas reivindicar, en lo posible, su figura y colocarlo en el sitio que le corresponde en la historia de la cirugía.
Resumen biográficoNació en Monforte de Lemos, provincia de Lugo, en 1876. Obtuvo el grado de bachiller en Lugo y A Coruña en 1891. Estudió Medicina en Madrid, se licenció en 1900 y se doctoró en 1901 con premio extraordinario. Ganó las plazas de alumno interno del Hospital Clínico de San Carlos, ayudante del Museo Anatómico y profesor auxiliar de la Facultad de Medicina en donde tuvo como profesor a Alejandro San Martín, persona que tuvo una influencia decisiva en su carrera. En 1903 contrajo matrimonio con María Echegoyen con quien tuvo 6 hijos, dos de ellos médicos, José, neurocirujano, y Francisco, cirujano vascular. En 1905, con 29 años, ganó la plaza de Jefe de Cirugía del Hospital General de Madrid, hoy Hospital Gregorio Marañón, posición que ejerció durante 7 años. Siendo profesor auxiliar de la Facultad de Medicina, opositó a Cátedra, que se le escapó por motivos un tanto oscuros, según T. Hernando, injustamente. En 1918 consiguió un sillón en la Real Academia Nacional de Medicina.
A la muerte de Eulogio Cervera, que dirigía un modesto laboratorio ubicado en el Instituto Rubio, la Corona se decidió iniciar y apoyar una campaña contra el cáncer, por lo que se dotó de los medios necesarios para construir el Instituto Príncipe de Asturias con carácter asisten
cial y el Pabellón Victoria Eugenia para investigación, que se convirtieron más tarde en el Instituto Nacional del Cáncer. Se inauguró en 1922 y Goyanes fue nombrado su director. Un año más tarde se fundó la Liga Española contra el Cáncer, cuya Junta de Damas presidió la reina a. Victoria Eugenia y cuya Junta Ejecutiva presidió Goyanes. Ejerció su cargo de Director del Instituto Nacional del Cáncer hasta 1935, en que fue cesado sin advertencia previa; se enteró de su cese leyendo la Gaceta Médica, y las causas se atribuyen a motivos políticos, ya que se utilizó la circunstancia de la desaparición de unas agujas de radium del Instituto que al parecer había tirado un paciente al retrete y de cuyo suceso tardó en dar parte a las autoridades sanitarias. Le sucedió en el cargo Pío del Río Hortega.
El 18 de julio de 1936 le cogió desprevenido en San Rafael (Segovia), que era zona nacional y donde veraneaba en un palacete que había construido con piedra de una ermita herreriana derruida que el alcalde no podía restaurar por falta de medios. Durante la contienda estuvo en Salamanca, donde se dedicó a hacer cirugía de guerra. Una vez acabada la guerra practicó en Madrid la cirugía hasta 1945 en que se fue a vivir a Canarias por motivos familiares. Allí se dedicó a escribir artículos médicos y paramédicos en la Gaceta Médica Española.Fa-lleció en Santa Cruz de Tenerife en 1964 con 88 años.
Así terminó la espectacular vida profesional, científica y cultural de una gran figura poco valorada después de su muerte.
No sólo fue una gran cirujano, clínico e investigador, sino también un gran humanista con conocimientos de latín, griego, alemán, francés e italiano, de cultura y medicina griegas y hebrea, así como de otros aspectos culturales de los que hablaremos más adelante. Compartió ideas y experiencias, y fue amigo de grandes figuras de la medicina de su tiempo, como Sauerbruch, los hermanos Mayo, Rudolph Matas, Alexis Carrel y un largo etcétera, así como de destacados escritores y hombres de cultura, como Unamuno, Ortega, Marañón, Pérez de Ayala y otros.
Como tributo a su contribución a la cultura y a la medicina se publicó el libro Homenaje a Goyanes,editado por Gaceta Médica Española en 1929-1930, financiado por suscripción popular en el que participaron 87 figuras de la ciencia y la cultura, españolas y extranjeras, entre las que podemos mencionar a Francos Rodríguez, Espina y Capo, Nicasio Mariscal, Francisco Villanueva, Cristóbal de Castro, William y Charles Mayo, Luis de Tapia, el Conde de Gimeno, Santiago Ramón y Cajal, Ramón Pérez de Ayala, J.L. Faure, Armando Palacio Valdés, Luis de Zulueta, Marqués de Luca de Tena y Fernando de los Ríos, entre otros2.
La Enciclopedia Espasa le dedica más de media página exponiendo un resumen de su vida y aportaciones quirúrgicas.
El cirujano“Nací y me crié para médico, o quizás más bien para cirujano”. Son palabras del propio Goyanes que marcaron su actividad profesional. Su paso por la Facultad de Medicina de Madrid le dejó la importante impronta de su maestro, el profesor Alejandro San Martín, que inculcó a Goyanes sus enseñanzas quirúrgicas, su interés por la investigación y sus innovaciones en la cirugía arterial y oncológica. El buen alumno de un gran maestro disfrutó de las cualidades que debe reunir un cirujano, el oficio, la ciencia y el arte. Describió al cirujano como “un médico que además sabe operar”. Siguiendo a Hipócrates, nuestro personaje pensaba que “todo cirujano está obligado a enseñar desinteresadamente su ciencia y su arte a los alumnos y médicos que deseen aprender”.
Practicó las técnicas del momento, diseñó instrumental y nuevas técnicas quirúrgicas, publicó su experiencia e investigó en un laboratorio instalado en el jardín de su casa de la calle Príncipe de Vergara, donde ensayaba en animales nuevas operaciones.
Su mayor aportación fue la que hizo a la cirugía vascular, siendo pionero en muchas técnicas. La más precoz fue la ya mencionada que practicó, hace 100 años, a un enfermo con un aneurisma de la arteria poplítea. Realizó una endoaneurismorrafia con restitución de la continuidad arterial por medio de un bypassin situ de vena poplítea. Otras aportaciones importantes fueron la sutura perforante y reparadora de las arterias, el uso de seda fina para la suturas arteriales, la anestesia intraarterial de los miembros, la narcosis cerebral por vía carotídea, las anastomosis arteriovenosas, la quimioterapia regional por vía arterial, el cateterismo venoso, la sustitución del uréter por la vena espermática, la reconstrucción del conducto de Stenon con la vena transversal de la cara y algunas aportaciones más como el diseño de clamps para la cirugía aórtica, la resección de la aorta y su sustitución con la vena cava, la anastomosis mesentéricocava y la punción percutánea de las arterias3.
En neurocirugía operó grandes traumatismos y cuerpos extraños craneales, derivaciones por hipertensión craneal, la extirpación del ganglio de Gasser para la neuralgia del trigémino, la resección de tumores intracraneales e intravertebrales y el tratamiento quirúrgico de la siringomielia.
En el cuello, estudió el tiroides y sus enfermedades y consiguió extraer cuerpos extraños esofágicos por vía cervical. Publicada su serie de cirugía tiroidea, Sauerbruch, en su visita a Madrid, dijo: “No lo creo. Si son verdad los buenos resultados que ha obtenido en la cirugía del Basedow con 4 fallecidos de 40 operados, es Vd. el mejor de los operadores de bocio”. Quiso verle operar un tiroides, y cuando Goyanes se estaba lavando contestó, a la pregunta de Sauerbruch, que tardaba de 15 a 20 minutos en la cirugía; no se lo creyó y se fue sin ver la intervención.
En cirugía torácica, hizo un diseño sencillo de una caja de madera y cristal en la que metía la cabeza del enfermo y hacía un cierre hermético para elevar la presión de la caja y del árbol bronquial, procedimiento distinto del de Sauerbruch de presión diferencial. Operó procesos pulmonares, como quistes hidatídicos, bronquiectasias e inversión de costillas para colapsar el pulmón, y apuntó la posibilidad de que la cirugía pulmonar fuera una especialidad.
En materia oncológica, Goyanes hizo estudios sobre la producción de sarcomas por virus en la cresta del gallo, la influencia de los parásitos en la génesis del cáncer, la etiología múltiple de los tumores malignos, el diagnóstico de los tumores por pruebas serológicas, la mortalidad por cáncer en España y en la ejecución de las grandes técnicas quirúrgicas en el tratamiento de los cánceres. Para nuestro autor, “la gran cirugía se hizo para tratar el cáncer, y es la más extensa, la más plástica y la más difícil”. No obstante también defendió las operaciones menos radicales en casos escogidos.
También tocó la cirugía plástica, que, según él, iba “aparejada al conocimiento de la gran ciencia biológica”. Dejó constancia de que los tejidos embrionarios prenden con más facilidad que los adultos. Hizo ofrioplastias, plastias cutáneas y apuntó la necesidad de las osteoplastias, que practicó para evitar en lo posible las amputaciones por heridas de guerra4,5.
Además, propugnó la “mamografía con rayos blandos”, que se denominó “de Goyanes”, técnica que más adelante perfeccionaron Leborgne en Uruguay y Gershon Cohen en Estados Unidos para popularizar su uso.
El humanistaSegún Goyanes, “para luchar contra la pesantez de sumergirse totalmente en las labores del oficio médico hay dos caminos: la investigación asidua y porfiada o dedicar parte de la energía a otros órdenes de la inteligencia”. Así pues, para alejarse de ese fondo de pesimismo, nuestro personaje se entregó a las dos, a la investigación médica y al estudio del arte de lo bello en sí mismo, en la naturaleza, en la creación del hombre.
De esta forma hizo un viaje a Grecia, donde estudió a fondo la medicina griega y su influencia en la medicina actual. Allí profundizó en el conocimiento de la cirugía homérica y de Esculapio, dios de la medicina. Investigó sobre la religión y la sexología griegas, la literatura, la música y el teatro, y conoció su mitología. En su viaje, subió al monte Olimpo, suponemos que buscando a Júpiter, Juno y otros dioses, aunque parece que sólo encontró insectos y aridez.
Como historiador de la medicina, aparte de los trabajos sobre la medicina griega mencionados, hizo una revisión histórica del modo de hacer de los árabes en materia médica, con comentarios a la cirugía de Abulcasis. Revisó profundamente la vida y el pensamiento de Miguel Servet. También llegó a enjuiciar las ideas biológicas de Goethe y a hacer semblanzas de su maestro Alejandro San Martín, de Ramón y Cajal y de Agustín del Cañizo6.
Exploró en la mística religiosa y el misticismo alemán, en la oración, en Aristóteles, Séneca, San Agustín, Kant y Mahoma. Analizó el existencialismo, la virtud y la obra de Unamuno, amigo a quien admiraba. Analizó el bien y el mal, el erotismo, la homosexualidad, el matrimonio, la degradación sexual de los romanos y la lucha de sexos.
Se inició en la poesía sin mucha fortuna con “Crisotemis” y “Los Atlantes” y en el ensayo con “Tipología del Quijote”, “El sentimiento cómico en la vida y en el arte”, “Introducción a la psicología del chiste” y “Fisiología y psicología de la risa”.
También se metió en la interpretación de las bellas artes penetrando en la pintura de Velázquez, de quien dice que “retrata el alma”.
Se atrevió a opinar sobre deportes, y en su artículo “Adversus futbol” dijo que no esperaba éxito a un juego en el que la punta dura y redondeada de la bota de aquella época, al impactar sobre el balón redondo, no podía conseguir un buen control del juego. Es evidente que no iba mucho a ver partidos de fútbol.
Fue un viajero empedernido y, aparte de sus paseos por Grecia ya mencionados, visitó España y Europa y realizó numerosas excursiones por la sierra madrileña desde su casa de San Rafael. En uno de los viajes a las Hurdes, dirigidos por Marañón y a los que acudió Alfonso XIII, el antropólogo Luis Hoyos no encontró un barbero que pudiera afeitarle pues él no sabía hacerlo, por lo que tuvo que ser Goyanes quien, en presencia de todos los viajeros, hiciera la “operación” con gran habilidad. Con ese motivo recordó que “siendo los barberos los primeros cirujanos, la primera operación que debemos aprender es la del oficio y, si llega el caso, practicarla”.
Considerando lo expuesto, es evidente que “la pluma no está reñida con el bisturí”7.
Pérez de Ayala hizo un buen retrato de nuestro personaje al decir: “Su curiosidad es ilimitada. Además está agraciado con una virtud retentiva también de ilimitado ámbito. Estar en compañía de Goyanes es como tener a mano ese arca opulenta, rebosante y sin fondos. Con Goyanes se puede hablar de todo”.
Se criticó su ambición que, si es sana y no perjudica al vecino, es perfectamente aceptable. También se criticó su orgullo. Se dijo que el cese en el puesto de Director del Instituto del Cáncer fue debido a que, por orgullo, no dio parte a tiempo a las autoridades sanitarias de la pérdida de una aguja de radium que un paciente había tirado sin querer al retrete. Se cuenta que, en su casa de San Rafael, acudió el pintor Ignacio Zuloaga muy apurado con su perro que se había tragado algo y se estaba asfixiando. Goyanes, rápidamente, hizo una traqueotomía de urgencia al perro y le salvó la vida. A los pocos días volvió Zuloaga para dar las gracias a Goyanes por salvar la vida de su perro, y añadió que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por el cirujano. Éste le contestó con ironía, no exenta de orgullo, que ya que le había tomado por veterinario, le pintara la verja de su jardín como buen pintor de brocha gorda.
Goyanes fue fundador y primer presidente de sociedades médicas como la Academia de Cirugía de Madrid, la Asociación Española de Cirujanos (1935-1949) (fig. 1), la Sociedad Médico Quirúrgica, entre otras, y socio de honor de algunas más. Recibió la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso XII; fue oficial de la Legión de Honor, caballero de la Orden de Santiago de la Espada de Portugal, doctor Honoris Causa de la Universidad de Burdeos y le concedieron otras muchas distinciones.
Fig.1.Primera Junta Directiva de la Asociación Española de Ciru-janos.De izquierda a derecha y de arriba abajo:José María Rementería, León Cardenal, Alberto Catalina, Laureano Olivaes, Víctor Manuel Nogueras, José Die y Mas, Isidro Sánchez Covisa, desconocido, Eduardo Sánchez Vega, José Goyanes (presidente) y Mariano Gómez Ulla (vicepresidente). Foto publicada previamente en La Cirugía en España, cuyo autor, Francisco Vázquez Quevedo, ha autorizado su reproducción en CIRUGÍAESPAÑOLA.
En resumen, podemos decir que Goyanes fue una importante figura de la ciencia y la cultura españolas, poco reconocido en su dimensión exacta. Siendo uno de los mejores cirujanos de la historia de la cirugía española, un gran clínico e investigador, un personaje de la cultura, en suma, un “hombre universal”, hay que reconocer que ha sido ignorado y olvidado (fig. 2).
Fig.2.José Goyanes Capdevila, en plena madurez científica e intelectual.
Pero ¿cuáles han sido las causas de esto? Creemos que han sido varias:
–Sus trabajos médicos fueron publicados en revistas españolas con poca proyección internacional, mientras que Alexis Carrel, desde el Rockefeller Institute de Nueva York, publicó sus trabajos de cirugía vascular en revistas más importantes, lo que le dio mayor proyección internacional. A éste se le atribuyeron la paternidad de técnicas de cirugía vascular que Goyanes había publicado antes en revistas españolas.
–Fue una figura médica, intelectual y social, lo que no le perdonaron los envidiosos.
–No accedió a una cátedra, por lo que le fue difícil crear una escuela.
– Sus hijos médicos no destacaron.
–Su mejor discípulo, José Die y Más no siguió la línea de la cirugía vascular, su mayor aportación, sino la de la cirugía oncológica.
–Salió de Madrid por motivos familiares poco después del fin de la guerra hacia Canarias donde quedó olvidado, pues allí no tuvo una actividad profesional ni publicó sobre temas quirúrgicos.
–Sus ideas liberales y progresistas hicieron que no fuera promocionada su figura después de la contienda.
–La falta de interés de los médicos por la historia de la medicina.
Esperamos que estas líneas que resumen vida y logros de un gran cirujano y un importante intelectual sirvan para reivindicar, en lo posible, la figura de José Goyanes Capdevila.
Correspondencia: Dr. A. Die Goyanes. Monte Esquinza, 34. 28010 Madrid. España. Correo electrónico: alfredodie@yahoo.es
Manuscrito recibido el 27-3-2007 y aceptado el 14-5-2007.