Introducción
En la infección diseminada por citomegalovirus (CMV) es habitual la afección gastrointestinal, que puede derivar de forma excepcional en una peritonitis aguda secundaria a perforación intestinal. Presentamos el caso de un varón de mediana edad diagnosticado de colitis ulcerosa que desarrolló un cuadro de abdomen agudo por perforación de colon en el contexto de un megacolon tóxico. Por la anatomía patológica se constató la perforación múltiple por CMV. El paciente presentó además un segundo episodio de perforación de víscera hueca en el postoperatorio, esta vez a nivel yeyunal. Tras la intervención, el paciente fue tratado con ganciclovir y evolucionó de forma satisfactoria, por lo que se le dio el alta hospitalaria.
Caso clínico
Varón de 58 años de edad que acude a urgencias por dolor abdominal de aparición súbita.
Entre sus antecedentes personales destacan hipertensión, diabetes mellitus tipo 2, cardiopatía isquémica y colitis ulcerosa, diagnosticada en un ingreso 2 meses antes de su consulta por urgencias, que se sospecha en una colonoscopia solicitada tras clínica de diarreas de 1 mes de evolución, en la que se apreciaban lesiones de aspecto similar a una colitis ulcerosa con biopsias diagnósticas de colitis inespecífica. Por este motivo el paciente se trata con mesalazina y corticoides. La prueba de VIH solicitada tras el diagnóstico de una esofagitis candidiásica durante su ingreso previo resultó positiva.
Doce días después de que el paciente fuera dado de alta, acudió a urgencias por un cuadro de abdomen agudo, por el que se decidió intervención quirúrgica urgente.
Se llevó a cabo una laparotomía media suprainfraumbilical con anestesia general. El hallazgo quirúrgico es un megacolon tóxico con perforación de colon y peritonitis fecaloidea.
Se decidió hacer una colectomía subtotal y una ileostomía de Brooke. Los primeros días de su postoperatorio transcurrieron en la UCI, donde por su buena evolución se decidió el traslado a la planta de enfermedades infecciosas. El resultado anatomopatológico de la pieza fue colitis infecciosa con positividad para CMV en células endoteliales (figs. 1 y 2); desde este momento el paciente comienza con tratamiento con ganciclovir.
Fig. 1. Destrucción de mucosa y submucosa infiltrada extensamente por células inflamatorias.
Fig. 2. Estudio inmunohistoquímico para demostración de citomegalovirus: positividad en células endoteliales.
Sin embargo, a las 72 h de su ingreso en planta el paciente sufrió un empeoramiento de su estado general y regresó a la UCI con el diagnóstico de shock séptico. Se solicitó una tomografía computarizada abdominal, en la que apareció neumoperitoneo importante con líquido libre y dilatación de asas intestinales.
Ante el resultado de esta prueba de imagen, se intervino de forma urgente. En la cirugía apareció perforación yeyunal; se practicó sutura simple y abundante lavado y limpieza de la cavidad. Se tomó biopsia de la zona perforada: en la muestra también hay inclusiones virales que corresponden a CMV. Tras 17 días de estancia en UCI, donde precisó drenaje de neumotórax y punción percutánea de colección pelviana, y 5 días de estancia en planta, el paciente es dado de alta hospitalaria.
Discusión
En la infección diseminada por CMV es frecuente la afección gastrointestinal; habitualmente son procesos paucisintomáticos, pero en la población inmunodeficiente la clínica es más florida1. La afección gastrointestinal es la segunda localización más frecuente tras la retinitis; es raro su hallazgo en pacientes inmunocompetentes. Klauber et al2 aportan un estudio donde muestran 13 casos de colitis por CMV en pacientes inmunocompetentes; en 8 de ellos se demuestra anticuerpos del VIH.
En la mitad de los casos de afección gastrointestinal aparece afección colónica (47%). Las siguientes localizaciones por orden de frecuencia son: estómago, esófago, duodeno y resto del intestino delgado3.
En el análisis anatomopatológico de la pieza se encuentran células inflamatorias de diferentes tipos por toda la lámina propia de colon y recto4; por este motivo esta y otras colitis infecciosas pueden remedar la enfermedad inflamatoria intestinal5; sin embargo, difiere de ella en cuanto a la ausencia de signos de cronicidad como la distorsión y la atrofia críptica, plasmocitosis basal, linfocitosis y metaplasia de células de Paneth6.
La clínica en esta infección es muy inespecífica; suele encontrarse diarrea en la práctica totalidad de los pacientes junto con fiebre, dolor abdominal o síndrome constitucional.
La perforación intestinal por la colitis por citomegalovirus es una rara complicación de este tipo de infección7. El estudio de Meza et al8 presenta una revisión de 10 casos de perforación intestinal relacionada con una colitis por CMV; la mayoría de los casos se presentaron como abdomen agudo. El pronóstico de esta serie fue malo, ya que sólo describen a un superviviente que, al igual que en nuestro paciente, fue tratado con ganciclovir.
El diagnóstico de la colitis por CMV debe sospecharse ante un cuadro de diarrea con fiebre, dolor abdominal y alteración del estado general en pacientes inmunodeprimidos en los que resulta negativo el estudio de Clostridium difficile y otros patógenos en heces. Se recomienda en estos casos una endoscopia con toma de biopsia y una serología del CMV.
La colitis por CMV debe tener un diagnóstico precoz y debe diferenciarse de otras colitis de comienzo subagudo con el fin de comenzar de forma rápida el tratamiento antiviral adecuado, con lo que disminuyen las posibilidades de progresión o la gravedad del proceso y sus complicaciones9, como en nuestro caso fue la perforación intestinal que durante su evolución sufrió el paciente.
Correspondencia: Dra. R.M. Jiménez Rodríguez.
Castillo de Cortegana, 2, Núcleo 5, 2.o A. 41013 Sevilla. España.
Correo electrónico: ros_j_r@hotmail.com
Manuscrito recibido el 15-5-2006 y aceptado el 28-6-2006.