Sr. Director:
Hemos leído con interés el trabajo de Lasa Unzué et al1 en el que presentan 2 casos de lesión aislada de la vesícula biliar tras un traumatismo abdominal cerrado. La aparición de esta lesión traumática es muy rara y suele asociarse con la lesión de otros órganos intraabdominales. La lesión aislada es una entidad muy poco frecuente y de difícil diagnóstico preoperatorio2. La ecografía y la TAC abdominal, e incluso el lavado peritoneal, pueden ser de gran utilidad diagnóstica, aunque generalmente éste se realiza durante la intervención quirúrgica3,4. Aportamos un nuevo caso que se manifestó como un abdomen agudo, siendo diagnosticado mediante laparotomía exploratoria.
Corresponde a un paciente obeso, de 75 años, con antecedentes de hipertensión arterial y diabetes mellitus que, tras sufrir un accidente de tráfico con contusión abdominal en el hipocondrio derecho con el volante del vehículo que conducía, acudió al servicio de urgencias para valoración de sus lesiones. En el momento del ingreso hospitalario, el paciente estaba hemodinámicamente estable y presentaba un dolor abdominal en hipocondrio derecho sin signos de irritación peritoneal. La analítica era normal y la ecografía abdominal objetivó una vesícula biliar no habitada con una pequeña cantidad de líquido libre de predominio subhepático. La radiografía de abdomen no evidenció imagen de neumoperitoneo y la cistografía transuretral no demostró perforación vesical alguna. A las 24 h de permanecer en observación inició cuadro de dolor abdominal difuso con peritonismo y defensa generalizada, íleo paralítico reactivo, hipotensión, oligoanuria y leucocitosis. Se indicó laparotomía urgente con el diagnóstico de abdomen agudo por posible perforación de víscera hueca. Se evidenció un coleperitoneo por rotura traumática de la vesícula biliar, realizándose colecistectomía y lavado de cavidad abdominal. No se observó lesión de otros órganos peritoneales. En el postoperatorio destacó un cuadro de distrés respiratorio resuelto con tratamiento médico. Diez días después fue dado de alta hospitalaria.
El presente caso es un claro ejemplo de lesión aislada de la vesícula biliar en la que el diagnóstico preoperatorio no fue posible dada la benignidad inicial del cuadro y la inespecifidad de las pruebas complementarias. No obstante, en nuestro caso destaca la evolución propia del coleperitoneo hacia un abdomen agudo, simulando la perforación de víscera hueca intestinal con íleo, peritonismo, inestabilidad hemodinámica, leucocitosis y oligoanuria, que motivó la intervención de urgencias. La colecistectomía fue el tratamiento de elección, como en todos los casos de perforación.
Consideramos que la lesión aislada de la vesícula biliar es una entidad rara que, si bien es de difícil diagnóstico preoperatorio, debe incluirse dentro del diagnóstico diferencial de causas de abdomen agudo postraumático en todo paciente que tras una contusión abdominal presenta signos de irritación perito neal y una ecografía abdominal con líquido libre de predominio en subhepático. La colecistectomía es la técnica más segura y de elección en estos pacientes.