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Vol. 97. Núm. 1.
Páginas 55-57 (enero 2019)
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Vol. 97. Núm. 1.
Páginas 55-57 (enero 2019)
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Pseudohernia postherpética
Postherpetic pseudohernia
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Anna Curella,
Autor para correspondencia
annacurell2@gmail.com

Autor para correspondencia.
, Nuria Ortegaa, Gian Pier Prottia, Jose María Balibreaa,b, Manuel López-Canoa,b
a Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo, Hospital Universitario Vall d’Hebron, Barcelona, España
b Departamento de Cirugía de la Universitat Autònoma de Barcelona, Barcelona, España
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La infección por virus varicela-zóster afecta al 10-20% de la población general1 con una incidencia que varía entre 3 y 5 por cada 1.000 habitantes-año2. Las secuelas neurológicas varían desde el dolor crónico (neuralgia postherpética) hasta la meningoencefalitis3. Dentro de las secuelas motoras, la pseudohernia postherpética se debe a una paresia segmentaria que aparece en menos del 5% de los casos y se manifiesta como protrusión de la pared abdominal que aumenta con maniobras de Valsalva en ausencia de defectos estructurales4,5.

Se presenta el caso de 2 pacientes con una pseudohernia postherpética:

Mujer de 82 años diagnosticada de infección por virus varicela-zóster después de presentar lesiones características en el dermatoma T12-L1. Fue tratada con Aciclovir® oral durante una semana, 3 meses después presenta un «abultamiento» en la región de la pared abdominal derecha correspondiente al dermatoma afectado que aumentaba de tamaño con el Valsalva. Al examen físico, se evidencia una asimetría abdominal en la zona de la pared abdominal previamente descrita (fig. 1a) y una erupción herpética en resolución (fig. 1b). No se palpa anillo herniario ni defectos en la pared. La tomografía computarizada (TC) confirma la ausencia de defectos herniarios (fig. 1c) y la electromiografía revela denervación limitada a los músculos de la región del dermatoma T12-L1 derecho. En el segundo caso, un varón de 67 años presenta un cuadro clínico idéntico al previo (fig. 2b) siendo tratado con Valaciclovir® durante una semana (fig. 2c).

Figura 1.

Mujer de 82 años con una pseudohernia postherpética. Fig. 1a: visión frontal, protrusión de la pared abdominal en el flanco derecho; Fig. 1b: visión lateral, protrusión de la pared abdominal y erupción herpética; Fig. 1c: TC abdominal que confirma la ausencia de orificio herniario.

(0.15MB).
Figura 2.

Varón de 67 años con una pseudohernia postherpética. Fig. 2a: visión frontal, protrusión de la pared abdominal en el flanco derecho; Fig. 2b: visión posterolateral, protrusión de la pared abdominal y erupción herpética; Fig. 2c: TC abdominal que muestra debilidad de la pared abdominal posterolateral derecha, sin objetivarse orificios herniarios.

(0.14MB).

La patogénesis de las complicaciones motoras postherpéticas es motivo de controversia, habiéndose relacionado con la propagación directa del virus desde los ganglios dorsales hasta las raíces ventrales o las astas anteriores medulares4,6, generándose así una debilidad muscular y la consecuente paresia7,8. El zóster abdominal puede causar protrusión de la pared, mientras que el cervical provoca debilidad del brazo y el lumbosacro causa disfunciones vesicales e intestinales. El término pseudohernia hace referencia a la debilidad delimitada de la pared abdominal sin un claro defecto u orificio, que ocurre como consecuencia de la protrusión de los órganos intraabdominales contra la pared debilitada a causa de la presión intraabdominal positiva. La edad media de aparición es a finales de la sexta década de la vida, siendo más frecuente en el sexo masculino4.

El diagnóstico es clínico y debe sospecharse ante la presencia del brote vesicular, ya sea concomitante o en las 2-6 semanas previas (con una latencia media de 3,5 semanas). En prácticamente el 90% de los casos la aparición de la erupción precede a la debilidad de la pared abdominal. En casos excepcionales la afectación dermatológica puede no haberse producido nunca (zoster sine herpete hasta en un 8% de los pacientes)9. A los hallazgos característicos se puede asociar una disminución de los reflejos segmentarios e hipoestesias cutáneas10. Aunque la paresia de los músculos abdominales suele seguir la distribución del dermatoma afectado, se han descrito pseudohernias en zonas distintas4. La TC confirma el diagnóstico al revelar la presencia de una musculatura de la pared abdominal adelgazada respecto a la contralateral y sin orificios herniarios. La electromiografía puede aportar información importante al detectar fibrilación de potenciales, ondas positivas agudas o respuestas evocadas anormales en el 95% de los pacientes4.

El pronóstico general de esta entidad es bueno, con una recuperación completa espontánea en menos de 6 meses en el 79% de los casos8. Sin embargo, en ocasiones la paresia de la pared abdominal puede ser permanente. En nuestros casos, la mujer ha persistido con la paresia 2 años después del diagnóstico, mientras que el varón presentó recuperación espontánea a los 2 meses del inicio de la clínica. Es importante la consideración del diagnóstico de pseudohernia para evitar exploraciones o tratamientos invasivos innecesarios en esta patología.

Financiación

La presente investigación no ha recibido ninguna beca específica de agencias de los sectores público, comercial, o sin ánimo de lucro.

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses relacionado con el artículo.

Agradecimientos

Queremos agradecer su gran colaboración al Dr. Josep Salvador, adjunto del servicio de Radiodiagnóstico del Hospital Universitario Vall d’Hebron.

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