La resección oncológica completa (R0) es el principal factor determinante de la supervivencia en el carcinoma pancreático y, para ello, en ocasiones se requiere la realización de una reconstrucción vascular.
Se presenta el caso de un paciente varón de 50 años diagnosticado mediante una tomografía computarizada (TC) (fig. 1) y resonancia magnética abdominal de una neoplasia de cuerpo pancreático de 53×29mm, con afectación del confluente esplenoportal y antro gástrico. Se realizó una ecoendoscopia para obtener estudio histológico, que fue compatible con adenocarcinoma de origen biliopancreático. La tomografía por emisión de positrones descartó enfermedad a distancia.
Durante la cirugía, se confirmó afectación de la cara lateral de la vena porta. Se realizó una resección en bloque del cuerpo y cola de páncreas, resección lateral de la vena porta, gastrectomía subtotal y esplenectomía. La reconstrucción vascular se llevó a cabo con una plastia lateral autóloga de ligamento falciforme utilizando sutura continua de prolene 5/0 (fig. 2).
El resultado anatomopatológico definitivo confirmó un adenocarcinoma ductal de páncreas con infiltración de la pared gástrica y pared lateral de la vena porta, con márgenes de resección libres. Dos ganglios peripancreáticos resultaron afectados (2/11), pT4N1.
El curso postoperatorio del paciente transcurrió sin complicaciones, siendo alta al sexto día. Recibió profilaxis tromboembólica con heparina de bajo peso molecular durante un mes. En la TC realizada un mes tras la cirugía se observó permeabilidad del injerto vascular.
La infiltración porto-mesentérica es frecuente en los tumores de cabeza y cuerpo de páncreas. En estos casos, la resección venosa es necesaria para conseguir la exéresis completa del tumor1.
La reconstrucción venosa puede ser realizada en la mayoría de los casos mediante anastomosis primaria. Cuando esta no es posible, puede utilizarse un injerto autólogo en caso de tratarse de pequeños defectos o material protésico tras resecciones mayores2.
Se han descrito numerosas opciones de injertos autólogos, entre los que destacan injertos venosos (vena safena, femoral, ilíaca externa, yugular, umbilical, etc.) e injertos de peritoneo1. El uso de este último fue descrito por Kurbangaleev en 1965. Los injertos autólogos peritoneales son no trombogénicos y tienen algunas ventajas, como la facilidad para su obtención y su bajo coste1.
Una alternativa descrita recientemente es el uso del ligamento falciforme3, el cual añade una ventaja al injerto peritoneal al tratarse de una estructura de doble membrana que le confiere una mayor fortaleza1, pudiendo utilizarse por ambas caras.
En nuestro paciente, el uso del ligamento falciforme como injerto permitió la reconstrucción del defecto venoso de una forma sencilla, económica, con excelente resultado funcional y libre de complicaciones. El ligamento falciforme puede ser considerado como alternativa en la reconstrucción venosa cuando un injerto es necesario durante la cirugía pancreática.