La hidatidosis es una zoonosis que afecta a los humanos como huéspedes intermediarios y, aunque ya no es de declaración obligatoria, en nuestra provincia se producen entre 10 y 12 casos por 100.000 habitantes al año. La localización más frecuente es el hígado (60–76%), seguida del pulmón (20–30%) y, en menor proporción, el resto del organismo1. Presentamos un caso de localización atípica.
Paciente varón de 54 años de edad, sin antecedentes personales de interés y sin alergias medicamentosas conocidas.
Refiere desde hace 22 años una tumoración en la cara anterolateral derecha del tórax que ha aumentado de tamaño progresivamente y que no le ocasiona ninguna molestia.
En la exploración física se aprecia en la mencionada región una tumoración redondeada, de un diámetro aproximado de 3cm, de consistencia dura, móvil y no adherida a planos superficiales ni profundos (fig. 1).
Diagnosticada clínicamente de fibroma por su localización, movilidad y consistencia, se solicita una PAAF, que es informada de frotis de fondo proteináceo, con abundantes membranas anhistas, basófilos y formaciones que corresponden a escólex, con diagnóstico anatomopatológico de quiste hidatídico.
Se reinterroga y se reexplora al paciente en busca de tumoraciones similares con resultado negativo, y se solicitan radiografía posteroanterior y lateral de tórax y de cráneo, tomografía axial computarizada (TAC) toracoabdominal, serología hidatídica y analítica convencional.
El recuento de eosinófilos es normal, la serología para anticuerpos de Echinococcus granulosus es negativa, y en la TAC se aprecia la tumoración redondeada, supracostal y subdérmica, de la localización reseñada y bien delimitada (fig. 1).
Se propone intervención quirúrgica que se acepta, y se realiza exéresis de la tumoración sin incidencias y con anestesia local. En la pieza abierta se visualizan vesículas hijas con líquido como agua de roca, signo de fertilidad del quiste (fig. 2).
Anatomopatológicamente se diagnostica de membranas anhistas y cápsula periquística (quiste hidatídico).
Clínicamente, habría que hacer el diagnóstico diferencial de nuestro caso con tumoraciones subcutáneas benignas, tales como fibromas (nuestro diagnóstico clínico inicial), quistes sebáceos y lipomas.
Localizaciones como la que relatamos nosotros están descritas como complicación por infección de quistes hidatídicos del lóbulo derecho hepático1,2. En otras ocasiones, la hidatidosis de pared torácica afecta a la parrilla costal, aunque esta localización es poco frecuente3,4. Son escasas las referencias bibliográficas que citan quistes hidatídicos subcutáneos5–7, y no hemos encontrado ninguna en las publicaciones de Cirugía Española (solamente un trabajo sobre hidatidosis muscular)8. Nuestro caso aporta particularidades relevantes: única manifestación de equinococosis en el organismo, larga evolución (más de 22 años) y fertilidad al cabo de este tiempo sin calcificación de la periquística.