Los aneurismas de las arterias viscerales son una forma poco frecuente de enfermedad vascular1–3. Los aneurismas de la arteria esplénica son los más frecuentes (60%) y éstos cobran mayor importancia cuando la forma de presentación4–7 es una complicación como la rotura (3–10%), la mortalidad aumenta notablemente.
Se presenta el caso clínico de una mujer de 40 años de edad que ingresa en urgencias por cuadro de dolor abdominal en el epigastrio y ambos hipocondrios de 2 días de evolución, de características no específicas que se acompaña de vómitos y mal estado general. No refiere otra sintomatología.
Exploración: presión arterial (PA), 80/60mmHg; frecuencia cardíaca, 90lat/min. Ojos cerrados que abre al estímulo. Reflejos del tronco conservados. Abdomen blando, con defensa a la palpación difusa, test de Blumberg positivo. Ruidos peristálticos muy disminuidos o ausentes. En las extremidades se palpan pulsos femorales y pedios débilmente. No presenta edemas, signos de trombosis venosa profunda ni flebitis.
La tomografía computarizada (TC) craneal resulta normal. Ecografía abdominal, líquido libre. TC abdominal, aneurisma de arteria esplénica de 4×3 y 5×3,5cm a 2cm del origen de ésta, roto y con abundante líquido libre compatible con sangre (fig. 1).
Analítica al ingreso: hemoglobina, 12,7g/dl; leucocitos, 34.000μl (el 90%, polimorfonucleares; 3 cayados); plaquetas, 406.000μl; TP, 87%; TTPa, 20,9s; INR, 1,09. Fibrinógeno, 148mg/dl; glucosa, 384mg/dl; urea, 67mg/dl; creatinina, 2,6mg/dl; CPK, 151.
Se indica intervención quirúrgica urgente mediante laparotomía media, en que se observa abundante hemoperitoneo. Se abre la transcavidad de los epiplones y se identifica un aneurisma de arteria esplénica de 5cm. Se realiza liberación y pinzamiento de la arteria esplénica en el origen del tronco celíaco. Se seccionan los vasos cortos y se realiza esplenectomía. Luego, se liga la arteria y la vena esplénicas distales. Se abre el saco aneurismático y se aplican puntos de transfixión en los vasos sangrantes y se refuerza la ligadura del origen de la arteria esplénica.
La paciente ingresa en la unidad de cuidados intensivos con los siguientes parámetros: PA, 100/70mmHg; temperatura, 34,7°C; frecuencia cardíaca, 110lat/min. Hemoglobina, 8,6g/dl; leucocitos, 16.000μl (el 92%, polimorfonucleares); plaquetas, 76.000μl; TTPa, 32s; TP, 46%; ácido láctico, 6,4.
Al tercer día, tras retirada de la sedación, se aprecia una situación de coma, con muy escasa respuesta motora. Se realiza una TC cerebral donde se hallan infartos dispersos cerebelosos, frontales y parietales, de probable origen embólico (fig. 2).
En la exploración física se destaca ligero hirsutismo facial por lo que se realiza un cariotipo por medio de un estudio citogenético en sangre periférica-linfocitos, que muestra cariotipo 45-X, compatible con síndrome de Turner.
La paciente evoluciona favorablemente; precisa de fisioterapia, con mejoría neurológica progresiva; es capaz de caminar al alta, con marcha insegura y algo atáxica; persiste una paresia importante del brazo derecho y con mejora del lenguaje.
Se le da el alta a los 50 días con mejora clínica evidente, y es revisada en consultas externas de ginecología, cardiología y medicina interna de nuestro hospital.
Los aneurismas rotos y sintomáticos se tratan de forma urgente; se puede realizar aneurismectomía con esplenectomía o esplenopancreatectomía. La conservación del bazo es difícil en la cirugía del aneurisma8–10 roto.