Presentamos el caso clínico de una mujer de 43 años en seguimiento en su país de origen, Rumania, con el diagnóstico de pancreatitis crónica idiopática con pseudoquistes en cabeza y cuerpo de páncreas, desde los 20 años de edad.
Remitida a nuestro centro para estudio de epigastralgia y vómitos de una semana de evolución. En la exploración física destacaba la palpación de una tumoración centroabdominal levemente dolorosa. Analítica sin alteraciones destacables. La TC abdominal mostraba una masa sólido quística compleja de 15cm de diámetro máximo que ocupaba la práctica totalidad de cuerpo y cabeza de páncreas. La lesión improntaba marcadamente en el saco menor y desplazaba anteriormente el cuerpo gástrico, abriendo el marco duodenal. También se observaba desplazamiento anterior del confluente venoso mesentérico portal. La lesión presentaba áreas de densidad grasa y áreas de densidad hídrica, junto con pequeños nódulos calcificados en la periferia de la lesión. La semiología descrita es compatible con teratoma maduro (fig. 1).
Se indicó cirugía realizándose pancreatectomía corporocaudal con resección de los vasos esplénicos y preservación esplénica, el margen derecho de la tumoración fue enucleado de su contacto con la cabeza pancreática.
En el postoperatorio presentó fístula pancreática de bajo débito, infarto esplénico y colección intrabdominal, que se resolvieron con tratamiento conservador, siendo alta hospitalaria a los 22 días de la cirugía.
La anatomía patológica (fig. 2) confirmó el diagnóstico de teratoma quístico maduro de 15×10×10cm. Histológicamente, la masa presentaba áreas sólidas de tejido adiposo y fibras musculares esqueléticas, junto con áreas quísticas de material mucoide revestidas de epitelio respiratorio, sin criterios de malignidad.
En la literatura hallamos descritos 20 casos de teratoma de páncreas.
El teratoma nace de células totipotenciales, hallándose mayoritariamente en gónadas, y raramente en localizaciones extra gonadales como el páncreas. Las células germinales se diferencian en tejidos derivados de endodermo, mesodermo y principalmente ectodermo, de ellas se origina un tumor quístico revestido por piel, pelos, glándulas sebáceas y tejidos dentarios3, nombrado teratoma quístico o quiste dermoide. Estos pueden ser maduros (benignos) generalmente quísticos, e inmaduros (malignos) generalmente sólidos.
Este prevalece en la mujer de 50 años de edad, cursa con sintomatología inespecífica como plenitud gástrica, dolor abdominal, palpación de masa abdominal, vómitos y raramente ictericia; en el páncreas la localización anatómica predominante es en cuerpo1,2.
Si bien la confirmación diagnóstica del teratoma es anatomopatológica, el diagnóstico se establece mediante la TC.
Los hallazgos en las exploraciones complementarias varían según los tejidos que lo componen4. La ecografía y la TC muestran una masa quística, sin septos, con bordes bien definidos, hipoecogenicidad e hiperintensidad por la presencia de tejido adiposo y calcificaciones (fig. 1).
La colangioresonancia magnética permite objetivar si existe comunicación o no de las lesiones quísticas con el conducto pancreático, en el caso de teratoma las lesiones quísticas no dependen ni se comunican con el conducto pancreático.
En 1991, Markovsky publica el primer caso de teratoma de páncreas diagnosticado previa cirugía mediante punción aspiración con aguja fina (PAAF). Actualmente la ecoendoscopia permite la obtención del líquido contenido mediante punción, la presencia elevada de marcadores tumorales CEA y CA 19.9 o contenido mucinoso orienta de premalignidad o malignidad tanto en el teratoma como en el resto de lesiones quísticas6
El teratoma maduro puede conllevar complicaciones como compresión y más raramente ruptura quística produciendo una peritonitis granulomatosa. Alrededor de 1% de los quistes sufre transformación maligna de cualquiera de sus elementos integrantes, carcinoma de tiroides, melanoma, pero sobre todo carcinoma epidermoide; más atípica es la evolución a tumor endocrino a raíz de epitelio gástrico intestinal o respiratorio.
La opción terapéutica puede ser la observación en paciente asintomático e indicación quirúrgica en paciente sintomático y/o incremento de tamaño de quistes5,6.
A pesar de ser un tumor infrecuente en el páncreas, debemos recordarlo en el diagnóstico diferencial de los tumores quísticos de páncreas.