Objetivos: La extracción de objetos metálicos en tejidos blandos a menudo suele ser frustrante y consumir mucho tiempo de cirugía. A pesar del uso de preoperatorio de radiografías y radioscopia intraoperatoria, la localización estos objetos metálicos puede ser extremadamente difícil. Nos planteamos que la utilización de un imán orientable para la localización del cuerpo extraño podría ser útil en estos casos.

Caso clínico: Paciente mujer de 19 años destacando como antecedente familiar de interés para el caso clínico que su padre es carpintero. Consulta por presentar molestias a nivel de hipocondrio izquierdo en zona cercana a parrilla costal, no recuerda ningún antecedente traumático. Se realiza radiografía de abdomen donde se observa cuerpo extraño en la zona afecta, confirmando en TAC localización en pared abdominal. Se explora en consulta comprobando que se trata de un objeto metálico con afinidad por el imán. Se interviene utilizando un localizador magnético para la ubicación del cuerpo extraño, extrayendo fragmento metálico de lo que parece una puntilla. Se vuelve a explorar la zona detectando el imán actividad y se explora zona señalada por el localizador magnético extrayendo un segundo fragmento. Volvemos a explorar sin detectar ya actividad magnética, descartando más fragmentos. Evolución postoperatoria satisfactoria, con alta ambulatoria y radiografía de control que confirma extracción completa del cuerpo extraño. La incrustación de cuerpos extraños de tejidos blandos es algo que puede suceder con relativa frecuencia y su extracción bastantes veces se convierte en un autentico reto por la dificultad que supone la localización de los mismos. Se han descrito numerosas opciones técnicas de ayuda, como intensificadores de imagen, detectores de metales, imanes, fluoroscopia, etc., aunque con porcentaje de éxito poco satisfactorio. Hemos usado en este caso un potente imán con la capacidad de orientarse hacia la dirección del objeto metálico cómo un péndulo, de manera que cuando se encuentre en la posición neutra estamos justo encima del objeto. El dispositivo es simple y barato, consiste en un imán en contacto con la cabeza de una puntilla, y ésta en contacto con la cabeza de un clavo, de tal manera que se crea un campo magnético que mantiene las tres piezas unidas y además donde se unen la puntilla y el clavo la movilidad es absoluta como si fuera una articulación universal, lo que va a permitir que la puntilla se oriente hacia cualquier objeto que sea atraído por el imán.

Discusión: Pensamos que en los casos de incrustación de objetos metálicos en tejidos blandos puede ser útil la utilización de un imán para su localización y extracción, siendo éste un método inocuo y barato. El uso del imán en un dispositivo como el que hemos descrito en este caso nos aporta un plus de comodidad en la búsqueda, facilitando la localización, ya que vamos a tener una orientación espacial tridimensional gracias a su capacidad de señalar la zona de atracción magnética y de esta manera se pueden resolver casos complejos de pequeños objetos metálicos perdidos en zonas profundas difíciles de localizar.