La colecistitis eosinofílica (CE) fue descrita por primera vez en 1949 por Albot1. Su etiología no siempre está bien definida, pudiéndose deber a alergias, parasitosis, síndrome hipereosinofílico, gastroenteritis eosinofílica, síndrome de eosinofilia-mialgia y fármacos2,3. La eosinofilia periférica no está presente en la mayoría de los casos y el diagnóstico se establece por la presencia de infiltrado en la pared vesicular de más de 90% de eosinófilos4, ya que clínicamente se presenta con los síntomas clásicos de la colecistitis aguda. El tratamiento es la colecistectomía confirmándose el diagnóstico en el estudio anatomo-patológico.
Presentamos un caso de CE que se trató mediante colecistectomía laparoscópica. Se trata de un varón de 65 años con antecedentes de diabetes mellitus tipo 2 en tratamiento con antidiabéticos orales, nefrolitiasis y artrodesis lumbar, que no refería alergia a ningún medicamento. Acudió a Urgencias por un cuadro de dolor abdominal epigástrico y en el hipocondrio derecho, de 48 h de evolución, sin ninguna otra sintomatología. A la exploración la palpación era dolorosa en hipocondrio derecho y signo de Murphy positivo. En la analítica presentaba un recuento leucocitario de 10.500 leucocitos/mm3 con un 70,5% de segmentados y un 3,6% de eosinófilos (valores normales de referencia, 0-5%). La bilirrubina sérica total era de 1,3mg/dl las enzimas hepáticas estaban moderadamente aumentadas (GOT: 503 U/l, GPT: 239 U/l, GGT: 818 U/l, FA: 402 U/l). La ecografía abdominal mostró hallazgos compatibles con colecistitis aguda alitiásica y vía biliar principal normal, decidiéndose realizar colecistectomía de urgencia. Esta se realizó por vía laparoscópica y sin complicaciones. El estudio anatomo-patológico reveló una inflamación difusa de la pared vesicular, con una eosinofilia tisular>90% y con ausencia de cálculos (figs. 1 y 2). El paciente evolucionó favorablemente, siendo dado de alta hospitalaria a las 48 h de la intervención quirúrgica.
La CE es una rara entidad descrita por Albot en 19491, de la que apenas se recogen 30 casos en la literatura científica2–4 y que generalmente se presenta en ausencia de litiasis vesicular5. Ante la presencia de una colecistitis aguda, es difícil sospechar el diagnóstico antes del estudio histológico de la pieza, a no ser que exista eosinofilia periférica. La CE puede presentarse en pacientes con hipersensibilidad o alergia a fármacos como penicilinas o eritromicina3, síndrome de eosinofilia-mialgia, inmunosupresión, parasitosis por Echinococcus, Clonorchis sinensis o Áscaris lumbricoides4, infiltración eosinofílica gastrointestinal (gastroenteritis eosinofílica, hepatitis granulomatosa eosinofílica o ascitis eosinofílica)5, infecciones por citomegalovirus o criptosporidios, enfermedad de Crohn, sarcoidosis, lupus eritematoso, poliartritis nudosa, síndrome de Sjögren6–9 o por ingesta de hierbas medicinales10.
En ausencia de cualquiera de estas causas precipitantes, debe considerarse que se trata de una CE idiopática, como ocurre en el caso que referimos. La presentación clínica es igual a la del resto de colecistitis aguda y el diagnóstico se basa en la presencia de un infiltrado eosinofílico > 90% en el estudio histológico de la vesícula biliar6,8. En la mayoría de los pacientes la evolución clínica es benigna y el cuadro se resuelve con colecistectomía, generalmente laparoscópica. En caso de que de forma asociada exista un cuadro de gastroenteritis eosinofílica o colecistocolangitis eosinofílica, puede ser necesario el uso de corticoides para completar el tratamiento2,3.
En resumen, la CE es un cuadro clínico que se debe tener en cuenta ya que, si se asocia a eosinofilia periférica, hay que pensar en un gran número de situaciones clínicas en las cuales puede existir infiltración eosinofílica de otros órganos. Además, debemos descartar estas causas para poder definir una CE idiopática, como la del caso del que informamos.