El objetivo de la presente investigación se ha centrado en evaluar el nivel del estilo de vida saludable adquirido en adultos españoles de las ciudades españolas de Albacete y Murcia, y analizar las diferencias existentes en función del sexo y la edad.
Material y métodosSobre una muestra de 788 sujetos de edades comprendidas entre los 22 y 72 años de edad se aplicó la Escala de Valoración del Estilo de Vida Saludable Adquirido, formada por 52 ítems y estructurada en 7 dimensiones que explicaron una varianza total de 66,87% y un alfa de Cronbach de 0,894.
ResultadosEl 12% de los adultos encuestados tenía un estilo de vida saludable, el 53% tendente hacia la salud y el 35% nada o poco saludable. Las pruebas de χ2 de Pearson y análisis de residuos muestran una asociación positiva y significativa de las mujeres a la salud y una tendencia a la mejora significativa del estilo de vida con el transcurso de la edad. Los datos inferenciales (pruebas t de Student y ANOVA de un factor) confirman estas diferencias en función del sexo y la edad.
ConclusionesEs necesario promover programas preventivos para la mejora de la salud en los hábitos de la población, sobre todo en el 35% que posee un nivel poco o nada saludable en su estilo de vida.
The objective of this paper has focused on assessing the level of health-related lifestyle acquired in Spanish adults in the Spanish cities of Albacete and Murcia, and analyzing the existing differences according to sex and age.
Material and methodsOn a sample of 788 subjects aged between 22 and 72, the Health-related Lifestyle Assessment Scale was applied, consisting of 52 items and structured in 7 dimensions that explained a total variance of 66.87% and a Cronbach's alpha of 0.894.
ResultsA percentage of 12 of the adults surveyed have a healthy lifestyle, 53% show a trend to health and 35% poor or unhealthy. Pearson's χ2 tests show a positive and significant association of women with health and a trend of significant improvement in lifestyle with age. The inferential data (t-Student tests and one-factor ANOVA) confirm these differences according to gender and age.
ConclusionsIt is necessary to promote preventive programs to improve health in the habits of the population, especially in the 35% that show a poor or unhealthy level of lifestyle.
El estado de salud es uno de los elementos que definen la funcionalidad de un sujeto dentro de un determinado contexto social1–5. En este sentido, el nivel de salud alcanzado viene definido, en gran medida, por los hábitos de vida, que se basan en el comportamiento regular adquirido con el transcurso de los años6–9. El conjunto de hábitos considerados como principales factores del estado de salud definen lo que llamamos «estilo de vida»10–15.
Los sujetos forman gradualmente hábitos y estilos de vida estables que pueden tener grandes beneficios para la salud o, por el contrario, representar amenazas para su vida futura; constituyen lo que hemos venido a llamar «estilo de vida saludable adquirido». Según sea la orientación, el estilo de vida se va a convertir en uno de los principales predictores para que la salud adquiera una tendencia positiva o negativa16–20.
Desde esta perspectiva, va a ser fundamental poder evaluar y determinar el nivel de estilo de vida que, en un momento determinado de su vida, posee un sujeto, ya que de este modo podremos reafirmar determinados hábitos positivos y/o redirigir otros hacia modelos más saludables. Conocer el estilo de vida nos puede orientar a la hora de establecer modificaciones en las conductas de los sujetos que vayan encaminadas a mejorar la salud de su estilo de vida21,22. Igualmente, es importante promover el conocimiento y la formación en hábitos de vida, ya que existe una relación directa entre el nivel de formación y el nivel de estilo de vida saludable adquirido23. Según sean las características de la población estudiada, el nivel del estilo de vida puede variar notablemente24–27.
La mayoría de las investigaciones nacionales e internacionales analizan los hábitos y estilos de vida que tienen una influencia determinante sobre las diversas vertientes que definen el concepto holístico de salud, como son la salud física (hábitos de sueño y descanso, hábitos de alimentación, hábitos de práctica física, consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, responsabilidad individual en el cuidado), psicológica y afectivo-social. La mayoría de las investigaciones destacan niveles del estilo de vida más saludables en las mujeres que en los hombres28–32 y, a su vez, mejoras con el transcurso de la edad33,34.
Es por ello que el objetivo de la presente investigación se ha centrado en evaluar el estilo de vida saludable adquirido por adultos españoles de edades comprendidas entre los 22 y los 72 años utilizando un cuestionario de evaluación denominado Escala de Valoración del Estilo de Vida Saludable Adquirido (E-VEVSA), formado por 52 ítems y 7 dimensiones que incluyen los principales hábitos de vida predictores del estilo de vida saludable adquirido25.
Pensamos que, conociendo el nivel de estilo de vida, podremos plantear un refuerzo de aquellos hábitos que alcancen niveles de salud adecuados y/o reorientar aquellos otros que se sitúan en valores bajos o no saludables, tanto de forma individual, como colectiva.
Material y métodosParticipantesLa E-VEVSA fue administrada por médicos de familia en centros de atención primaria de las ciudades españolas de Albacete y Murcia a una muestra incidental y aleatoria de 788 sujetos adultos (49,5% hombres y 50,5% mujeres) de edades comprendidas entre los 22 y los 77 años. En Albacete fueron solicitadas las áreas de salud 2, 3, 5, 6 y 7, por lo que participaron 5 de los 9 centros existentes. En Murcia participaron 6 de los 14 centros existentes, dentro de las áreas 1 (Murcia Oeste), 2 (Cartagena), 5 (Altiplano) y 6 (Vega Media del Segura). Fueron contactados el 47,8% de todos los centros existentes en las ciudades de Albacete y Murcia. La selección de los participantes se realizó mediante muestreo no probabilístico, aleatorizado e intencional35. La recogida de datos fue realizada durante los meses de enero y febrero de 2022.
InstrumentoFue utilizada la E-VEVSA (Anexo 1), formada por 52 ítems estructurados en 7 dimensiones25. Las pruebas psicométricas exploratorias y confirmatorias realizadas arrojan una fiabilidad global de la escala con un alfa de Cronbach de 0,894 y explican una varianza total del 67,846%. La fiabilidad y la varianza explicada parcial de las diferentes dimensiones se presentan en la tabla 1.
Distribución de los 52 ítems definitivos, valor alfa de Cronbach parcial y varianza explicada para cada dimensión de la escala E-VEVSA
Factor o dimensión | N.o de ítems | Alfa de Cronbach | % varianza explicada |
---|---|---|---|
1) Responsabilidad individual en el cuidado de la salud: 9 ítems | 4, 12, 15, 19, 23, 28, 34, 39, 46 | 0,896 | 12,83 |
2) Hábitos de práctica físico-deportiva: 6 ítems | 8, 14, 24, 31, 36, 38 | 0,848 | 10,54 |
3) Hábitos de salud en las relaciones sociales: 10 ítems | 3, 6, 25, 27, 33, 41, 45, 47, 48, 50 | 0,776 | 9,86 |
4) Hábito de consumo de tabaco y alcohol: 9 ítems | 2, 9, 30, 35, 37, 42, 44, 51, 52 | 0,758 | 8,87 |
5) Hábito de alimentación saludable: 7 ítems | 5, 11, 17, 22, 26, 40, 43 | 0,744 | 8,70 |
6) Hábito de salud psicológica: 6 ítems | 7, 10, 16, 18, 21, 29 | 0,742 | 8,20 |
7) Hábito de descanso y sueño diario: 5 ítems | 1, 13, 20, 32, 49 | 0,732 | 8,04 |
Alfa de Cronbach global de la escala=0,894. Varianza total explicada del 67,846%.
Toda la investigación se realizó siguiendo las normas deontológicas reconocidas por la Declaración de Helsinki (revisión de 2008) y siguiendo las recomendaciones de Buena Práctica Clínica de la CEE (documento 111/3976/88 de julio de 1990) y la normativa legal vigente española que regula la investigación clínica en humanos (Real Decreto 561/1993 sobre ensayos clínicos). Todos los participantes cumplimentaron un escrito de consentimiento informado, y el proyecto y diseño de la investigación fue aprobado por los comités de ética de las universidades de Murcia y de Castilla-La Mancha. Así mismo, para la selección de los participantes fueron determinados como criterios de exclusión: no tener una edad inferior a 20 años, ya que por encima de este límite nos aseguramos una mayor estabilidad de los hábitos adquiridos por los sujetos; no estar diagnosticado de graves enfermedades, por lo que no se incluyeron sujetos con dolencias orgánicas de media o severa gravedad, tanto físicas como mentales. Así mismo, fueron descartados aquellos sujetos que dejaban sin contestar más de 2 ítems del cuestionario y, a su vez, determinamos de forma consensuada que los datos perdidos serían reemplazados por los valores medios de las puntuaciones de los ítems.
PuntuacionesLa puntuación máxima posible en la escala era de 260 y la mínima de 52. Los ítems se redactaron variando las codificaciones positivas y negativas con relación al estilo de vida, y aunque la forma de respuesta siempre se ordenaba con las modalidades de 1 a 5 (1: nunca; 2: casi nunca; 3: a veces; 4: con bastante frecuencia; 5: con mucha frecuencia), unos ítems puntuaban de 1 a 5 y otros de 5 a 1, según fuese su orientación positiva o negativa para la salud. Dichas puntuaciones serían recodificadas tras introducir los datos para su análisis mediante el programa informático SPSS® versión 28.
El nivel de clasificación del estilo de vida (nada saludable: 52-104; poco saludable: 105-156; tendente hacia la salud: 157-208; saludable: 209-260) se calculó dividiendo en 4 intervalos la diferencia entre la puntuación máxima (260) y la mínima (52). Es preciso tener en cuenta la interpretación de los ítems 69 y 70 a la hora de asignar las modalidades de respuesta, teniendo en cuenta la cantidad de cigarrillos consumida y el nivel de alcohol ingerido a la semana por parte de los sujetos participantes. La codificación de las respuestas se realizó a posteriori, una vez que se habían recogido los cuestionarios cumplimentados. En relación con la cantidad de cigarrillos consumidos, tuvimos en cuenta las aportaciones de la Organización Panamericana de la Salud36 y de Londoño Pérez et al.37. En el caso de la ingesta de alcohol, seguimos las aportaciones de Rodríguez Martos38, que utilizan las llamadas «unidades de bebida estándar».
Estadísticos utilizadosSe han utilizado estadísticos descriptivos básicos (media, desviación típica, máximo y mínimo) para las puntuaciones de las diferentes dimensiones de la escala. Se han aplicado tablas de contingencia con pruebas de χ2 de Pearson con análisis de residuos tipificados corregidos (rtc) para la relación entre variables cualitativas, y estadísticos inferenciales mediante la prueba t de Student para muestras independientes para las diferencias de las medias en la escala en función del sexo y ANOVA de un factor para contrastar las medias en función de las franjas de edad.
ResultadosResultados descriptivos y relacionales del nivel de estilo de vidaEn la tabla 2 observamos los datos descriptivos correspondientes a las puntuaciones obtenidas en cada una de las dimensiones que definen el estilo de vida saludable adquirido.
Media de las puntuaciones obtenidas en los diferentes factores de la escala E-VEVSA
Responsabilidad individual en el cuidado de la salud | Hábito de práctica de actividad físico-deportiva | Hábito de salud en las relaciones sociales | Hábito de consumo de tabaco y alcohol y/o drogas ilegales | Hábito de alimentación saludable | Hábito de salud psicológica | Hábito de sueño y descanso diario | |
---|---|---|---|---|---|---|---|
N | 788 | 788 | 788 | 788 | 788 | 788 | 788 |
Media | 22,2576 | 14,8604 | 37,0368 | 41,0952 | 25,0799 | 21,9188 | 18,3909 |
DT | 7,31421 | 5,57388 | 4,97413 | 3,80561 | 3,45013 | 3,63010 | 3,03717 |
Mínimo | 9,00 | 6,00 | 24,00 | 22,00 | 17,00 | 13,00 | 10,00 |
Máximo | 43,00 | 30,00 | 48,00 | 45,00 | 34,00 | 30,00 | 25,00 |
Intervalos | (9-45) | (6-30) | (10-50) | (9-45) | (7-35) | (6-30) | (5-45) |
La puntuación mínima de la suma de las dimensiones podía variar entre 52 y 260.
La tabla de contingencias con la prueba de χ2 de Pearson y el análisis de rtc que relaciona el nivel de estilo de vida saludable adquirido y el sexo (tabla 3) nos indica una asociación positiva y significativa (p<0,005) de la mujer con el estilo de vida saludable, indicando un rtc=3,4, mientras que los hombres se asocian negativamente a esta condición (rtc=−3,4).
Tablas de contingencia que relacionan el nivel del estilo de vida saludable adquirido con el sexo y la edad de los sujetos
Valoración del estilo de vida | Total | |||||
---|---|---|---|---|---|---|
Nada o poco saludable(52-156) | Tendente hacia la salud(157-208) | Saludable o armónico(209-260) | ||||
Sexoa | Hombre | Recuento | 140 | 219 | 31 | 390 |
% de sexo | 35,9 | 56,2 | 7,9 | 100,0 | ||
% del total | 17,8 | 27,8 | 3,9 | 49,5 | ||
Residuos corregidos | 0,5 | 1,7 | −3,4 | |||
Mujer | Recuento | 136 | 199 | 63 | 398 | |
% de sexo | 34,2 | 50,0 | 15,8 | 100,0 | ||
% del total | 17,3 | 25,3 | 8,0 | 50,5 | ||
Residuos corregidos | −0,5 | −1,7 | 3,4 | |||
Total | Recuento | 276 | 418 | 94 | 788 | |
% de sexo | 35,0 | 53,0 | 11,9 | 100,0 | ||
% del total | 35,0 | 53,0 | 11,9 | 100,0 |
Valoración del estilo de vida | Total | |||||
---|---|---|---|---|---|---|
Nada o poco saludable(52-156) | Tendente hacia la salud(105-208) | Saludable o armónico(209-260) | ||||
Franjas de edad (años)b | De 22 a 44 | Recuento | 139 | 108 | 34 | 281 |
% de franjas de edad | 49,5% | 38,4% | 12,1% | 100,0% | ||
% del total | 17,6 | 13,7 | 4,3 | 35,7 | ||
Residuos corregidos | 6,3 | −6,1 | 0,1 | |||
De 45 a 52 | Recuento | 66 | 160 | 37 | 263 | |
% de franjas de edad | 25,1 | 60,8 | 14,1 | 100,0 | ||
% del total | 8,4 | 20,3 | 4,7 | 33,4 | ||
Residuos corregidos | −4,1 | 3,1 | 1,3 | |||
De 53 a 72 | Recuento | 71 | 150 | 23 | 244 | |
% de franjas de edad | 29,1 | 61,5 | 9,4 | 100,0 | ||
% del total | 9,0 | 19,0 | 2,9 | 31,0 | ||
Residuos corregidos | −2,3 | 3,2 | −1,5 | |||
Total | Recuento | 276 | 418 | 94 | 788 | |
% de franjas de edad | 35,0 | 53,0 | 11,9 | 100,0 | ||
% del total | 35,0 | 53,0 | 11,9 | 100,0 |
Ninguna casilla (0%) con frecuencias esperadas inferiores a 5.
En la parte inferior de la tabla 3 observamos una tendencia a mejorar el nivel de estilo de vida saludable adquirido con la edad. De esta forma, mientras que los jóvenes entre 22 y 44 años se asocian positiva y significativamente (p<0,005) con una condición poco o nada saludable en su estilo de vida adquirido (rtc=6,3), en las franjas que abarcan desde los 45-52 a los 53-72 años hay una asociación positiva y significativa con el estilo de vida adquirido tendente hacia la salud (rtc de 3,1 y 3,2, respectivamente).
Resultados inferencialesLa prueba t de Student para muestras independientes (tabla 4) señala diferencias significativas entre hombres y mujeres en 5 de las dimensiones de la escala E-VEVSA, a excepción de los factores «Hábito de responsabilidad individual en el cuidado de la salud» y «Hábitos de salud en las relaciones sociales». Los hombres presentan una media de puntuación significativamente más alta (p<0,0005) en el hábito de práctica físico-deportiva y en los hábitos de salud psicológica, mientras que las mujeres obtienen puntuaciones más altas en el hábito de consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, hábitos de alimentación saludable y en los hábitos de descanso y sueño diario.
Diferencias de las medias en las puntuaciones en los factores de la escala E-VEVSA en función del sexo
Prueba de Levene para la igualdad de varianzas | Prueba t para la igualdad de medias | |||||
---|---|---|---|---|---|---|
F | Sig. | t | Sig. (bilateral) | Diferencia de medias | ||
Responsabilidad individual en el cuidado de la salud | Se han asumido varianzas iguales | 0,051 | 0,822 | 0,999 | 0,318 | 0,52051 |
No se han asumido varianzas iguales | 0,999 | 0,318 | 0,52051 | |||
Hábito de práctica de actividad físico-deportiva | Se han asumido varianzas iguales | 27,696 | 0,000 | 9,457 | 0,000 | 3,56098 |
No se han asumido varianzas iguales | 9,433 | 0,000 | 3,56098 | |||
Hábito de salud en las relaciones sociales | Se han asumido varianzas iguales | 0,992 | 0,320 | −7,314 | 0,000 | −2,50966 |
No se han asumido varianzas iguales | −7,320 | 0,000 | −2,50966 | |||
Hábito de consumo de tabaco, alcohol y/o drogas ilegales | Se han asumido varianzas iguales | 9,021 | 0,003 | −5,335 | 0,000 | −1,42207 |
No se han asumido varianzas iguales | −5,323 | 0,000 | −1,42207 | |||
Hábito de alimentación saludable | Se han asumido varianzas iguales | 9,690 | 0,002 | −4,220 | 0,000 | −1,02640 |
No se han asumido varianzas iguales | −4,225 | 0,000 | −1,02640 | |||
Hábito de salud psicológica | Se han asumido varianzas iguales | 9,551 | 0,002 | 3,553 | 0,000 | 0,91215 |
No se han asumido varianzas iguales | 3,559 | 0,000 | 0,91215 | |||
Hábito de sueño y descanso diario | Se han asumido varianzas iguales | 0,294 | 0,588 | −2,363 | 0,018 | −0,50988 |
No se han asumido varianzas iguales | −2,363 | 0,018 | −0,50988 |
En el modelo lineal general (ANOVA) que relaciona las puntuaciones obtenidas en la escala E-VEVSA con los diferentes tramos de edad (tabla 5) observamos que con el transcurso de la edad se produce un aumento significativo del nivel de estilo de vida saludable adquirido (p<0,0005), alcanzando la media de puntuación más elevada en el tramo de 49-55 años (185,18).
Análisis de varianza de las puntuaciones de la escala E-VEVSA en función de la edad
Edad (1) | Edad (2) | Diferencia entre medias (1−2) | Error típico | Significación | Intervalo de confianza al 95% | |
---|---|---|---|---|---|---|
Límite superior | Límite inferior | |||||
22-40 | 41-48 | −4,6576* | 1,62857 | 0,004 | −7,8545 | −1,4608 |
49-55 | −8,7837* | 1,64330 | 0,000 | −12,0095 | −5,5579 | |
56-72 | −2,9769 | 1,76077 | 0,091 | −6,4333 | 0,4795 | |
41-48 | 22-40 | 4,6576* | 1,62857 | 0,004 | 1,4608 | 7,8545 |
49-55 | −4,1261* | 1,60611 | 0,010 | −7,2789 | −0,9733 | |
56-72 | 1,6808 | 1,72612 | 0,330 | −1,7076 | 5,0691 | |
49-55 | 22-40 | 8,7837* | 1,64330 | 0,000 | 5,5579 | 12,0095 |
41-48 | 4,1261* | 1,60611 | 0,010 | 0,9733 | 7,2789 | |
56-72 | 5,8068* | 1,74003 | 0,001 | 2,3912 | 9,2225 | |
56-72 | 22-40 | 2,9769 | 1,76077 | 0,091 | −0,4795 | 6,4333 |
41-48 | −1,6808 | 1,72612 | 0,330 | −5,0691 | 1,7076 | |
49-55 | −5,8068* | 1,74003 | 0,001 | −9,2225 | −2,3912 |
Variable dependiente: puntuación total en la escala DMS.
22-40: 176,40±16,29; 41-48: 181,05±18,17; 49-55: 185,18±14,83; 56-72: 179,37±16,97.
Potencia observada: 0,998.
F=9,91; p<0,0005.
Calculado con alfa=0,05.
R2=0,037 (R2 corregida=0,033).
Basado en las medias observadas.
Los resultados de nuestra investigación señalan que el 53% de la población presenta un nivel de estilo de vida adquirido tendente hacia la salud, un 35% poseen un estilo de vida nada o poco saludable y tan solo algo menos del 12% tienen un estilo de vida saludable. Así mismo, encontramos una tendencia a la mejora significativa del estilo de vida con el transcurso de la edad (χ2=46,67; p<0,0005). Igualmente, del 35% de los sujetos con valoración poco o nada saludable de su estilo de vida, la mitad se encuentran en la franja de edad de 22 a 44 años. Por otro lado, encontramos una asociación positiva y significativa del nivel de estilo de vida saludable en las mujeres respecto de los hombres (χ2=12,296; p<0,0005).
Espinoza Lara y Vanegas López33, utilizando el llamado Health-Promoting Lifestyle Profile (HPLP-II) de Walker y Hill-Polerecky39, confirman la tendencia de los estilos de vida poco saludable en la etapa juvenil, ya que señalan en una muestra de universitarios nicaragüenses que el 53,3% de los encuestados se situaban dentro de un estilo de vida inadecuado o poco saludable. No encuentran diferencias significativas en relación con el sexo en estas edades juveniles.
Al igual que en nuestra investigación, Ventura Sucuple y Zevallos Cotrina34 encuentran una mejora del estilo de vida con el transcurso de la edad. En una investigación de tipo descriptivo y transversal con una muestra de 100 personas adultas mayores analizan el estilo de vida mediante el cuestionario Estilos de vida: alimentación, actividad física, descanso y sueño y encuentran que un 82% tienen estilos de vida saludable, mientras que el 18% restante está en niveles poco o nada saludables.
Mejorar el estilo de vida con el transcurso de la edad es importante, circunstancia que confirman Li et al.21 al analizar la Encuesta de Longevidad Saludable Longitudinal China de 2014 para identificar los estilos de vida de salud predominantes entre los ancianos chinos de 85 a 105 años. Los hallazgos mostraron que los comportamientos de estilo de vida saludable estimularon los sentimientos positivos de los ancianos chinos y condujeron a una mejor evaluación del bienestar subjetivo. Por el contrario, los comportamientos de estilo de vida menos saludable pueden ser un predictor de sentimientos negativos. Es importante integrar opciones de estilo de vida saludable para promover el bienestar psicológico de los ancianos.
Conocer el estilo de vida es importante para poder establecer programas de mejora que generen cambios saludables en los hábitos de vida. En este sentido, Proenza Fernández et al.22 realizaron en Cuba un estudio cuasiexperimental de intervención educativa durante un año en pacientes mayores de 60 años a fin de modificar sus conocimientos y estilos de vida sobre los factores de riesgo de la enfermedad cerebrovascular. Antes de la intervención educativa se encontró que el nivel de conocimientos sobre los factores de riesgo modificables de la enfermedad cerebrovascular era inadecuado en el 65,4% de los adultos mayores y adecuado en el 88,5%, después de aplicado el programa. Con respecto a la modificación del estilo de vida de los adultos mayores con enfermedad, al inicio de la intervención predominó la HTA descompensada, con un 76,9%, seguida de la no práctica de ejercicio físico, con un 57,6%, y ocupó el último lugar la cardiopatía isquémica descompensada, con un 11,5%. Una vez aplicado el programa, el 57,6% de los pacientes normalizaron las cifras de tensión arterial, el 34,6% se incorporaron a la práctica de ejercicio físico, y el 26,9% modificaron su conducta ante la ingestión de bebidas alcohólicas y la dieta.
El conocimiento y el grado de formación en salud es otro de los elementos importantes en la adquisición de hábitos y estilos de vida saludable; prueba de ello son los resultados obtenidos por profesionales de la salud. En este sentido, Sanabria-Ferrand et al.23 aplicaron un cuestionario con 57 preguntas a una muestra de 606 profesionales de la salud. El 46,2% (280) fueron hombres y el 53,8% (326) mujeres. Evaluaron la actividad física, el tiempo de ocio, el autocuidado, la toma de medidas de bioseguridad, los hábitos alimenticios, el consumo de psicoactivos y el tiempo de sueño. Los resultados muestran unos niveles del estilo de vida más altos que los registrados en nuestra investigación, agrupándose en la clasificación de buena, muy buena y excelente el 57,5% de las enfermeras y el 77% de los médicos.
Utilizando el HPLP-II en una muestra de 250 refugiados sirios, Alzoubi et al.28 obtienen puntuaciones similares en las diferentes dimensiones a las medias obtenidas en nuestra escala. Si consideramos en E-VEVSA las medias de las puntuaciones directas obtenidas entre 1 y 5, hallamos valores que pueden ser comparados con los sujetos de esta investigación. La puntuación más alta se encontró en el dominio de relaciones interpersonales (2,89; DT 0,52 frente a E-VEVSA 3,7; DT 0,49), el dominio de manejo del estrés (2,48; DT 0,43 frente a E-VEVSA 3,65; DT 0,60), el dominio de nutrición (2,34; DT 0,37 frente a E-VEVSA 3,58; DT 0,49), el dominio de responsabilidad en la salud (2,20; DT 0,62 frente a E-VEVSA 2,47; DT 0,81) y, por último, la actividad física (1,35; DT 0,18 frente a E-VEVSA 2,47; DT 0,81). Al igual que en nuestros resultados, estos investigadores encuentran puntuaciones medias en estilo de vida significativamente más altas en mujeres que en varones.
Vidal Gutiérrez et al.29 utilizaron el HPLP-II en una muestra de 441 adultos chilenos, de ambos sexos, entre 20 y 65 años. Los autores encuentran diferencias significativas entre hombres y mujeres en las dimensiones de actividad física, manejo de estrés y crecimiento espiritual. Las medias de las puntuaciones en los diferentes factores son similares a las obtenidos en la escala E-VEVSA.
Insfrán Falcón et al.24 valoraron el estilo de vida relacionado con el sobrepeso y la obesidad en una muestra de 75 sujetos con edades comprendidas entre los 18 y los 60 años utilizando una escala creada por Pardo et al.40 que consta de 5 dimensiones coincidentes con la mayoría de las incluidas en E-VEVSA. Los autores obtienen resultados de salud del estilo de vida similares a los registrados en nuestra escala, ya que manifiestan que un 68% de los sujetos necesitan cambios para mejorar, mientras que tan solo un 32% posee un estilo de vida saludable. La media en cada una de las subescalas es similar a la obtenida con nuestro instrumento.
Mejores resultados señalan Triviño et al.26 al analizar el estilo de vida utilizando el instrumento llamado «Fantástico» en una muestra de 147 adultos colombianos. Los autores encuentran un excelente nivel del estilo de vida en un 35,5% de las mujeres y un 23,9% de los hombres; una mayor proporción de adultos con buen estilo de vida (56,5% en mujeres y 54,9% en hombres). La menor proporción fue hallada en mujeres y hombres con calificaciones de regular estilo de vida, con un 7,8 y un 21,1%, respectivamente. No encontraron sujetos con mal nivel de estilo de vida.
Por su parte, Tol et al.30, utilizando la escala HPLP-II con estudiantes de pregrado con una media de 21,01 años de edad, obtienen que un 40,7% de los estudiantes posee un buen estilo de vida y un 19,8% de ellos tenía una salud moderada o media. Las frecuencias más altas y más bajas de calidad de vida relacionada con la salud correspondieron a muy buena (58,6%) y excelente (9%) salud, respectivamente. Excepto por el manejo del estrés (p<0,05) y el sexo de los estudiantes, no hubo relaciones significativas entre otros aspectos de HPLP-II y el sexo. No hubo una relación estadísticamente significativa entre la calidad de vida global de los estudiantes y la nutrición, la actividad física, la responsabilidad de la propia salud y el manejo del estrés, mientras que sí hubo una relación significativa entre la calidad de vida global y el crecimiento espiritual de los estudiantes.
Grimaldo31 aplicó un cuestionario de valoración del estilo de vida a una muestra de 409 estudiantes de segundo ciclo de una escuela de posgrado de la ciudad de Lima. Sus resultados muestran que la dimensión de práctica deportiva, tanto en varones como en mujeres, era no saludable, siendo los puntajes más bajos significativamente en las mujeres, al igual que encontramos en E-VEVSA. El resto de los hábitos ?alimentación y sueño y reposo? se encontraban dentro de la clasificación de saludables, siendo las mujeres las que tenían puntuaciones significativamente más altas.
Monje Mahecha y Figueroa Calderón32, sumando todas las puntuaciones de las dimensiones de una encuesta conformada por 27 ítems aplicados a una muestra de 916 estudiantes de secundaria, hacen referencia a 6 dimensiones del estilo de vida saludable: Actividad física y deporte, Manejo del tiempo libre y recreación, Autocuidado y cuidado médico, Hábitos alimenticios, Consumo de tabaco, alcohol y otras drogas y Sueño. La valoración del estilo de vida contrasta con nuestros resultados, ya que tan solo el 3,9% de los hombres tienen hábitos poco saludables, el 88% saludables y el 7,8% muy saludables, frente a las mujeres con un 4,5% poco saludable, 90% saludable y un 5,2% muy saludable. Se observa similitud en la valoración en cuanto al sexo, destacándose en los apartados poco saludable y muy saludable una leve diferencia significativa a favor de los hombres, resultado que probablemente puede ser atribuido a la práctica de la actividad física.
Rosales Rodríguez et al.27 realizaron en Cuba un estudio descriptivo y transversal con 165 adultos mayores (102 mujeres y 63 hombres) mediante una guía de entrevista estructurada que tuvo en cuenta los hábitos, costumbres y estilos de vida, edad, sexo, hábitos de fumar, ingestión de bebidas alcohólicas, prácticas de ejercicios físicos, participación en juegos, visita al familiar, actividades culturales, participación de algún club o sociedad, participación en alguna ocupación, en las actividades de la familia y la sexualidad. Hallaron que solo el 33,3% de los adultos mayores poseía un estilo de vida saludable. Uno de los factores que más influyó en el resto de los ancianos fue tener hábitos tóxicos, tales como: café, tabaco, ingestión de bebidas alcohólicas y el sedentarismo.
ConclusionesEs importante la valoración del estilo de vida como factor predictor de salud para un sujeto o población. Los resultados de nuestra investigación nos permiten poder planificar programas preventivos de salud para reorientar los hábitos de vida en aquellos sujetos que tienen niveles bajos de salud en las puntuaciones de su estilo de vida y reforzar las conductas y hábitos de aquellos que se encuentran en puntuaciones de estilo de vida saludable. Los puntos fuertes de nuestra investigación los constituyen la construcción de un instrumento de evaluación del estilo de vida con muy buenos índices de fiabilidad y validez, ya que en España hay muy pocas escalas para valorar el estilo de vida. Además, nos permite detectar comportamientos o hábitos que pueden afectar a la salud global del sujeto, tanto de manera individual como global. Sin embargo, como limitación, no nos permite conocer el estado clínico y de salud objetivo que posee el sujeto en cada momento, circunstancia que requiere de la realización de los correspondientes reconocimientos médicos habituales.
Conflicto de interesesLos autores declaran que no tienen ningún conflicto de intereses.
A todos los médicos de familia de los centros de atención primaria de las comunidades autónomas de Murcia (España) y Castilla-La Mancha (España) que han colaborado en la administración de los cuestionarios a la muestra de pacientes participantes en la investigación.