Es indudable que vivimos en la que pudiéramos denominar «sociedad de la información»: prensa, televisión, información audiovisual y escrita de todo tipo, Internet, etc.
Cualquier individuo de nuestra sociedad se encuentra sometido a un verdadero bombardeo informativo, lo que en principio debería ser un elemento altamente positivo si se pudiera colegir que a mayor información debe corresponder mayor conocimiento.
Desgraciadamente, no siempre es así ni mucho menos, puesto que constituye una realidad incontrovertible que información no equivale a conocimiento, ya que este último sólo se adquiere cuando se recibe información veraz y contrastada, se está suficientemente preparado para poder interpretar la información recibida y se poseen los elementos previos adecuados para poder asumir razonablemente la citada información.
No vamos a entrar en lo que sucede en otros ámbitos diferentes del sanitario, ya que éste es el único que compete a este editorial. Realmente, de todos los elementos antes citados, imprescindibles para que la información se convierta en conocimiento, el que más falla y menos responsable se muestra es el citado en primer lugar: la veracidad de la información emitida. Sólo a título de ejemplo ilustrativo dejamos aquí constancia de una serie de «perlas» de información médica y sanitaria recogidas de una sola publicación, suplemento de uno de los periódicos de más prestigio de nuestro país; dicho suplemento lleva por título «Salud y Vida». «El Centro médico Tecknon ha presentado la ecografía intraoperatoria, una nueva técnica que guía al cirujano por medio de la imagen para la extirpación de las lesiones no palpables de la mama.» «La sauna... activa la circulación y regula la presión arterial.» «La danza oriental potencial la feminidad...; ayuda a eliminar toxinas, debido a los movimientos realizados con la pelvis...; su práctica puede mejorar el aparato reproductivo.» Sobre el aceite de Onagra de Arkopharma se afirma: «Su contenido en fitoestrógenos hace también que la menopausia transcurra de una forma más favorable.» «La grasa acumulada en el área abdominal constituye un mayor riesgo para la salud de desarrollar enfermedades asociadas al sobrepeso y a la obesidad que la grasa acumulada en otras zonas del cuerpo.» «La acumulación de grasa abdominal puede deberse a sobrepeso o a cambios hormonales.»
Estos son sólo algunos ejemplos de lo que «informa» la citada publicación. Pero lo grave es que esta es la tónica general de la denominada información médica sanitaria; dicha información está habitualmente presidida salvo unas honrosas excepciones por la falta de rigurosidad, cuando no por la más absoluta estupidez. Sin embargo, esta es la información que recibe un público en general no preparado para discernir entre buena o mala información, con lo que a la postre lo que se consigue es una absoluta «desinformación», a nuestro juicio más perjudicial que el desconocimiento.
Alguien debería preocuparse de un problema que cada vez es más grave.