INTRODUCCIÓN
La sexualidad es un tema que ha despertado el interés de hombres de toda ley y condición desde los tiempos primitivos hasta nuestros días. En la última década la salud sexual ha alcanzado un considerable grado de aceptación, como prueba legítima y necesaria de los cuidados sanitarios modernos, tanto a nivel general como profesional, casi todas las facultades de medicina imparten actualmente enseñanza sobre sexualidad humana y los periódicos mas prestigiosos del mundo publican informes sobre investigaciones realizadas en el campo de la sexualidad1. El desarrollo de la sociedad contemporánea impone nuevos retos y desafíos con relación a la sexualidad y su educación que permitan lograr un carácter personalizado del ser humano, un sujeto protagónico libre y responsable de su sexualidad2. Hay diferencias en la sexualidad en las distintas edades de la vida; los adultos distinguen los deseos y sentimientos sexuales de otros sentimientos; sin embargo, los niños y niñas van aprendiendo esto paulatinamente. Mientras que en los adolescentes repercuten con fuerza los sentimientos sexuales, ellos sienten que la actividad de sus genitales es demasiado abrupta y tratan de averiguar si continúan así. No saben que paulatinamente se irán haciendo más dependientes de la voluntad y establecerán un equilibrio entre deseos, afectos y respuestas espontáneas de su organismo3. Es importante entonces el conocimiento adecuado de las características de esta edad y de las exigencias que las nuevas condiciones de vida plantean a la personalidad que se desarrolla y a los que están responsabilizados de estimular y dirigir sus conocimientos y educación4. La educación sexual debe formar parte de la educación integral de cada individuo, que incluye los conocimientos y habilidades de cada ser humano; la vida en pareja y familia debe orientarse a preparar a las nuevas generaciones a fin de que puedan desarrollar relaciones de pareja estables, duraderas y felices, así como educar a sus hijos en los principios de la actual sociedad cubana4,5. No podemos negar que existen problemas con la educación sexual en jóvenes y adolescentes, que las relaciones antes del matrimonio se realizan a temprana edad y sin control, tanto en el varón como en la mujer, que no seleccionan correctamente su pareja, y en el peor de los casos se establecen relaciones con varias personas a la vez, por lo que contraen infecciones de transmisión sexual (ITS), así como un mayor número de embarazos precoces, aborto y deserción escolar.5 La adolescencia, a causa de los cambios biológicos y psicológicos, así como la asunción de las nuevas responsabilidades sociales que se contraen en esa etapa, hace que las expresiones de la sexualidad se vean con un inmenso temor por parte de los adultos. Es necesario desplegar los mayores esfuerzos para que arriben a ella con la posibilidad de tener los conocimientos necesarios para que la pulsión sexual pueda ir vinculada a la nueva expresión amorosa que surge: la relación de pareja6.
Por lo antes expuesto, y preocupados por el alza de embarazos precoces y abortos provocados entre adolescentes en nuestra área, realizamos este trabajo para exponer el grado cognoscitivo de nuestros adolescentes en materia de su educación sexual y cómo repercute en ésta el medio familiar en que se desenvuelve.
MATERIAL Y MÉTODOS
Se realizó un estudio analítico de corte transversal con el objetivo de caracterizar la educación sexual de los adolescentes que provienen de medios familiares adversos pertenecientes al Local 48 del Policlínico Comunitario Docente José Martí, de Camagüey, durante el año 2004. El universo de estudio estuvo constituido por 186 adolescentes de ambos sexos, con edades comprendidas entre los 12 y los 19 años de edad, pertenecientes a este local del médico de la familia. La muestra se diseñó por relación 1:3, utilizándose el método del sorteo, y fue de 50 adolescentes, que constituyeron el grupo de estudio; éstos provenían de un medio familiar adverso, es decir, con situaciones de alcoholismo, drogadicción, divorcio de los padres, violencia intrafamiliar, encarcelamiento, situación socioeconómica desfavorable y desvinculados laboralmente. Este grupo se comparó con otro grupo de adolescentes que no presentaban medios familiares adversos según los aspectos antes mencionados y al que se denominó grupo testigo. La fuente primaria de los datos la constituyeron las historias clínicas y familiares de cada uno de ellos. A ambos grupos se les aplicó una encuesta diseñada por los autores que contuvo las siguientes variables: edad de las primeras relaciones sexuales; comunicación con sus padres acerca de problemas de su sexualidad; uso del condón como protección en sus relaciones sexuales para evitar las ITS; causas por las cuales creen tener una inadecuada educación sexual, y conocimiento sobre las ITS. Esta encuesta, una vez completada, se convirtió en el registro primario definitivo de la investigación. Los datos se procesaron con métodos estadísticos y los resultados se expusieron en forma de tablas y gráficos.
RESULTADOS
En la tabla I se muestra la incidencia de los adolescentes con conflictos familiares en el estudio realizado; obsérvese cómo de 186 adolescentes, 79 presentaban conflictos familiares en sus hogares, con una incidencia del 42,5%, es decir, casi la mitad de ellos presentaba algún conflicto en el hogar, ya sea por alcoholismo, violencia física, divorcio, encarcelamiento y por estar desvinculados laboralmente, entre otras razones. Las primeras relaciones sexuales aparecen en la tabla II. Llama la atención que existió un predominio de éstas en edades comprendidas entre los 12 y los 15 años en ambos grupos (el 70 y el 34%) y predominó el grupo de estudio, que aportó la mayor parte de los casos. En cuanto a la comunicación con los padres (tabla III), nótese que hubo un predominio, en el grupo de estudio, de sujetos que plantearon tener una mala comunicación con sus padres (29 casos; el 58%), pero no fue así en el grupo testigo, en el que el 74% de los sujetos planteó tener una buena comunicación con sus padres sobre temas de sexualidad. En la tabla IV se describe el comportamiento del uso del preservativo en las relaciones sexuales: como puede observarse, su no uso fue más frecuente en el grupo de estudio (82%) que en el grupo testigo (24%). El conocimiento acerca de algunas ITS aparece en la figura 1; es notorio señalar que el 100% de los adolescentes de ambos grupos conocía el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)/sida, así como un porcentaje alto de ambos grupos conocía la sífilis (el 66 y el 84%), la gonorrea (el 58 y el 70%), así como otras infecciones como la trichomoniasis (el 34 y el 8%); el resto de las ITS fueron reconocidas por un bajo porcentaje en ambos grupos. En cuanto a los trastornos biopsicosociales encontrados en nuestro estudio, podemos observar en la figura 2 que la ingestión de bebidas alcohólicas y el hábito de fumar fueron los que más casos aportaron, fundamentalmente en el grupo estudio (un 76 y un 64%, respectivamente), seguidos de los que recurrieron al aborto para interrumpir un embarazo (42%). Por último, en la figura 3 se muestra que, para los adolescente de nuestro estudio, la causa principal de su inadecuada educación sexual se debe a la mala comunicación con sus padres (el 90% en el grupo de estudio y el 64% en el grupo testigo), seguida de confiar en amistades de su edad que suelen tener también una inadecuada educación sexual (el 80 y el 46%, respectivamente).
Fig. 1. Conocimiento de infecciones de transmisión sexual. ITS: infecciones de transmisión sexual; VHI: virus de la inmunodeficiencia humana. Fuente: encuesta.
Fig. 2. Trastornos biopsicosociales. ITS: infecciones de transmisión sexual. Fuente: encuesta.
Fig. 3. Causas por las que creen tener una inadecuada educación sexual. Fuente: encuesta.
DISCUSIÓN
En los últimos años hemos presenciado lo que se ha dado en llamar «revolución sexual», lo que evidencia un inicio precoz de las relaciones sexuales en menores de 14 años. Éste se ha constituido como un fenómeno universal y se ha comprobado que existe una conducta muy precoz para este tipo de relaciones. Cortés et al7 en un estudio encontraron que el inicio de las relaciones sexuales de los adolescentes había ocurrido entre los 14 y los 17 años; otros encontraron resultados similares al nuestro. En otros estudios realizados por Gutiérrez Baró8, se determinó que los padres necesitan entender de manera clara que la educación sexual no es una locura ni un asunto de decisión propia. Aunque el conocimiento y la información acerca de la sexualidad han aumentado, muchos adolescentes se enfrentan a dificultades y retos y, ante demandas que son difíciles para cualquier joven es indiscutible que los padres, maestros y dirigentes sociales deben tener una amplia información acerca de todo lo relacionado con la sexualidad y analizar cada uno de los aspectos con serenidad y respeto8. En otras palabras, muchos adultos piensan que ofrecer información sobre sexualidad a los adolescentes es motivo de preocupación, ya que consideran que los jóvenes son sexualmente promiscuos y que, suministrándoles nuevas informaciones, aumentaría esa promiscuidad. En esta investigación, se destaca, en primer lugar, la deficiente educación sexual, de la cual son responsables muchas personas, entre las que se encuentran los padres, que deben desempeñar, sin duda, un papel protagónico en esta cotidiana y no pocas veces difícil empresa8. Los preservativos son uno de los pocos anticonceptivos disponibles actualmente que ofrece alguna protección contra la propagación de las ITS; los estudios de laboratorio han demostrado que muchos de los agentes patógenos causantes de estas enfermedades no pueden atravesar a través de la pared del preservativo; esto incluye ITS virales para las cuales no existe tratamiento eficaz hasta la fecha, como el sida9. En algunos países de la América Latina, como Argentina y Chile, también se descuida el uso del preservativo para evitar el contagio del las ITS (36,37%). Esto sucede de forma similar en Brasil, donde la mayoría de los varones y mujeres no usa eventualmente el condón, lo que se debe a que «es incómodo y disminuye la sensación»10,11. Peláez y Rodríguez12 reportan que el grado de información sobre el sida y su prevención de este grupo son buenos, resultados contradictorios al nuestro. En diversos estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud12 se constató que los programas de educación sexual estimulan a los jóvenes a postergar las relaciones sexuales penetrativas, o si son ya sexualmente activos a reducir el número de parejas o incorporar prácticas sexuales más seguras. Este trabajo revela que un porcentaje considerable de los adolescentes estudiados mantiene relaciones sexuales, aunque la información que manejan al respecto es con frecuencia insuficiente o de mala calidad, lo que corrobora la pertinencia de implementar programas educativos específicos12,13. Pérez y Mojena14 observaron, en los años noventa, que el 30% de los abortos realizados en Cuba fueron de jóvenes adolescentes. En Cuba, donde el aborto es legalmente aceptado y también socialmente por una parte considerable de la población, resulta poco frecuente que la mujer que opta por esta decisión presente síntomas conscientes de depresión o de angustia. Es llamativo, a pesar de la cobertura del sistema nacional de salud y el grado de instrucción medio de la población, que se mantengan cifras elevadas de aborto voluntario. No es una meta movida sólo por el interés de mejorar los indicadores de salud, o por economizar recursos necesarios para brindar servicios de calidad y evitar, en lo posible, los riesgos que de forma mediata o inmediata produce el aborto15. En estudios fuera de Cuba16 se plantean que los adolescentes que deciden abortar provienen de niveles socioeconómicos elevados, poseen mayores aspiraciones y logros educacionales, sus madres cuentan con niveles educacionales superiores, tienen mayores sentimientos de autoestima y de control de su vida, muestran menores niveles de ansiedad y se encuentran en mejor capacidad para conceptuar su futuro. Asimismo, en una revisión de 1.572 jóvenes, solteras embarazadas, el 61% había planteado la necesidad de abortar a sus dos progenitores15,16. Gutiérrez8 plantea que es importante enfocar el estudio de la salud y el desarrollo de los adolescentes desde una perspectiva psicosocial integral que considere factores del entorno, como la familia, la escuela, los compañeros y la pareja, entre otros, así como sus características personales, porque en la adolescencia, generalmente, se inician las relaciones sexuales y los comportamientos que exponen a los jóvenes al riesgo de contraer una ITS o un embarazo no deseado. También es importante insistir en que existe un vivo interés entre los adolescentes por mejorar su grado de información sobre la sexualidad, incluidos aspectos referidos a su propio cuerpo, la reproducción, las relaciones sexuales, el uso de anticonceptivos, el problema de los embarazos y la prevención de las ITS8,13.
CONCLUSIONES
Existe una alta incidencia de adolescentes con pobre conocimiento del tema de la sexualidad. Este estudio demuestra la importancia de la familia en la educación y formación del adolescente, así como la influencia negativa de un medio familiar adverso para el desarrollo adecuado de la persona adolescente y una adecuada educación sexual.