Con una cierta periodicidad los diversos medios de comunicación advierten de la aparición de una nueva epidemia que causa preocupación y temor, al tiempo que alertan sobre eventuales medidas de prevención. Las mencionadas advertencias no siempre, afortunadamente, se traducen en realidad, como sucedió con el problema de las llamadas «vacas locas» o la peste aviar. En otras ocasiones, en cambio, se han producido efectos devastadores, como ocurrió en el caso del sida o, más recientemente, del ebola.
Desde hace algunas semanas se ha asistido a una nueva llamada de atención por la extensión «de manera explosiva» (en palabras de la Directora General de la OMS) de una nueva epidemia causada por el virus zika.
No solemos ocuparnos aquí de este tipo de problemáticas, pero en este caso parece obligado el comentario dada la trascendencia de la enfermedad causada por el virus zika para nuestra especialidad.
Se trata de un virus del género Flavivirus, de la familia Flaviviridae, que se transmite por la picadura de mosquitos del género Aedes, que incluyen el mosquito tigre. La enfermedad o fiebre del zika es benigna y se manifiesta con sintomatología bastante similar a la de la gripe (fiebre, cefalea, conjuntivitis, dolores articulares, mialgias, etc.), dura de 2días a una semana y se cura espontáneamente. Sin embargo, la importancia actual radica, en primer lugar, en su amplia extensión por la mayoría de países sudamericanos, en especial Brasil, habiéndose detectado también algunos casos en Estados Unidos de Norteamérica y en Europa; y, en segundo lugar (y este es el hecho más trascendente y preocupante), por la posibilidad de que produzca microcefalia fetal y/o síndrome de Guillain-Barré (asociación sugerida en diciembre de 2015 por el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades). Aun cuando son ya diversos los casos de microcefalia fetal en mujeres embarazadas e infectadas por el virus en el primer trimestre de la gestación, la relación causa/efecto no ha sido aún totalmente comprobada, y lo mismo sucede con la posibilidad de aparición del antes citado síndrome. En cambio, lo que sí está ya comprobado es que el virus zika atraviesa la barrera placentaria.
Parece claro que se deberá estar alerta sobre todos estos hechos ya que, por ahora, no existe tratamiento contra el virus y tampoco es previsible la aparición de alguna vacuna en el corto plazo.
La gran movilidad poblacional en nuestra época impide descartar una más amplia extensión de la enfermedad. Po el momento, ya es aconsejable que las gestantes no viajen a países de las áreas a las que se ha extendido la enfermedad.