El catéter como acceso para hemodiálisis, aunque no está recomendado por las guías K-DOQI y EPBG, cada vez tiene una mayor prevalencia en las salas de hemodiálisis. En la actualidad los catéteres tunelizados, con cuff de doble luz son de elección en la población en diálisis. La ventaja fundamental es la posibilidad de ser insertados con facilidad y permitir un acceso de uso inmediato. Las complicaciones más frecuentes son las tardías y son la disfunción del catéter secundaria a procesos trombóticos o migración del catéter, la estenosis venosa central y la bacteriemia relacionada con el catéter (CRB). La trombosis intrínseca representa la principal complicación y la causa fundamental de pérdida del catéter. Debe intentarse tratamiento intraluminal con enzimas líticas y si son incapaces de restaurar el flujo se debe cambiar el catéter previa destrucción de la vaina de fibrina. La estenosis venosa central normalmente es asintomática. En las lesiones sintomáticas la angioplastia percutánea es el tratamiento de elección. Hay pocos datos respecto al beneficio del stent en hemodiálisis.
La CRB es una complicación de gran morbimortalidad. Se han desarrollado distintas medidas preventivas para disminuir la tasa de infección. La adopción de un protocolo de asepsia estricto reduce significativamente la incidencia de CRB. El tratamiento precoz es la herramienta más efectiva para prevenir el desenlace fatal que a veces ocurre.