La obesidad puede definirse como la acumulación excesiva de reservas grasas. Esta acumulación da lugar a incrementos de peso corporal, lo que a menudo lleva a simplificaciones como la de considerar directamente el supuesto exceso de peso como una expresión de un exceso de grasa. La introducción de fórmulas sencillas que corrigen el simple dato ponderal con la altura, como el índice de masa corporal (IMC) o índice de Quetelet (peso/altura2 en kg y m, respectivamente)1, se extiende cada vez más como índice a menudo único de medida de la gravedad de la obesidad. Sin embargo, este dato no es directamente aplicable a todas las configuraciones corporales con igual efectividad, ya que no distingue la diferente distribución corporal entre varones y mujeres, no tiene en cuenta factores étnicos ni la edad de los individuos2,3, no es aplicable a personas con elevada musculación y tampoco toma en consideración la masa ósea, la envergadura lateral o anteroposterior, la proporción relativa tronco/extremidades, etc.4.
La estimación de la masa grasa con cierta fiabilidad resulta difícil por requerir la disponibilidad de instrumental o materiales habitualmente no asequibles, la utilización de técnicas complejas o engorrosas y una notable ausencia de datos de referencia5. La introducción de técnicas combinadas de conductancia/impedancia, junto con el desarrollo de algoritmos aproximados aplicables a una buena parte de la población6, ha hecho posible en los últimos años la proliferación de numerosos aparatos comerciales que no requieren grandes instalaciones ni una preparación especial de técnicos y pacientes. Las correlaciones halladas en numerosas series con los métodos clásicos de medida del porcentaje de grasa7 han demostrado que son sistemas de valoración bastante fiables y pueden ser utilizados con un buen margen de seguridad en la mayor parte de los contextos clínicos.
En el mercado existen numerosos aparatos de medida de la grasa corporal por conductancia/impedancia que miden estos parámetros entre puntos diversos del cuerpo, de modo que el "arco" de medida puede englobar la parte superior del tronco si se mide entre ambas extremidades superiores, el tronco inferior y las piernas si se mide entre ambos pies o todo el tronco si se mide entre un antebrazo y un pie. Dado que la distribución de la grasa corporal es distinta en varones y mujeres, y que existe una gran variabilidad en las proporciones corporales en nuestras poblaciones, nos planteamos evaluar la efectividad comparada de estos tres enfoques para la medición de la grasa corporal en un colectivo bastante uniforme: jóvenes estudiantes sanos de ambos sexos. Como elemento de comparación empleamos un método antropométrico clásico de medida del porcentaje de grasa mediante la suma de pliegues cutáneos. El objetivo principal del trabajo era evaluar la correlación entre estos métodos comerciales de fácil disponibilidad para su eventual aplicación con garantías a trabajos de campo. En la realización de este estudio, por tanto, sólo hemos utilizado instrumentos disponibles comercialmente, y en todo caso hemos seguido las instrucciones específicas de los fabricantes.
MATERIAL Y MÉTODOS
Los sujetos del estudio fueron estudiantes de Biología de la Universidad de Barcelona que participaron voluntariamente en el estudio y colaboraron de forma activa en la realización de las medidas y cálculos. Se reclutó a un total de 75 mujeres y 32 varones, cuyas medidas esenciales se exponen en la tabla 1. La medida de la tasa metabólica en reposo se realizó mediante la medida del consumo de oxígeno8 en reposo y en ayunas, efectuada con el metabolímetro ECAO/Respihom® (Jeulin, Évreux, Francia) en condiciones estándar9.
Para la medida del porcentaje de grasa corporal se utilizó un método estándar de medida de cuatro pliegues cutáneos9 (bíceps, tríceps, subescapular y suprailíaco), y su procesado se llevó a cabo con el programa Nutridiet Pro 3.0® (J&J Soldevila. Barcelona. España), con un calibre de pinza electrónico Trimmeter. Este método estándar se basa en el empleo de las tablas de Durnin y Womersley10, que establecen los porcentajes de grasa corporal para cada sexo y en cuatro márgenes de edad en función de la suma en centímetros de los cuatro pliegues indicados. El porcentaje de grasa corporal también se estimó mediante tres impedianciómetros portátiles: Omron® (modelo BF-300. Omron Healthcare GmbH. Hamburgo. Alemania), que mide la impedancia a lo largo de los brazos y del arco escapular; Tanita® (body fat monitor scale TBF-531. Tanita Co. Tokio. Japón), que mide la impedancia a lo largo de las piernas y la cintura pelviana, y Maltron® (body composition analyzer BF-905. Maltron. Rayleigh Ess. Reino Unido), que mide la impedancia a lo largo del arco mixto brazo-pierna (fig. 1).
El análisis estadístico de las diferencias entre los grupos se realizó mediante la prueba de la t de Student. Los análisis estadísticos y coeficientes de correlación se calcularon mediante el programa GraphPad Prism (GraphPad Software Inc. San Diego, CA. EE.UU.).
RESULTADOS
La población estudiada es bastante uniforme por lo que respecta a la edad, pero también en cuanto a la altura y el peso (tabla 1). La mayoría de los sujetos estudiados presentó valores de IMC menores de 25, aunque una proporción significativa un 30% de las mujeres tenía valores por debajo de 20. La tasa metabólica en reposo también mostró una considerable uniformidad, aunque con valores relativamente bajos, lo que está en consonancia con la escasez relativa de grasa sugerida por el bajo IMC.
En la tabla 2 se exponen los valores medios obtenidos en la población estudiada para los 4 métodos de estimación del porcentaje de grasa aplicados a varones y mujeres jóvenes. Para éstas, los valores máximos se obtuvieron con el sistema del arco pelviano, y los más bajos, con el escapular. Para el grupo de varones, los valores fueron algo más uniformes, con un máximo para el arco mixto brazo-pierna y el mínimo para el escapular. Las diferencias entre los métodos resultaron significativas para el sistema de arco escapular (Omron ® ) con respecto a los otros dos métodos de impedancia. Para el subgrupo de las mujeres, las diferencias fueron aún mayores, de modo que los únicos métodos que no mostraron diferencias significativas fueron el de pliegues y el del arco brazo-pierna (Maltron ® ). La máxima diferencia para el grupo de mujeres (26%) se observó entre los métodos Omron ® y Tanita ® , y para los varones (también un 26%), entre los métodos Omron ® y Maltron ® .
En la tabla 3 se presentan los coeficientes de correlación lineal y su significación estadística entre los 4 métodos investigados, así como con los parámetros antropométricos básicos (peso, altura, IMC). La correlación de los métodos analizados con el peso es buena en todos los casos (salvo el método de pliegues en los varones) y también con el IMC, pero no con la altura. Hay correlaciones significativas entre los resultados obtenidos con todos los métodos, lo que indica que las diferencias se deben esencialmente a una inadecuación de las fórmulas genéricas utilizadas para diferentes patrones de distribución de la grasa corporal.
DISCUSIÓN
El porcentaje de grasa corporal encontrado en el grupo de mujeres, un promedio del 22-30% (según el método utilizado), con un IMC de cerca de 22, y el hallado en los varones, con un 14-19% de tejido graso y un IMC de 23, pueden interpretarse como valores normales con respecto a los que habitualmente se consideran estándares para una población homogénea como la estudiada2,3,9.
La distribución de la grasa corporal, distinta en varones y mujeres, no se tiene en cuenta con la simple utilización del valor del IMC2. Las máximas diferencias entre sexos se aprecian en los sistemas que toman en consideración sólo el arco escapular (Omron ® ) o pelviano (Tanita ® ); con valores más bajos en ambos casos para el método del arco escapular, en el que los varones presentan valores del 65% del de las mujeres, y máximos para las mujeres con el arco pelviano (potenciado por la mayor acumulación grasa en las caderas de las mujeres): los varones en este caso tuvieron valores de sólo el 59% de los de las mujeres.
Como era de esperar, las máximas diferencias entre métodos aparecen al comparar las medidas de impedancia/conductancia entre el arco pelviano y el escapular (1,36 y 1,25 veces mayor el primero que el segundo en mujeres y varones, respectivamente). A pesar de la mayor comodidad de análisis que plantean estos dos métodos, en ninguno se efectúan las medidas a través de todo el tronco, con lo que teóricamente tienden a minusvalorar la grasa visceral. Por esta razón es más recomendable la utilización del método brazo-pierna para determinar correctamente la grasa acumulada en la parte central del tronco. En cambio, las valoraciones por el método de los pliegues o la medida de la impedancia a lo largo del arco pelviano pueden ser adecuados para la evaluación de grasa de distribución esencialmente subcutánea.
Las diferencias entre métodos de evaluación de la grasa corporal encontradas en el presente estudio pueden ser magnificadas cuando éstos se apliquen a personas obesas, con una desigual distribución de las masas de grasa y con una masa mucho mayor de tejido adiposo, por lo que es aconsejable la utilización de al menos dos medidas complementarias.
Dado que existe una buena correlación entre los datos obtenidos para los arcos escapular y pelviano (aunque en el primer caso los valores sean sensiblemente menores que en los demás métodos), se recomienda no utilizar los sistemas de medida a lo largo del arco escapular si se quiere tener una medida genérica de la masa grasa, aunque es perfectamente útil para establecer diferencias de distribución en comparación con medidas realizadas en otros arcos, como en el presente estudio. Para una medida global del porcentaje de grasa corporal puede ser más aconsejable recoger los datos de la medida brazo-pierna y del arco pelviano (o disponer de los datos de los pliegues cutáneos) con el fin de evaluar mejor el porcentaje de grasa corporal y tener, además, una idea más concreta de la distribución de grasa en un determinado sujeto.