Agradecemos los comentarios de los autores1 en lo que se refiere al artículo recientemente publicado2. Los nuevos tratamientos inmunitarios, entre los que se encuentra el bacilo de Calmette y Guérin, han supuesto un importante avance en la terapéutica de los tumores vesicales. Sin embargo, no hay que olvidar sus posibles, y en ocasiones graves, efectos secundarios2. El cáncer de vejiga es el cuarto tumor más frecuente en el hombre y el undécimo en la mujer. Su tratamiento inicial suele ser la resección transuretral, que permite la valoración histológica, el grado de anaplasia y la asignación de estadio, de acuerdo con la presencia o ausencia de compromiso del músculo3.
Entre el 0,001 y el 0,0001% de los casos de tuberculosis por Micobacterium bovis variedad bacilo Calmette Guérin (BCG) que afectan a cualquier parte del organismo, la mayoría lo hace en forma miliar. Sin embargo, también hay casos descritos como tuberculosis primaria, linfadenitis mediastínica, absceso del psoas, aneurisma micótico de aorta abdominal, epididimitis, hepatitis granulomatosa1, espondilodiscitis y coriorretinitis4.
La complicación más seria y potencialmente fatal es la sepsis por M. bovis BCG, debida fundamentalmente al paso de bacilos al torrente circulatorio. La causa más común de entrada es por cateterismo traumático y absorción por la pared vesical inflamada de dichos bacilos.
No hay que olvidar que según algunos estudios, el porcentaje de fallecimientos como consecuencia de estas complicaciones estaría en torno al 0,4%5.
El diagnóstico de la infección por micobacterias lo haremos por la clínica, los antecedentes del paciente y sobre todo por la identificación microbiológica, aunque es importante recordar que la ausencia de aislamiento del germen no descarta la presencia de una infección, ya que el resultado está en función de múltiples factores como el número de microorganismos presente, el método de transporte y las técnicas de cultivo de la muestra.
Tradicionalmente, el diagnóstico microbiológico se ha basado en la baciloscopia, el cultivo y la identificación fenotípica. En los últimos años se han ido desarrollando nuevos métodos, como son los moleculares o genotípicos, que han supuesto una buena alternativa para el diagnóstico rápido de la tuberculosis.
Si bien el método más rápido, sencillo y económico disponible es la baciloscopia, su utilidad es limitada, sobre todo en las formas extrapulmonares (paucibacilares) dada su escasa sensibilidad (del 45 al 80% de los cultivos positivos). Tampoco hay que olvidar que el 17% de los casos de transmisión tuberculosa se debe a pacientes con baciloscopia negativa y cultivo positivo6.
Por el contrario, hoy en día el cultivo continúa siendo el método de referencia por su sensibilidad y por permitir acceder a estudios posteriores con el aislado micobacteriano (identificación, sensibilidad y tipificación epidemiológica).
La caracterización fenotípica de las micobacterias se hace en base a la aplicación de diferentes métodos: estudio de la morfología de la colonia, aspecto del cultivo, reducción de nitratos (NO3), producción de niacina y crecimiento en presencia de 10μg/ml de TCH y en presencia de 50μg/ml de pirazinamida7.
Sin embargo, el hecho de que el crecimiento del bacilo tuberculoso sea lento en general representa un gran inconveniente para un diagnóstico rápido de la enfermedad. En las dos últimas décadas el cultivo ha tenido un desarrollo espectacular mediante los nuevos medios y sistemas más o menos automatizados, a pesar de lo cual aún se requieren varias semanas para alcanzar la confirmación microbiológica definitiva y más aún con los procedimientos de identificación fenotípicos8.
En la actualidad se dispone de distintas técnicas moleculares destinadas a la identificación de las diferentes especies del CMTB. Algunas de ellas permiten la detección directa de M. tuberculosis de la muestra clínica; también existen productos comerciales que detectan la multirresistencia a partir del cultivo y de la muestra clínica en 24–48h.
Un diagnóstico rápido es importante, ya que implica la administración de una adecuada pauta de tratamiento y una intervención epidemiológica precoz (aislamiento y estudio de contactos9).
Dado que M. bovis BCG se utiliza como complemento para potenciar la actividad inmunógena en el tratamiento de algunas enfermedades por su alto poder antigénico, el diagnóstico de la especie es fundamental para conocer si el aislamiento es M. bovis BCG o si se trata de una infección que causa otra especie del grupo CMTB y así poder decidir el tipo de tratamiento a administrar.