Hemos leído con interés el original breve «Estudio del impacto a nivel de salud pública del cribado universal del virus de la inmunodeficiencia humana en un servicio de urgencias»1. Estamos de acuerdo con los autores en la importancia de realizar intervenciones dirigidas a disminuir el retraso diagnóstico de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), si bien nos gustaría realizar algunos comentarios.
En primer lugar, creemos que hay múltiples motivos para no implementar medidas de cribado voluntario en un servicio de urgencias hospitalario (SUH). Los SUH en nuestro medio presentan de forma habitual situaciones de saturación, y además existe una presión del propio sistema sanitario para disminuir y racionalizar costes2. En este contexto, añadir un programa de cribado voluntario no solo aumentaría los costes, sino que enlentecería el proceso asistencial de todos los pacientes y en especial de aquellos con un resultado positivo. Cabe destacar que informar a un paciente de que presenta una infección por VIH es una tarea que requiere un asesoramiento por personal experto y debe llevarse a cabo en un entorno apropiado y con el tiempo necesario3,4.
En segundo lugar, llama la atención la baja prevalencia de nuevos diagnósticos en su trabajo (0,15%), por debajo de la prevalencia observada en la población general de Cataluña (0,4%)5 y en estudios recientes realizados en nuestro entorno (0,6%)6. En este sentido nos preguntamos si pudo existir un sesgo de selección, dado que la población encuestada presentaba una baja frecuencia de prácticas de riesgo para la transmisión del VIH.
En nuestra opinión las pruebas de diagnóstico rápido del VIH en los SUH deberían dirigirse a grupos de riesgo para la transmisión del VIH7 y ante situaciones que sugieran inmunosupresión, como por ejemplo presentaciones atípicas de enfermedades prevalentes8, pero no como parte de un cribado voluntario.