Caso clínico
Mujer de 40 años, residente en el medio rural, que no había viajado fuera de España y que no presentaba otros antecedentes de interés. Acudió al servicio de urgencias por presentar un edema en el párpado superior del ojo derecho de inicio brusco. En la exploración oftalmológica sólo presentaba edema en dicho párpado con papilas de color blanco-amarillento en la conjuntiva tarsal superior. Se instauró tratamiento antiinflamatorio y posteriormente se añadieron fomentos calientes. La analítica fue normal y no se detectó incremento de eosinófilos.
Dos meses después acudió a consulta presentando menor inflamación palpebral, desaparición de las papilas y una zona cicatrizal pequeña en la piel del párpado a través de la cual, según refería la paciente, había salido varios días antes una «hebra blanquecina» de más de 5 cm de longitud que la paciente traía en un pañuelo. Ante la sospecha de que el cuerpo extraño fuera algún agente infeccioso la muestra fue remitida al laboratorio de microbiología (fig. 1).
Evolución
El cuerpo estraño era un helminto, que fue examinado macroscópica y microscópicamente y que se identificó como una hembra de Dirofilaria repens basándose en los antecedentes epidemiológicos de la paciente, el tamaño de la larva (11 cm), el diámetro de la sección del gusano de 480 µ m (comprendido entre 220 y 660 µ m), la cutícula formada por múltiples capas y la existencia de abundantes músculos somáticos1,2. Se descartó la presencia de otras larvas en la paciente y se realizó un seguimiento clínico con buena evolución sin tratamiento. La identificación definitiva de estos helmintos es difícil y se están desarrollando técnicas de biología molecular3,4 y métodos serológicos para que mejoren los sistemas de identificación5,6.
Comentario
Las infecciones humanas por estos helmintos son raras, pero se han descrito en distintas localizaciones, aunque las pulmonares son las más frecuentes7-12.
La presencia en el ojo es un hecho muy poco frecuente, pero ha sido descrita desde hace muchos siglos12-15 así como infestaciones periorbitales16, conjuntivales17 o afectaciones de vítreo o retina18.
Las dos especies encontradas más frecuentemente en nuestro medio son D. repens y D. immitis. D. repens es un parásito habitual del tejido subcutáneo conectivo de perros, aunque se han encontrado también en gatos y en otros mamíferos. Las microfilarias, que no se detectan en el hombre, son de 290 ± 20 µ m de longitud y aparecen en sangre a medianoche, aunque también pueden aparecer al mediodía pero en menor número. Las transmiten los mosquitos de los géneros Aedes, Anopheles y Culex19.
La ribera del Mediterráneo es una zona en la que se han descrito muchos casos de esta infestación20, y en nuestro país existen estudios serológicos que indican una alta prevalencia de anticuerpos en la población estudiada, que oscila entre el 5%21 y el 9,3%22, lo que podría sugerir un infradiagnóstico de estas infestaciones, sobre todo los nódulos subcutáneos y pulmonares; por tanto, estos helmintos deben ser tenidos en cuenta cuando ante la presencia de un cuerpo extraño en un ojo, se pretenda esta-blecer un diagnóstico diferencial, aunque el paciente no haya viajado a países tropicales endémicos de otras filariasis.