Caso clínico
Mujer de 25 años de edad, natural de Gambia, residente en España desde hace 3 años, que acude a urgencias por presentar dolor cólico en hipogastrio, sin irradiación, de unas 2 h de duración y que cede espontáneamente. Acompañando a los episodios de dolor, presentaba tenesmo vesical y disuria. La paciente refiere episodios similares desde hace 2 años. En el análisis fundamental el único dato destacable fue eosinofilia de 16,2%. Los parámetros bioquímicos, la urografía IV y la ecografía abdominal fueron normales, y los coprocultivos y urocultivo negativos. Se realizó un estudio de parásitos en heces (método de formol-éter) de tres muestras seriadas y estudio de parásitos en orina de 24 h. Se observó, en una de las tres muestras de heces remitidas, una estructura de aproximadamente 160 x 14 μm, con una corta cavidad bucal y un prominente primordio genital (fig. 1). El estudio de la orina de 24 h reveló la presencia de numerosas estructuras ovales de 120 x 60 μm, con espícula terminal (fig. 2).
Figura 1. Estructura de 160 x 14 mm, con corta cavidad bucal y prominente primordio genital.
Figura 2. Estructura oval de 120 x 60 mm, con espícula terminal.
Evolución
El estudio morfológico y el tamaño de estas estructuras permitió identificarlas como larva rabditiforme de Strongyloides stercoralis (fig. 1) y huevos de Schistosoma haematobium (fig. 2). La paciente recibió tratamiento con praziquantel (20 mg/kg/12 h, un día) para la esquitosomiasis e ivermectina (200 μg/kg/día, 2 días) para la estrongiloidiasis. Los estudios parasitológicos posteriores fueron negativos.
Comentario
S. stercoralis es un nematodo intestinal de distribución mundial, aunque particularmente endémico en zonas rurales de países con clima tropical o subtropical, donde las condiciones climáticas de humedad y calor permiten su desarrollo y supervivencia1. En España se han descrito casos autóctonos en la Comunidad Valenciana, relacionados fundamentalmente con labores agrícolas2,3. La infección se adquiere con la penetración de las larvas filariformes a través de la piel, desde donde migran a pulmón y maduran, para ser posteriormente deglutidas hasta el intestino delgado, donde las hembras adultas inician el ciclo reproductivo por partenogénesis. Ponen huevos en la luz intestinal, que eclosionan rápidamente para producir las larvas rabditiformes que mudan a filariformes, ya sea en suelo (estadio infectivo) o en intestino delgado (autoinfección). Existe un ciclo de vida libre, si las larvas filariformes alcanzan el estadio adulto en suelo4. La autoinfección endógena se mantiene durante varios años5. La infección puede ser asintomática o producir signos pulmonares, digestivos o dermatológicos6. En caso de inmunodepresión se puede originar estrongiloidiasis diseminada7. En cuanto al diagnóstico, la eliminación de larvas en heces es variable; puede ser escasa o nula, por lo que el examen de más de una muestra fecal, así como las técnicas de concentración, aumentan la sensibilidad8. Deben diferenciarse las larvas rabditiformes de las filariformes, muy indicativas de autoinfección7. El tratamiento de elección se lleva a cabo con ivermectina 200 μg/kg/día durante 2 días y como alternativas puede administrarse albendazol 400 mg/12 h durante 3 días o tiabendazol 25 mg/kg/12 h durante 3-5 días9.
S. haematobium es un trematodo endémico de África y Oriente Medio10,11 que produce la esquistosomiasis urinaria o vesical. La infección se adquiere por contacto con agua contaminada con larvas y penetración de éstas a través de la piel, desde donde migran al hígado pasando por corazón y pulmón. En 4-10 semanas atraviesan las venas mesentéricas inferiores y llegan a los plexos vesical y pélvico, lugar donde residen los adultos y se produce la oviposición. Los huevos atraviesan la pared de las vénulas, pasando a la orina y produciendo un síndrome urinario bajo: hematuria terminal, disuria y molestias hipogástricas. El depósito de huevos en la submucosa vesical provoca una reacción inflamatoria granulomatosa crónica. Según el grado de infestación, pueden desarrollarse calcificaciones vesicales, hidrouréter, hidronefrosis o insuficiencia renal12. Se ha establecido una correlación epidemiológica entre esquistosomiasis urinaria y cáncer de vejiga en zonas hiperendémicas13,14. El diagnóstico se realiza por observación e identificación de huevos en orina de 24 h u orina tras realizar ejercicio moderado12. El tratamiento de elección es praziquantel, 20 mg/kg/12 h en un solo día15.
El número de inmigrantes procedentes de países en vías en desarrollo ha aumentado de manera considerable en los últimos años, y con esto también el número de parasitosis importadas. Este caso constituye un ejemplo de poliparasitación en una paciente inmigrante, cuya sintomatología clínica hacía más bien pensar en esquistosomiasis únicamente urinaria. Creemos necesario realizar un estudio parasitológico completo en la población inmigrante con el fin de descartar todas las infecciones parasitarias posibles según el país de procedencia o los factores de riesgo. En caso contrario, ciertas infecciones asintomáticas podrían no ser diagnosticadas, con la repercusión que eso entraña, tanto en el paciente como en sus convivientes.