Sr. Director: La vía urinaria constituye la localización más frecuente de las infecciones que presentan los pacientes atendidos en nuestros hospitales1. Las bacterias que se aislan con más frecuencia en las infecciones de la vía urinaria son Escherichia coli, Enterococcus spp., Proteus mirabilis y Pseudomonas aeruginosa2.
El objetivo del trabajo fue conocer la etiología de las infecciones de las vías urinarias comunitarias y nosocomiales de pacientes ingresados en un hospital terciario. El trabajo se realizó en la Clínica Puerta de Hierro (500 camas) analizando los casos de infecciones de vías urinarias bacterianas de enfermos ingresados durante los años 1994, 1995 y 1996. Se estimó que hubo bacteriemia de origen urinario cuando se aisló el mismo microorganismo en el urocultivo (más de 100.000 colonias/ml) y en algún hemocultivo de los extraídos durante el mismo día. A todos los aislados se les realizaron pruebas de sensibilidad siguiendo las recomendaciones del National Committee for Clinic Laboratory Standars3 y se consideraron los criterios de los Centers for Diseases Control para catalogar el lugar de adquisición y la localización anatómica de las distintas infecciones4. El porcentaje de resistencia a meticilina de Staphylococcus aureus en infecciones nosocomiales en nuestro hospital durante el período de estudio fue del 35%. Las infecciones de las vías urinarias constituyen el 30% de las infecciones comunitarias y el 27% de las nosocomiales, durante el período analizado. La asociación entre variables cualitativas se realizó mediante el test de Fisher o test de la * 2. Las variables cuantitativas fueron evaluadas mediante el test de la U de Mann-Whitney debido a que estas variables no presentaron una distribución normal.
Se incluyeron 370 enfermos que ingresaron por infecciones de las vías urinarias comunitaria, 211 mujeres y 159 varones (tabla 1). La proporción de pacientes portadores crónicos de sonda vesical fue superior en los varones (37 pacientes, 23%) que en las mujeres (23 pacientes, 11%; p < 0,05). Cinco pacientes, de 11 con infección de las vías urinarias comunitaria por S. aureus, eran portadores de sonda vesical (38%), mientras que esta circunstancia la presentaban 55 pacientes infectados por alguna de las restantes especies bacterianas (15%; p < 0,05).
Se recogieron 377 casos de infección de las vías urinarias nosocomial (196 mujeres y 181 varones). En 295 casos (78%) los pacientes estaban sometidos a sondaje vesical. De 25 pacientes con infección de las vías urinarias nosocomial por S. aureus, 21 individuos (84%) eran portadores de sonda vesical en el momento de aparecer la infección de las vías urinarias (p < 0,05). En once de estos enfermos (44%) la cepa de S. aureus aislada era resistente a meticilina. Seis pacientes con infección de las vías urinarias nosocomial por S. aureus resistente a meticilina que habían recibido tratamiento antibiótico durante el ingreso (54%) por sólo 2 enfermos con infección de las vías urinarias nosocomial por S. aureus sensible a meticilina (14%; p < 0,05). Así mismo, el porcentaje de pacientes con infección de las vías urinarias nosocomial por Enterococcus spp. que había recibido antibiótico (38%) fue superior al de enfermos infectados por otras especies bacterianas (25%; p < 0,05).
La frecuencia de infección de las vías urinarias que se acompañó de bacteriemia en el conjunto de enfermos estudiados (infección de las vías urinarias comunitarias y nosocomiales) fue del 14,5% (tabla 1). En el caso de infección de las vías urinarias por S. aureus y E. coli, este porcentaje fue del 32 y del 17%, respectivamente. La proporción de pacientes con infección de las vías urinarias comunitaria con bacteriemia fue semejante entre pacientes con sonda vesical (14%) o sin ella (17%). Sin embargo, el porcentaje de pacientes con bacteriemia e infección de las vías urinarias nosocomial fue muy inferior en pacientes sometidos a sondaje vesical (19 enfermos, 6%) al de enfermos sin sonda vesical (30 pacientes, 43%; p < 0,01). En este último grupo (sin sonda vesical) había un 35% de pacientes inmunodeprimidos.
Las infecciones de las vías urinarias nosocomiales y comunitarias por S. aureus fueron más frecuentes en pacientes con sonda vesical (p < 0,05). Este hecho, que ya ha sido descrito por otros autores5, podría relacionarse con la adquisición por vía ascendente de las infecciones de las vías urinarias tras una eventual colonización de la sonda vesical a través de las manos del personal sanitario. No obstante, las infecciones de las vías urinarias por S. aureus suelen producirse vía hematógena6, por lo que es conveniente descartar, en estos casos, la presencia de otros focos infecciosos, endocarditis o infecciones de partes blandas6.
Los pacientes ingresados son sometidos, con más frecuencia que los que viven en la comunidad, a procedimientos invasivos como el sondaje vesical que pueden predisponer al desarrollo de infecciones de las vías urinarias7,8. A diferencia de lo hallado en otros estudios9, nosotros no hemos encontrado diferencias en el grado de invasión sanguínea entre varones y mujeres. Así mismo, la incidencia de bacteriemia de origen urinaria por P. aeruginosa y Serratia marcesnens fue menor que la encontrada en otros trabajos similares9,10. Al igual que otros autores10, hemos encontrado que E. coli es un microorganismo que causa frecuentemente bacteriemias de origen urinario.