Sr. Director: El levofloxacino, quinolona de tercera generación, tiene un amplio espectro de acción tanto para bacilos grampositivos como gramnegativos, por lo que su prescripción es cada día más generalizada; entre sus escasos efectos secundarios destacan algunas alteraciones neurológicas1,4. En esta carta describimos el caso de un paciente ingresado en la Unidad de Medicina Intensiva (UCI), que presentó agitación psicomotriz y desorientación en relación con la administración del mismo.
Se trata de un paciente varón de 50 años, fumador de 20 cigarrillos / día y con una ingesta enólica de 80 g /día, que fue ingresado en nuestra UCI procedente de otro hospital por una insuficiencia respiratoria grave secundaria a una neumonía aspirativa de 10 días de evolución. A la exploración física se objetivaba una boca séptica y a la auscultación respiratoria destacaba una hipofonesis global de predominio en ápex derecho. En su analítica de ingreso destacaba una leucocitosis con desviación a la izquierda, una hipoxemia grave y una discreta elevación en sus cifras de transaminasas, siendo el resto de parámetros bioquímicos normales. En la radiografía de tórax se evidenciaba una cavitación del lóbulo superior derecho.
Por su insuficiencia respiratoria precisó intubación orotraqueal y ventilación mecánica con una FiO2 (fracción inspirada de oxígeno) de 1, así como sedación con midazolam y morfina. Se había administrado inicialmente tratamiento antibiótico con amoxicilina-clavulánico en el hospital de origen. Tras recibir resultados microbiológicos de muestras respiratorias obtenidas mediante doble catéter telescopado, positivos para Pseudomonas putida, se cambió el tratamiento a imipenem más amikacina. Se realizó una tomografía axial computarizada en la que se objetivó una cavitación con un nivel hidroaéreo que se drenó mediante un catéter percutáneo. A las 3 semanas, debido a persistencia del cuadro febril y de la leucocitosis y ausencia de sobreinfección y de otros focos sépticos, se cambió empíricamente el tratamiento antibiótico a levofloxacino y clindamicina. Una semana después presentó mejoría de su situación séptica y respiratoria, pudiendo retirar la sedación y la ventilación mecánica.
Durante los días siguientes el paciente estuvo agitado y desorientado, precisando tratamiento con haloperidol. Dicha sintomatología fue atribuida inicialmente a "intensivitis"5 o deprivación del tratamiento con benzodiacepinas, si bien no desapareció hasta las 24 horas de la retirada del tratamiento antibiótico.
Las alteraciones neurológicas secundarias al tratamiento con quinolonas están relacionadas al desplazamiento de los receptores cerebrales del ácido gamma aminobutírico (GABA) que tiene analogía estructural y provoca su neuroestimulación, además lo potencian fármacos como las teofilinas y el imipenem. Estos efectos no son dosis-dependientes y desaparecen al retirar la medicación. En número de tratamientos globales con quinolonas los efectos secundarios neurológicos se recogen hasta en un 7,4% según series6, aunque en tratamientos con levofloxacino dichos efectos son menores (1,2%).
Por lo general, los pacientes ingresados en UCI pueden presentar cuadros de alteración de conducta (agitación, desorientación, cefalea, alucinaciones, etc) que en la mayoría de las ocasiones están en relación con un proceso orgánico (alteraciones metabólicas, estructurales, toxicidad farmacológica, etc). Cuando no se reconoce una causa subyacente se engloban en la llamada "intensivitis", atribuida a la pérdida del patrón de sueño-vigilia, un ambiente desconocido, el aislamiento, la ansiedad, etc.
Para afirmar que el levofloxacino fue el responsable del cuadro, deberíamos haber vuelto a administrarlo y si bien no puede afirmarse con rotundidad que un fármaco es el causante de un efecto secundario, si éste no vuelve a aparecer al administrarlo de nuevo, la relación temporal de la rápida desaparición de la sintomatología tras su retirada, sugieren en este caso que el levofloxacino sea el responsable7.
Por lo que queremos resaltar que ante un cuadro de trastorno de conducta de etiología imprecisa en un paciente en tratamiento con levofloxacino, debe plantearse que dicho fármaco sea el responsable.