Varón de 4 años, nacido y residente en Tenerife, sano, hijo de padres procedentes de Ghana, vacunado según calendario canario, además de antineumocócica trecevalente, vacuna de virus hepatitis A y antiamarílica. Acude al servicio de urgencias porque 7 días antes, estando en Ghana, comienza con fiebre de 39°C, aparición de tumoración inguinal izquierda dolorosa y lesiones en el glande. Unas semanas antes se realizó circuncisión en clínica privada en Accra.
EvoluciónSu pediatra inició tratamiento empírico con amoxicilina-ácido clavulánico y, al no observar mejoría, acuden al hospital. Al examen físico destaca tumoración inguinal izquierda de 3×5cm, caliente, gomosa y dolorosa a la palpación. En el lado derecho se objetiva una tumoración similar de menor tamaño. En glande presenta lesiones pápulo-pustulosas y una úlcera en surco balanoprepucial. En la ecografía inguinal se observa imagen compatible con conglomerado adenopático bilateral con signos de necrosis central y en la analítica destaca leucocitosis con predominio mononuclear, PCR: 58mg/l y VSG: 59mm/h (fig. 1). Cultivo de exudado de lesiones: negativo para bacterias; PPD de 25mm e IGRA (Quantiferon®-TB Gold) positivo. Serología de VIH negativa. En la biopsia ganglionar se detecta baciloscopia positiva, PCR frente a M. tuberculosis complex (ProbeTec® System, BD, Sparks, EE.UU.) positiva, creciendo en medio de cultivo líquido (BACTEC MGIT® 960, BD, Sparks, EE.UU.) una cepa identificada como M. tuberculosis complex, (Speed-oligo® Mycobacteria assay, Vircell, Granada, España) resistente a isoniazida (BACTEC MGIT® 960 SIRE/PZ BD, Sparks, EE.UU.). La anatomía patológica reveló la presencia de granulomas de células epitelioides, de tipo Langhans y linfocitos, rodeando áreas de necrosis caseosa. El estudio familiar fue negativo para tuberculosis. Antes de conocerse el antibiograma se inició tetraterapia antituberculosa (HRZE), retirándose posteriormente la H y manteniéndose RZE durante 6 meses, con buen cumplimiento y tolerancia. Tras haber cerrado la herida, se objetivó la presencia de una fístula a piel con salida de material caseificante que se resolvió con curas locales.
Comentario finalEl género Mycobacterium consta de más de 60 especies, pero solo una cuarta parte son patógenas para el hombre. Las micobacterias no tuberculosas tienen como fuente de contagio el medio ambiente, a diferencia de M. tuberculosis y el M. leprae que requieren del contacto con un enfermo1. Dado el número de pacientes con inmunodepresión farmacológica o infecciosa y la aparición de cepas multirresistentes, la tuberculosis está aún lejos de controlarse2,3. La expresión clínica de la infección cutánea es muy variada. Hay que diferenciar entre la adquisición exógena, la progresión por contigüidad, las lesiones de origen hematógeno y las reacciones de hipersensibilidad. En la adquisición exógena se ha de diferenciar entre inoculación primaria y tuberculosis verrucosa cutis, expresiones distintas de la infección dependiendo de si el paciente ha tenido o no contacto previo con el bacilo3–5.
En nuestro caso, el contacto previo es improbable, ya que nunca había visitado antes zona endémica y sus familiares no padecían la enfermedad. Se ha descrito la primoinfección a través de piel dañada o como consecuencia del contacto con material quirúrgico contaminado6, mecanismo más probable en nuestro caso. En la bibliografía internacional indexada en MEDLINE se describen solo 4 casos como el que se presenta, teniendo todos en común haber sido intervenidos en países de baja renta7–11.
FinanciaciónEl presente manuscrito, no recibió financiación de ninguna institución pública o privada.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.