La piomiositis en una infección bacteriana que afecta al músculo estriado, a menudo con formación de abscesos1. Es más frecuente en regiones de clima tropical, afectando a niños y adultos jóvenes1. En los últimos años se ha descrito un aumento de su incidencia en países de clima templado, sobre todo en pacientes inmunodeprimidos2–4. La bacteria responsable en más del 90% de los casos es Staphylococcus aureus y otros microorganismos grampositivos, aunque de forma esporádica se han descrito casos por bacterias gramnegativas, como Escherichia coli (E. coli)5,6.
Presentamos el caso de un varón de 82 años, con antecedentes de diabetes mellitus y penfigoide ampolloso, tratado con 25mg de prednisona diarios desde un año antes, que acudió a urgencias por presentar dolor en la extremidad inferior izquierda. Refería una clínica de 7días de evolución de dolor, eritema y edema en la cara posterior de la pierna izquierda, sin fiebre ni sensación distérmica en su domicilio. En la exploración física a su llegada al centro hospitalario destacaba la presencia de fiebre (38,4°C) y de una placa eritematosa, caliente, indurada y dolorosa en la cara posterior de su pierna izquierda, con zonas de crepitación. En la parte anterior se observaba un orificio fistuloso. En la analítica solicitada se objetivó leucocitosis con desviación izquierda (21.190 leucocitos/mcL y 4% de cayados). En la radiografía simple realizada (fig. 1) se observó una cantidad importante de gas que ocupaba toda la región posterior de la pierna izquierda. Se completó estudio con una tomografía axial computarizada (fig. 2), donde se describía una colección con nivel hidroaéreo que abarcaba todo el compartimento posterior, afectando al tejido celular subcutáneo. Ante la sospecha de piomiositis se comenzó tratamiento antibiótico empírico con teicoplanina e imipenem y se realizó un desbridamiento quirúrgico. Los cultivos del material purulento obtenido fueron positivos para E. coli, por lo que se modificó la antibioterapia a piperacilina-tazobactam con resolución completa del cuadro.
La piomiositis es una infección bacteriana que afecta a músculo estriado. Fue descrita por Scriba en 1885 como una enfermedad endémica de países tropicales, donde suele estar asociada a infecciones parasitarias y desnutrición, afectando a niños y jóvenes7. En climas cálidos la enfermedad afecta sobre todo a adultos inmunodeprimidos (con diabetes mellitus, enfermedades hematológicas, autoinmunes o sida)3,5,8,9. Más del 90% de los casos de debe a Staphylococcus aureus u otras bacterias grampositivas7, aunque se han descrito casos secundarios a bacterias gramnegativas, fundamentalmente E. coli en pacientes con enfermedades hematológicas5. La presencia de gas en las pruebas de imagen podría hacer pensar en la existencia de microorganismos anaerobios como agente etiológico, si bien cabe destacar que en casos debidos a enterobacterias, como el descrito, puede apreciarse también producción de gas en los tejidos afectados. Esto es debido a que tanto E. coli como otras bacterias similares pueden utilizar rutas metabólicas alternativas en casos de isquemia o anaerobiosis, que finalizan con la producción de dióxido de carbono. En pacientes diabéticos pueden darse estas condiciones por la frecuente afectación vascular en dicha patología y, además, existe un exceso de glucosa que las bacterias pueden utilizar como sustrato de su metabolismo anaeróbico10. En nuestro caso, uno de los principales factores de riesgo podría ser la existencia de una enfermedad cutánea, que permite la entrada de microorganismos. La diabetes mellitus constituye otro factor de riesgo conocido para el desarrollo de este tipo de procesos infecciosos. Además, el hecho de recibir tratamiento crónico con glucocorticoides podría constituir un riesgo añadido, debido a la inmunosupresión relativa que dicho tratamiento puede inducir, si bien este hecho no ha sido demostrado ni descrito previamente en la literatura2–5,7,9,11. Esta entidad debe sospecharse en todos los paciente inmunodeprimidos con dolor muscular y signos inflamatorios locales, dentro de los cuales cabría considerar a aquellos con tratamiento corticoideo crónico.