El aumento en las infecciones nosocomiales producidas por bacilos gram negativos multirresistentes, ha hecho necesario el desarrollo de nuevos antibióticos; en los últimos meses 2 nuevos antibióticos han sido aprobados por la FDA: ceftolozano/tazobactam y ceftazidima/avibactam para el tratamiento de infecciones intraabdominales —junto a metronidazol— e infecciones urinarias1. Desde junio del 2016 ceftazidima/avibactam ha sido aprobado en Europa para el tratamiento de neumonías nosocomiales, incluidas aquellas asociadas a ventilación mecánica e infecciones producidas por microorganismos aerobios gram negativos, con opciones limitadas de tratamiento2. Su experiencia de uso en hospitalización a domicilio (HAD) es inexistente, y dicho recurso, además de abaratar los costes, disminuye drásticamente la posibilidad de transmisión intrahospitalaria del microorganismo.
Describimos el primer caso de administración domiciliaria de ceftazidima/avibactam. Se trata de un paciente de 62 años hipertenso y recientemente diagnosticado —febrero de 2016— de leucemia aguda mieloblástica, en tratamiento quimioterápico. El paciente ingresa en hematología para ciclo de consolidación, y presenta como complicación bacteriemia persistente por Klebsiella pneumoniae BLEE (betalactamasa de espectro extendido) multirresistente secundaria a úlcera sacra. Inicialmente recibe tratamiento empírico con imipenem/cilastatina y colistina, ante la persistencia de la fiebre y hemocultivos, nuevamente positivos, se amplía antibiograma que muestra sensibilidad únicamente a ceftazidima/avibactam, resistente incluso a ceftolozano/tazobactam (concentración mínima inhibitoria de 8), por lo que se decide, ante los resultados y a pesar de que no estaba dentro de las indicaciones aprobadas en ese momento —actualmente sí—, iniciar tratamiento con ceftazidima/avibactam. Dada la estabilidad clínica se contacta con HAD para completar tratamiento; así, se continúa la administración de 2/0,5g/8h de ceftazidima/avibactam, para lo cual es necesario infusión en bomba y 2 visitas domiciliarias —estabilidad del fármaco diluido y fuera de nevera de 12h1—, sin incidencias destacables, ni efectos secundarios relacionados, y con negativización de frotis rectal y hemocultivos de control.
Las infecciones adquiridas en el hospital suponen la sexta causa de muerte tanto en EE. UU. como en Europa3, y aquéllas producidas por microorganismos gram negativos tienen especial capacidad para adquirir nuevos mecanismos de resistencias a antibióticos, especialmente si están bajo la presión de estos. El desarrollo de nuevos antibióticos ha sido escaso los últimos años, por lo que disponemos de un arsenal limitado de tratamiento para dichas infecciones. Dentro de estas, las bacteriemias nosocomiales producidas por gram negativos suponen el 30%, y los microorganismos más frecuentes incluyen especies de Klebsiella —como en nuestro caso—, siendo además un problema particularmente importante el aumento de la resistencia frente a cefalosporinas de amplio espectro y carbapenems3. De las bacteriemias nosocomiales por Klebsiella pneumoniae, en EE. UU., el 27,1% fueron resistentes a cefalosporinas de tercera generación, y el 10,8% fueron resistentes a carbapenems, con tasas de resistencia aún mayores en Europa3. En este punto es, por tanto, fundamental disponer de nuevas armas terapéuticas como es el caso de ceftazidima/avibactam, antibiótico aprobado el 25 de febrero de 2015, activo frente a un amplio grupo de bacterias gram negativas, Enterobacteriaceae y Pseudomonas aeruginosa inclusive, con mínima actividad, sin embargo, frente a Acinectobacter, anaerobios y microorganismos gram positivos4, bien tolerado (en el estudio REPRISE se reportaron como efectos secundarios más frecuentes los gastrointestinales, en misma proporción en las 2 ramas del estudio —con y sin ceftazidima/avibactam—, sin otros efectos secundarios importantes)5, y que ha demostrado actividad frente a Klebsiella pneumoniae carbapenemasa o KPC6, carbapenemasa clase A, codificada por genes plasmídicos, lo que explica su mayor capacidad de diseminación. Por otro lado, cabe destacar que el tratamiento antibiótico directamente observado en las unidades de HAD de España ha demostrado ser seguro, eficaz y, probablemente, más económico (no se disponen de datos claros que lo confirmen)7. Además, otra ventaja demostrada en este caso en particular —y hasta ahora no estudiada— es la posibilidad de administración domiciliaria del antibiótico, lo que disminuiría sensiblemente las posibilidades de transmisión de la bacteria.
En conclusión, el uso domiciliario de ceftazidima/avibactam en los casos seleccionados disminuiría drásticamente los costes derivados del ingreso, así como las complicaciones relacionadas con la estancia hospitalaria, no supondría mermas en el tratamiento indicado para el paciente y facilitaría el control en la transmisión intrahospitalaria, por lo que consideramos que debería plantearse su uso domiciliario en las circunstancias adecuadas.
FinanciaciónLos autores declaran no haber recibido financiación para la realización de este trabajo.