Sr. Editor: Con relación al artículo publicado en su revista por los Dres. Mostaza y Vahamonde1 quisiera, además de felicitar a los autores por sacar a la luz un tema de tanta importancia en la tuberculosis como es el retraso diagnóstico, hacer algunas consideraciones al respecto a lo expresado por los autores en relación a lo que indican "es un aspecto poco estudiado sobre todo en nuestro país". En este sentido cabe comentar que si bien es cierto, no lo es menos que podrían haberse incluido algunas referencias para completar la revisión bibliográfica que llevan a cabo los autores.
Así podría reseñarse el reciente trabajo de Altet et al2 y que viene en su conclusión a estar de acuerdo en lo publicado por M. Casal et al3 en otro manuscrito. Así como otros trabajos de autores españoles que se refieren al tema en los años 1990 a 20014-12.
En lo referente a las causas del retraso los autores la atribuyen sobre todo a dos motivos: el primero, la escasa pericia del médico para la sospecha clínica, y el segundo, la falta de diligencia del laboratorio en el análisis y comunicación de los resultados positivos.
Si bien esto es cierto, habría que matizar también las causas: la falta de educación sanitaria de los pacientes, la necesidad de que el médico siga pensando que la tuberculosis existe y en la necesidad de que las autoridades sanitarias tengan conciencia clara del problema y pongan las medidas adecuadas para una correcta y rápida utilización de la bacteriología que procure un resultado fiable, rápido y que llegue en tiempo real al clínico que lo necesita. Aspecto éste que hoy con los nuevos métodos de diagnóstico existentes para la tuberculosis y la informatización es posible y debe ser una exigencia en un país con un desarrollo sanitario como el nuestro para que el retraso diagnóstico y terapéutico en tuberculosis deje de ser un problema13-15.