Nos ponemos en contacto con usted para poner de manifiesto una grave irregularidad relacionada con un artículo recientemente publicado en Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica1 y cuyos autores son M. Lirios Julia, Javier Colomina, Victoria Domínguez, Nieves Orta y Antonio Guerrero. En este artículo se describe, gracias al uso de técnicas de biología molecular y estudios filogenéticos, un brote de meningitis aséptica (MA) causada por un enterovirus, el Echovirus 30. Queremos hacer constar que todo el trabajo de laboratorio se realizó en el Centro Nacional de Microbiología (CNM) del Instituto de Salud Carlos III, en concreto, en el Servicio de Microbiología Diagnóstica y en el Laboratorio de Referencia de Enterovirus.
A finales del año 2006 se recibieron en el CNM para su diagnóstico muestras de LCR de pacientes con MA procedentes del Hospital Universitario de la Ribera en Alzira, Valencia. En el Servicio de Microbiología Diagnóstica del CNM se realizaron ensayos de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) para determinar el agente causante de la MA, el resultado fue un enterovirus. Posteriormente, en el Laboratorio de Referencia de Enterovirus del CNM se llevó a cabo la tipificación molecular para caracterizar el serotipo (en este caso Echovirus 30). Además, se realizó un análisis filogenético con las secuencias obtenidas (junto con las de las cepas de referencia de Echovirus 30 y otras procedentes de nuestro laboratorio) para confirmar que se trataba de un brote (fig. 1).
Si bien en el artículo se comenta que el trabajo se realizó en el CNM, en ningún momento los autores de este (a los que en abril del 2007 se les mandó el informe escrito de los resultados y una figura con el árbol filogenético resultante del análisis) se han puesto en contacto con nosotros y además no han tenido en cuenta a las personas que hicieron el trabajo para escribir el artículo. Las consecuencias de este proceder son las siguientes: 1) se ha escrito y se ha publicado un trabajo que principalmente se basa en los resultados obtenidos en el CNM (si no fuera así, el título no podría contener las palabras «brote» y «Echovirus 30») y nadie del personal de nuestro Centro aparece como coautor/es; 2) los métodos moleculares descritos no son correctos, porque los autores han «supuesto» la metodología que hemos usado y han dado una referencia2 que no es la adecuada, ya que Cabrerizo et al3 describe estos métodos; 3) la figura del árbol filogenético que aparece debe haber sido «copiada» o «escaneada» ya que se envió en papel a modo informativo y en ningún momento se nos ha solicitado permiso para utilizarla y publicarla, y 4) si hubieran contactado con nosotros, sabrían que ya existe una Red de Laboratorios a nivel nacional para la vigilancia y el estudio de los poliovirus y otros enterovirus causantes de otros síndromes, principalmente MA4,5.
Resulta lamentable que estas situaciones sigan ocurriendo, ya que los autores al haber utilizado referencias bastante antiguas, una pobre descripción de la metodología molecular utilizada, así como, el desconocer la existencia de la Red de Vigilancia de Enterovirus, demuestran no tener la suficiente experiencia en el área de estudio como para escribir un artículo como el mencionado.
Estas actuaciones ponen en entredicho tanto el rigor científico de los evaluadores del trabajo como el prestigio de la revista, que ha aprobado la publicación del artículo sin hacer las correspondientes comprobaciones.