La hepatitis crónica por virus de la hepatitis B es aún un problema importante de salud pública, agravado por el creciente fenómeno de la inmigración procedente de zonas con elevada prevalencia de infección por este virus. Durante los últimos años se ha producido un avance notable en los métodos diagnósticos, el conocimiento de la historia natural de la enfermedad y las opciones terapéuticas, incluido el trasplante hepático, lo que se ha traducido en una mejoría en la supervivencia de los pacientes. Todo ello ha ido acompañado de un incremento en la complejidad de la toma de decisiones. Actualmente hay 6 tratamientos aprobados para la hepatitis B, incluidas 2 formulaciones de interferón, el estándar y el pegilado, y 4 análogos de nocleótidos/nucleósidos, lamivudina, adefovir, entecavir y telbivudina, y 2 más que se utilizan en pacientes coninfectados con el virus de la inmunodeficiencia humana, tenofovir y emtricitabina. Sin embargo, ninguno de los tratamientos actuales es capaz de erradicar el virus, por lo que con frecuencia es preciso recurrir a tratamientos prolongados, con el consiguiente riesgo de generar variantes del virus resistentes. Por ello y por la heterogeneidad de la historia natural de la enfermedad, aún no se han establecido con claridad las indicaciones de tratamiento y en qué parámetros deben basarse, cuál es el fármaco o la combinación de fármacos ideal o qué criterios deben seguirse para continuar, modificar o interrumpir el tratamiento. Por tanto, a pesar de los enormes progresos realizados, aún persisten numerosas incógnitas que hacen que el tratamiento clínico de estos pacientes constituya un auténtico reto.
Chronic hepatitis B is still a major public health problem, aggravated by the growing phenomenon of immigration from areas with a high prevalence of infection with this virus. In the last few years, marked progress has been achieved in diagnostic methods, knowledge of the natural history of the disease and in therapeutic options, including liver transplantation, which has improved survival in these patients. These advances have been accompanied by an increase in the complexity of decision making. Six treatments have currently been approved for hepatitis B, including two interferon formulations – standard and pegylated – and four neucleos(t)ide analogs, lamivudine, adefovir, entecavir and telbivudine, as well as two further drugs that are used in patients coinfected with HIV, tenofovir and emtricitabine.
However, none of the current treatments is able to eradicate the virus and consequently prolonged treatments are often required with the consequent risk of generating resistance. For this reason, as well as the heterogeneity of the natural history of the disease, there is a lack of consensus on the indications for treatment and the parameters in which treatment should be based, the most suitable drug or drug combination, and the criteria to be used to continue, modify or suspend treatment. Therefore, despite the enormous progress made, numerous questions remain that make the clinical management of these patients a major challenge.