Hemos leído con interés la revisión realizada por Julián-Jiménez et al.1 sobre la utilidad de los biomarcadores de inflamación en los servicios de urgencias. Recientemente, se ha descrito un aumento en la prevalencia de las infecciones atendidas en los servicios de urgencias2, y en este contexto puede ser de utilidad la utilización de biomarcadores que permitan una correcta identificación de la infección bacteriana que es tributaria de tratamiento específico con antibióticos3.
Al hilo de la citada revisión, nos gustaría realizar un comentario con respecto a la determinación de ácido láctico. Por un lado, este ha demostrado ser el mejor marcador de hipoperfusión e hipoxia tisular en el paciente con sepsis, y es un buen predictor de mortalidad4. Pero es que, además, el ácido láctico podría tener un papel relevante en los pacientes con sospecha de meningitis bacteriana, que es una infección grave con elevada morbimortalidad y en la que es esencial un diagnóstico precoz5. Existen 2 metaanálisis que sugieren la utilidad de la determinación de ácido láctico en líquido cefalorraquídeo (LCR), y ambos trabajos concluyen que dicha determinación tiene una mayor precisión diagnóstica que el recuento de leucocitos, glucosa o proteínas en LCR para diferenciar meningitis bacteriana de otras etiologías6,7. A pesar de que la información obtenida a través de metaanálisis se considera la de mejor nivel de evidencia8, en las últimas guías clínicas no se recomienda la determinación de ácido láctico en LCR9, y tampoco se comenta esta posibilidad en la revisión de Julián-Jiménez et al.1. Creemos que sería importante recomendar, en documentos de expertos de la importancia de los anteriormente citados1,9, la determinación del ácido láctico en LCR como biomarcador para el diagnóstico de la meningitis bacteriana en los servicios de urgencias. Y máxime si tenemos en cuenta que, aun a pesar de su inclusión en ellos, es habitual que la práctica clínica tarde en adaptarse a la evidencia científica disponible y a sus recomendaciones10.