Hemos leído con mucho interés el artículo de Salmerón-Béliz OJ, et al. titulado «Evaluación de las visitas a urgencias previas a un diagnóstico de VIH: oportunidades perdidas»1. Su título ya expresa una interesante reflexión de las oportunidades perdidas de los servicios de urgencias. Si bien el trabajo está centrado en los servicios de urgencias hospitalarios (SUH), esta circunstancia, también se da a nivel de la atención urgente en primaria2. Este problema no es baladí y se tiene que considerar como una amenaza para la salud pública. Muchas han sido, son y serán las oportunidades perdidas para el diagnóstico de VIH, sin embargo, en el ámbito de la medicina de urgencias y emergencias se están dando pasos importantes para mejorar esta situación. En la actualidad existen programas de detección de infección oculta en los SUH, «Deja tu huella» o «Urgències VIHgila» son ejemplo de ello, pero estos se realizan en una serie de escenarios clínicos específicos de determinadas enfermedades, que se sabe tienen una mayor prevalencia de VIH3–6. Si bien esta estrategia parece tener una mayor eficiencia que el cribado universal, y es un buen punto de partida, pensamos que se tendría que considerar seriamente ampliar la detección en urgencias a un cribado universal. Se sugiere que el cribado universal del VIH en urgencias resulta eficiente, considerando que los resultados tengan una prevalencia de infección oculta de VIH por encima del 0,1%7. Además, se ha de tener en cuenta que el cribado selectivo tiene una elevada complejidad organizativa. Requiere de una formación continuada del personal sanitario para mantener una correcta tasa de adherencia a las recomendaciones de solicitar la serología por los motivos de consulta establecidos. Hay que establecer estrategias que puedan facilitar el cumplimiento de estas recomendaciones, como, por ejemplo, crear perfiles microbiológicos específicos con la serología de VIH en determinados supuestos clínicos, crear alertas automatizadas que faciliten la labor asistencial. Sin olvidar que todo cribado requiere que los casos positivos tengan acceso a los circuitos de seguimiento, tratamiento y rastreo de la fuente y de los contactos, de manera confiable. Queremos resaltar la circunstancia de que hablamos de un cribado universal. En muchas ocasiones, en los SUH se atienden pacientes cuyo primer contacto con el sistema sanitario es la propia visita en urgencias. No queremos obviar que la generalización del cribado en urgencias presenta dificultades importantes. Y no solo hemos de pensar en la saturación habitual de los servicios de urgencias, que dificulta cualquier cambio, aunque la capacidad de adaptación de los SUH está ampliamente demostrada8. Existen una serie de barreras que son invisibles, que se deben romper, tal como ha pasado también en el cribado de la hepatitis, sin ir más lejos9,10. Para superar estas barreras, resulta importante motivar a los profesionales sanitarios participantes que han de realizar este cribado, por lo que hay que saber transmitir la importancia que tiene esta acción, en un beneficio, no solo individual, sino también comunitario y global en la salud pública. Ser especialmente sensible en determinados grupos de mayor prevalencia, como se está haciendo en la actualidad. Reforzar la lucha contra la estigmatización que supone la infección del VIH. En conclusión, deberíamos implementar el cribado universal del VIH en los SUH, en los servicios de urgencias de primaria, ¿sería la manera de no perder oportunidades? Una pregunta con diferentes respuestas a debatir sin lugar a dudas.
FinanciaciónEste trabajo no ha recibido ningún tipo de financiación.