Sr. Director:
Hemos leído con interés, por su temática y metodología, el artículo de F. López Espuela et al.1. Uno de los objetivos de Enfermería Intensiva es servir como instrumento educativo y formativo, incluidos aspectos como la metodología de la investigación. Con estos comentarios quisiéramos contribuir a la formación en metodología usando como ejemplo el artículo referido1.
La investigación en salud se compone de un conjunto de etapas que comienzan con la definición del problema de investigación y concluye con la respuesta a la pregunta de investigación planteada inicialmente. La respuesta está basada en los resultados, estos en la metodología, esta en el diseño y el diseño está basado en los objetivos o hipótesis iniciales. La conclusión representa la respuesta de la investigación a la pregunta planteada y debe apoyarse enteramente en los resultados de la investigación en cuestión. En consecuencia, no tienen cabida en la conclusión juicios de valor del autor sin base en los hallazgos, aun cuando parezcan lógicos y de sentido común.
En este caso, la investigación comienza para responder a una laguna de conocimiento (saber más de las características de los pacientes atendidos en su unidad de ictus –UI–); diseñan un estudio (descriptivo de algunas variables), obtienen unos resultados (descriptivos de las variables recogidas, sin ninguna inferencia estadística) y, sorprendentemente, concluyen que «todo paciente que padezca un ictus debería ser atendido y beneficiarse de los cuidados ofrecidos en una UI; estas unidades son modelos organizativos que mejoran la atención al paciente en su fase aguda, lo que redunda en menor mortalidad y discapacidad de estos pacientes». Estas conclusiones no responden a los objetivos planteados y no se pueden mantener con los resultados obtenidos. Son más bien preceptos de fe; las creencias de los autores no tienen que ser demostrables científicamente, pero lo publicado como conclusión de un trabajo de investigación debe derivarse de los datos del mismo.
El que las UI pueden beneficiar a los pacientes con ictus es perfectamente asumible, el que sean el lugar idóneo para tratar todos los ictus no. Lo que determina los resultados es lo que se hace con los pacientes2, el que se realice por personal capacitado para hacerlo bien2, 3, 4 y en el tiempo indicado4, 5 y no tanto la existencia de un cartel en un espacio físico concreto. El artículo referido1 es un estudio descriptivo, no analítico, sin elemento de comparación, de una serie de casos atendidos en una UI; los autores no pueden concluir que sus resultados sean mejores que ninguna otra opción con la que no se han comparado. No es el lugar idóneo para tratar todos los ictus cuando ellos mismos no ingresan a todos los pacientes con ictus, dejando la decisión de ingreso a criterio del neurólogo de guardia y excluyendo a aquellos en los que esperan un desenlace fatal. Refieren que la morbimortalidad de la enfermedad cerebrovascular hemorrágica en fase aguda es mayor que la isquémica, pero en su estudio no muere nadie con ictus hemorrágico, hecho que apoyaría un sesgo de selección y la inconsistencia de su conclusión. Siendo la terapia fibrinolítica un tratamiento útil en el ictus isquémico, no indican en cuántos pacientes se ha realizado y con qué resultados; sugieren una ventana temporal de 3 h, criterio claramente superado ya y no indican nada de otras técnicas más avanzadas de reperfusión4, 5. Parece que los pacientes tienen una mejor situación neurológica al alta de la UI que a su ingreso, pero no presentan ningún dato de significación estadística (no parece alcanzarse, por las diferencias y el tamaño muestral) y no se discute la relevancia clínica del presunto incremento de un punto en la escala canadiense. El análisis estadístico sería simple, pero no deben decir algo que después no presentan (no aparece ningún intervalo de confianza de los que refieren en material y métodos).
Los estudios descriptivos sirven y son útiles para describir una realidad concreta si se hacen bien. Las UI pueden beneficiar a algunos pacientes con ictus. Para concluir que una medida organizativa es la idónea para resolver un problema se debe realizar un estudio de diseño experimental (ensayo clínico) en que se comparen sus resultados frente a las demás estrategias organizativas que aborden el problema en cuestión.
Autor para correspondencia. francisco.guerrero.lopez.sspa@juntadeandalucia.es