El elevado número de paradas cardiacas potencialmente reversibles que se producen tanto dentro como fuera de los hospitales plantea un auténtico reto para el sistema sanitario1.
En nuestro país, la incidencia calculada de muerte súbita es de 26 a 38 por 100.000 habitantes y año2, de las que más de 18.000 son subsidiarias de reanimación cardiopulmonar (RCP) en el medio hospitalario3.
Las paradas cardiorrespiratorias intrahospitalarias (PCRIH) se producen con mayor frecuencia que las paradas extrahospitalarias (PCREH) y tienen peor pronóstico a pesar de que el escenario es más adecuado. La mayoría de las PCRIH suceden en las unidades de cuidados intensivos (UCI) y unidades con monitorización. La incidencia de estos eventos en los hospitales supone entre el 1 y el 5‰4.
Hay grandes diferencias entre ambas, ya que la mayoría de las PCREH son de origen cardiaco con la fibrilación ventricular (FV) como la causa inmediata y se presentan en personas jóvenes que aparentemente no tienen patología previa. En cambio, en las PCRIH el ritmo asociado es la asistolia, se presenta en pacientes con edad más avanzada y la causa principal es la hipoxia o la hipotensión3-5.
Mientras que en los últimos 30 años no se ha incrementado la supervivencia de las PCRIH, sí se ha logrado en las PCREH mediante mejoras en la cadena de supervivencia6 extrahospitalaria: la formación en RCP del personal no sanitario, la colocación de desfibriladores semiautomáticos (DESA) en lugares públicos, así como la implantación de servicios de urgencias extrahospitalarios y transporte sanitario.
Actualmente la reanimación se enfrenta a dos retos: aumentar su efectividad y redefinir las técnicas y la secuencia de RCP conforme a la mejor evidencia científica disponible3.
Una de las iniciativas más fructífera de la colaboración internacional ha sido el denominado “estilo Utstein” para la comunicación de resultados en el paro cardiaco extrahospitalario7, intrahospitalario8, pediátrico9, en ahogados10 y de recomendaciones concretas para la investigación en reanimación11.
El presente estudio da a conocer el resultado de las alarmas cardiacas atendidas por nuestro equipo en el Hospital San Millán desde el 1 de enero de 2003 hasta el 31 de diciembre de 2006.
Objetivos del estudioObjetivo general
Evaluar la efectividad de nuestro sistema de alarma cardiaca (AC).
Objetivos específicos
En 1994 se instauró en nuestro hospital un sistema de AC basado en los principios de la cadena de supervivencia hospitalaria12-15. Simultáneamente se comenzó a impartir formación en RCP avanzada dirigida a personal de la UCI, Urgencias y médicos residentes, así como cursos de reanimación cardiopulmonar básica instrumentalizada dirigidos a otro personal sanitario: enfermeras, matronas, fisioterapeutas, auxiliares de enfermería, técnicos de radiología y laboratorio, y celadores, siguiendo las recomendaciones del Plan Nacional de RCP y la metodología de la SEMICYUC16-18. En los cursos de RCP básica instrumentalizada el número de alumnos es de 10-12 por curso; la inscripción es de carácter voluntario. Hasta la finalización de este estudio se han realizado un total de 167 cursos.
Descripción de nuestro sistema de alarma cardiacaEl personal sanitario, tras reconocer la PCR, activa el sistema de alarma mediante una llamada a una línea telefónica exclusiva con la que avisa de su existencia y localización.
El telefonista, tras recibirla, contacta simultáneamente con los buscapersonas del equipo de RCP avanzada (médicos adjunto y residente de UCI y enfermera de UCI asignada a la AC) y del médico especialista de guardia donde sucede la parada. A través del buscapersonas, reciben el mensaje “AC seguido del número de habitación” donde ha tenido lugar la parada. En caso de tratarse de un servicio periférico el mensaje enviado es “AC seguido del número correspondiente a la línea telefónica exclusiva” lo cual implica la necesidad de contactar con centralita para averiguar el lugar donde se produjo.
La enfermera de la UCI traslada el monitor desfibrilador y pone en marcha el cronómetro con el que llevará el control del tiempo de llegada, intervalos de la medicación administrada y duración de la parada.
Mientras acude el equipo de AC, el personal que la detectó acerca el carro de paro cardiaco al lado del paciente e inicia de inmediato las maniobras de RCP básica instrumentalizada.
Existen carros de paradas en todas las plantas del hospital. El material que contienen está protocolizado y estandarizado para facilitar el manejo y aumentar la rapidez de respuesta ante la situación de emergencia.
El objetivo es conseguir que el intervalo de tiempo entre colapso e inicio de RCP avanzada sea inferior a 3 ± 1 minutos3 y que el paciente que ha sufrido la PCR reciba hasta entonces un soporte óptimo15.
A pesar de que el resultado del tratamiento de las PCR es un indicador de calidad del sistema sanitario, nuestro país carece de datos oficiales. La mayoría de los estudios publicados se centran sobre todo en paradas extrahospitalarias. Sin embargo, en el ámbito intrahospitalario existe un gran vacío que se corrobora con la escasa literatura existente2.
Material y métodosDiseño del estudioEl lugar de estudio es el Hospital San Millán de Logroño, hospital urbano de segundo nivel, centro de referencia para una población de 223.995 habitantes, con una media anual de 23.190 ingresos en el periodo estudiado.
Cuenta con 560 camas de hospitalización convencional y una UCI con 7 camas de pacientes polivalentes, 5 de enfermos coronarios y 5 camas de cuidados intermedios.
Se realizó un estudio descriptivo-retrospectivo de las llamadas de AC recibidas dentro de nuestro hospital durante el periodo del 1 de enero de 2003 hasta el 31 de diciembre de 2006. El estudio de supervivencia se extiende hasta el 31 de diciembre de 2007.
La población de referencia son las personas mayores de 18 años (pacientes ingresados y ambulatorios, trabajadores del centro y visitantes) que presentaron una PCR dentro del hospital. Los sujetos de estudio son los que cumplieron los criterios de ingreso: a) haber presentado la PCR entre enero de 2003 y diciembre de 2006, y b) no estar ingresado en los servicios de UCI, Urgencias y quirófanos (en los que es su propio personal quien atiende las PCR).
Se excluyeron de este trabajo las alarmas que no cumplieron el criterio de definición de parada cardiaca (falsas alarmas) y las que, aun cumpliéndolo, se consideraron no susceptibles de reanimación por futilidad o por ser consecuencia de una enfermedad terminal, y las que tenían or-den de no intentar reanimación (ONIR)19-21.
Se definió la parada cardiaca como el cese de la actividad mecánica cardiaca, confirmado por inconsciencia, pulso no detectable y apnea o respiración agónica.
La recogida de datos se realizó mediante el registro de PCRIH en estilo Utstein22,que se cumplimenta en cada salida del equipo de AC, y las historias clínicas.
Análisis estadísticoEn el análisis descriptivo se utilizaron:
El análisis bivariante para establecer las asociaciones entre alta hospitalaria, supervivencia al año y distintos factores evaluados se realizó mediante:
Los datos se analizaron con el Programa para análisis epidemiológicos de datos tabulados (EPIDAT), versión 3.1.
Variables registradasSegún el estilo Utstein se registraron las siguientes variables, agrupadas en cinco apartados:
1. Relacionadas con el hospital: