Presentamos el caso de una paciente de 29 años de edad con fuerte sospecha de cáncer ovárico con enfermedad pélvica inflamatoria, a la cual se le practicó una laparotomía y cuyas biopsias finales diagnosticaron tuberculosis peritoneal. La clínica era inespecífica: fiebre nocturna, síndrome constitucional y CA-125 elevado. Las masas pélvicas en el ultrasonido pueden ser comunes en ambas enfermedades, los cultivos pueden ser negativos y no son necesarios para el diagnóstico, el cual puede realizarse con las biopsias peritoneales, a fin de iniciar el tratamiento específico para el buen pronóstico de la evolución clínica.
The case is reported of a 29 year-old patient with a strong suspicion of ovarian cancer with pelvic inflammatory disease. A laparotomy was performed, with the final diagnosis of the biopsies being consistent with peritoneal tuberculosis. There were non-specific clinical data, such as night fever, constitutional syndrome, and elevated CA-125. Ultrasound pelvic masses may be common in both conditions. Cultures can be negative, and are not necessary for diagnosis, which can be performed with peritoneal biopsies, in order that specific therapy can be started to achieve a good prognosis of clinical outcome.
La tuberculosis es la gran simuladora y la manifestación genital es una entidad rara con una prevalencia del 1.8%1, aunque este porcentaje puede variar debido a que es directamente proporcional a la incidencia de tuberculosis pulmonar en el área. La tuberculosis genital es causada por Mycobacterium tuberculosis, el cual actualmente sigue siendo un problema de salud pública, sobre todo en los países en desarrollo2. En las mujeres, la tuberculosis genital se presenta con alteraciones del ciclo menstrual, amenorrea, esterilidad o metrorragia posmenopáusica, y el diagnóstico se realiza en la mayoría de los casos al estudiar causas de esterilidad3. Sin embargo, en ocasiones excepcionales, en pacientes con manifestaciones peritoneales puede presentarse simulando un cáncer de ovario, con presencia de masas abdominales, ascitis, elevación del marcador oncogénico indirecto CA-125, derrame pleural, anorexia y pérdida de peso3–6. La tuberculosis peritoneal corresponde a entre el 1 y el 3% de todas las localizaciones de la tuberculosis4,7,8 y es producida por el crecimiento del bacilo de Koch en la cavidad peritoneal8, por diseminación hematógena, rotura de un nódulo linfático contaminado o por diseminación directa de un absceso en la trompa de Falopio o en el intestino8.
El abordaje clínico de una mujer con una masa anexial con marcadores positivos es un problema habitual en la práctica ginecológica, motivo por el cual resulta necesario conocer los diagnósticos diferenciales que comparten la sintomatología del carcinoma ovárico, entre los que se encuentra la tuberculosis genital con afectación peritoneal9.
El propósito del presente trabajo consiste en mostrar un caso de tuberculosis simulando cáncer de ovario, ya que la presentación de la forma genital con síntomas sistémicos es excepcional, pero cuando se agrega el componente peritoneal, la sintomatología suele ser altamente indicativa de un proceso neoplásico, motivo por el cual es necesario tener en cuenta este diagnóstico diferencial.
Presentación del casoSe trata de una mujer de 29 años de edad que ingresó en el Servicio de Medicina Interna con diagnóstico de fiebre de predominio nocturno y masa abdominal en estudio. La paciente refería síntomas de astenia y adinamia, con disminución abrupta de peso (12kg en 3 meses), amenorrea de 4 meses de evolución y dolor abdominal sordo con intensidad 3/10. En la exploración física presentaba abdomen distendido con hepatomegalia, doloroso a la palpación superficial y profunda, ascitis, mal estado general, taquicardia y taquipnea, síndrome constitucional, tacto vaginal con dolor a la movilización de cérvix y saco de Douglas abombado. Se inició un protocolo de estudio con pruebas de laboratorio y gabinete. La biometría hemática reveló anemia normocítica, sin leucocitosis; los cultivos de sangre, orina, secreción bronquial, cervical y líquido cefalorraquídeo no mostraron desarrollos. Los niveles de PCR se encontraron elevados (171mg/l), en tanto que los marcadores tumorales mostraron un valor de CA-125 de 463.40U/ml (rango normal: 0-35U/ml), y el resto, sin alteración: alfafetoproteína 3.79ng/ml, antígeno CA 19-9: 8.80U/ml, antígeno carcinoembrionario 1.34U/ml, fracción beta de HGC 0.620mU/nl. Asimismo, se encontró sangre oculta en heces positiva. En los estudios de imagen se reportó ultrasonido y TAC con datos de hepatomegalia, ascitis, derrame pleural bilateral de predominio izquierdo, con líquido libre abdominal subdiafragmático en corredera derecha, interasa y en los espacios periuterinos; el líquido peritoneal mostraba septos fibrinoides irregulares, y el útero, dimensiones conservadas. El miometrio se encontró difusamente heterogéneo, y el endometrio central, con presencia de dispositivo intrauterino (figs. 1-3). Se observaron imágenes de aspecto tubular irregulares de borde ecogénico con contenido de apariencia semilíquida y de aspecto morfológico complejo compatibles con proceso inflamatorio pélvico crónico, con adherencias perianexiales y periuterinas. Los hallazgos descritos en situación de anexos asociados al líquido libre peritoneal y el derrame pleural bilateral evidenciaron síndrome de Meigs, considerando como primera posibilidad diagnóstica tumores del cordón sexual-estromal (a considerar carcinomatosis peritoneal) o epitelial. Ante estos hallazgos, la paciente fue enviada al Servicio de Ginecología, donde se le retiró el dispositivo intrauterino con salida de abundante material purulento y fétido. Ante la sospecha de enfermedad pélvica inflamatoria se le practicó una laparotomía con incisión media, encontrando pelvis congelada con presencia de siembra miliar, con pérdida de los planos quirúrgicos e imposibilidad de visualizar el útero y los anexos. Se obtuvieron biopsias de la pared abdominal, la corredera derecha y la corredera izquierda por parte del Servicio de Oncología, y se concluyó el procedimiento quirúrgico. La paciente fue egresada al Servicio de Medicina Crítica Obstétrica con datos de síndrome de respuesta inflamatoria sistémica, de modo que se instauró un tratamiento con meropenem, fluconazol y doxiciclina. El informe histopatológico definitivo reportó inflamación crónica granulomatosa en pared abdominal y correderas derecha e izquierda, integrándose el diagnóstico de tuberculosis peritoneal. Se inició un tratamiento antifímico, con adecuada evolución de la paciente, quien fue egresada al Servicio de Terapia de Infectología para continuar tratamiento. La paciente presentó una evolución tórpida en las semanas posteriores y desarrolló choque séptico a pesar del tratamiento, que concluyó con su deceso.
A pesar de las campañas de erradicación de la OMS, la tuberculosis se sigue considerando un grave problema de salud pública en zonas en desarrollo1,2. Dicho padecimiento presenta una sintomatología clínica indefinible, de modo que se requiere de un alto índice de sospecha para establecer un diagnóstico de rutina6,9 y puede ser fácilmente confundida con enfermedad pélvica inflamatoria o cáncer de ovario2–6,9. Se han descrito múltiples casos de pacientes con ascitis, masas pélvicas, niveles elevados de CA-125, implantes peritoneales, afectación mesentérica y paracentesis sin células malignas sin poder demostrar la presencia de micobacterias preoperatoriamente, de modo que son intervenidos bajo la sospecha de carcinoma de ovario avanzado, diagnosticándose tuberculosis genital en la laparotomía3,5,9. Cuando se encuentra una paciente con CA-125 elevado y signos y síntomas indicativos es imperativo considerar como diagnóstico diferencial el cáncer de ovario9 y poner en práctica el protocolo de estudio completo, tal y como se hizo en el presente caso. Solo el 30% de las pacientes con tuberculosis pélvico-genital refiere antecedentes de enfermedad y solo el 27% presenta Mantoux positivo (el cual tiene una sensibilidad superior al 55%)6. El cultivo positivo de Mycobacterium tuberculosis puede variar de un 20 a un 80%, y el cultivo del líquido ascítico tiene muy baja sensibilidad: el 33% de los casos es positivo y el 68% solo cuando se busca intencionadamente6,10. El diagnóstico preciso se obtiene por medio de las biopsias peritoneales obtenidas en cirugía, en las cuales se pueden observar las lesiones granulomatosas tuberculoides5,6. Dado que el pronóstico de la tuberculosis es bueno con una adecuada terapia tuberculostática y que la clínica y los estudios no difieren drásticamente entre las 2 enfermedades, es conveniente obtener biopsias peritoneales para el diagnóstico histopatológico temprano y la pronta instauración de una terapéutica que mejorará el desenlace final. Asimismo, se debe tener en mente que la posibilidad de que se trata de un cáncer de ovario y la dificultad del diagnóstico diferencial harán inevitable la práctica de laparotomías en algunas ocasiones.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.