La alopecia areata es una enfermedad de etiología desconocida que afecta a los folículos pilosos, produciendo una caída transitoria y no cicatrizante del cabello en parches habitualmente circulares de tamaños variables. Se asocia de manera característica a enfermedades autoinmunes, en especial a la miastenia gravis, el síndrome de Down, estados de inmunosupresión, estrés psíquico o antecedentes familiares de alopacia areata. Su descripción como signo cutáneo paraneoplásico es excepcional en la bibliografía médica, fundamentalmente asociado a neoplasias hematológicas o linfáticas1–3. Se ha documentado un único caso sobre su asociación con un tumor del aparato digestivo, en concreto un tumor del estroma gastrointestinal (GIST) de origen esofágico4.
Se presenta el caso de un varón de 57 años, ex bebedor y fumador importante, con alopecia areata (fig. 1), por la que su dermatólogo le había prescrito tratamiento con prednisona en dosis de 20mg/día; presentó una respuesta parcial con discreto nacimiento de nuevos folículos pilosos después de 3 semanas de tratamiento farmacológico. El paciente acude al servicio de urgencias por presentar plenitud posprandial, vómitos, intolerancia alimentaria progresiva y pérdida ponderal de 7kg en los últimos 10 días. La radiografía de tórax muestra un nivel hidroaéreo en la cámara gástrica (fig. 2A, flechas). Tras la colocación de una sonda nasogástrica con aspiración de 2l de contenido alimentario y bilioso, se realiza una endoscopia digestiva alta, en la que se pone de manifiesto una lesión yuxtapilórica excavada de 2,5cm de diámetro, de bordes sobreelevados, irregulares y duros, con una ulceración central profunda con coágulo fresco, que retrae y estenosa parcialmente el píloro (fig. 2B). Las biopsias de dicha lesión fueron informadas de adenocarcinoma altamente indiferenciado y en la tomografía computarizada abdominal se observaron 5 lesiones ocupantes de espacio hepáticas de 1–4cm de tamaño, compatibles con metástasis hepáticas, así como ascitis y engrosamiento difuso del peritoneo sin claros nódulos. Dada la mala tolerancia a la alimentación oral, se decidió realizar una intervención quirúrgica paliativa (gastroenteroanastomosis), con la intención de mejorar el estado nutricional del paciente de cara a recibir quimioterapia. Durante el procedimiento quirúrgico, se confirmó histológicamente la existencia de una carcinomatosis peritoneal difusa y el paciente falleció a los 15 días de la cirugía.
Las manifestaciones sistémicas en el cáncer gástrico derivadas de síndromes paraneoplásicos constituyen de manera excepcional la clínica inicial de la enfermedad. Las manifestaciones cutáneas más frecuentemente descritas son la queratosis seborreica difusa (signo de Leser-Trelat) y la acantosis nigricans, aunque ninguna de ellas es específica de la neoplasia gástrica. Otras manifestaciones paraneoplásicas comunicadas en relación con el cáncer gástrico son la anemia hemolítica microangiopática, la nefropatía membranosa, la poliarteritis nodosa y los síndromes de hipercoagulabilidad. El caso presentado se trata de la primera descripción de la asociación de la alopecia areata como manifestación inicial paraneoplásica de un cáncer gástrico. La aparición de cualquier entidad clínicamente sospechosa de naturaleza paraneoplásica, especialmente la acantosis nigricans y la queratosis seborreica, deben poner en marcha de inmediato una batería de estudios de cribado de enfermedades malignas digestivas, ya que muchas veces pueden ser la expresión inicial de la neoplasia sin la existencia de síntomas digestivos5.