Hemos leído con gran interés el artículo recientemente publicado en su revista1 donde, con gran detenimiento, se abordan los criterios de calidad que deben cumplirse a la hora de realizar una colonoscopia en los programas de cribado de cáncer colorrectal. Nos llama la atención que tanto en esta guía como en otras revisadas2–4 entre los criterios de calidad atribuibles al endoscopista (tasa de intubación cecal, tiempo de retirada, tasa de detección de adenomas, extirpación y recuperación de los mismos, tasa de complicaciones…) nunca se mencione la tasa de retroflexión rectal.
Se considera que la retroflexión en recto es imprescindible para valorar la totalidad de la mucosa colorrectal. Solo con esta maniobra es posible visualizar correctamente los últimos 3-4cm de la mucosa rectal donde hasta el 50% de las lesiones difícilmente se pueden ver de otra forma5, incluidas lesiones tumorales6. El recto debe ser valorado primero en visión directa hasta la línea pectínea para posteriormente, si no hay contraindicaciones, tal es el caso de una ampolla rectal fibrosada y estrecha tras radioterapia o en proctitis ulcerosa severa7, ser visto en retrovisión. Se recomienda incluso capturar una imagen en esa posición como documento legal6.
Aún más, se sugiere que esta maniobra de retrovisión se realice también en tramos proximales colónicos, que son más amplios y cuya mucosa no se ve completamente en visión directa, en un intento de disminuir los cánceres de intervalo8.
En la literatura publicada se encuentran bastantes referencias al respecto. Así, Hanson et al.9 encuentran que un 2,5% de los pólipos detectados lo son solo durante la maniobra de retroflexión, sin efectos secundarios aunque en un 3,5% de sus pacientes esta maniobra no se pudo realizar por dolor. Varadarajulu et al.5, en un estudio prospectivo con 600 pacientes en los que se les realizó retrovisión rectal, encuentran 30 lesiones rectales de las cuales 16 de ellas (principalmente pólipos) solo fueron vistas en retroflexión, sin que consideren que esta maniobra alarga la exploración ni condicione riesgos para el paciente.
Nosotros hemos publicado recientemente (en prensa) un caso de adenocarcinoma rectal visualizado exclusivamente en la maniobra de retroflexión. Ello nos ha hecho ser más cuidadosos y conscientes de no olvidar esta útil y sencilla maniobra en todas nuestras exploraciones. Así, hemos aumentado no solo la detección de micropólipos hiperplásicos o adenomatosos sino de lesiones de histología más severa. Sin esta maniobra probablemente no hubiésemos detectado las 2 lesiones que se muestran en las fotos como el presentado en la imagen cuya anatomía patológica fue de adenoma túbulo velloso con displasia in situ (figs. 1 y 2).