Se denomina esófago de Barrett (EB) a un cambio de cualquier longitud en el epitelio esofágico distal reconocible de forma endoscópica como mucosa de tipo columnar y cuyas biopsias demuestran presencia de metaplasia intestinal1. El EB es un factor de riesgo para el desarrollo de adenocarcinoma esofágico (ACE), un tumor cuya incidencia y mortalidad han aumentado de forma alarmante en los países occidentales durante los últimos años2–4. Por ello, se concede cada vez más importancia al cribado de displasia en el EB como medida de prevención del ACE, si bien la validez y coste-efectividad de esta estrategia son controvertidas.
DiscusiónLa metaplasia intestinal presente en el EB es una lesión premaligna que progresa hacia ACE a través de un proceso multietápico (displasia de grado bajo [DBG], displasia de alto grado [DAG], adenocarcinoma in situ y adenocarcinoma invasivo)5 que nos proporciona tiempo suficiente para prevenir la aparición de cáncer o diagnosticarlo de forma temprana. El análisis crítico de la bibliografía médica sugiere una mejoría de la supervivencia en pacientes con EB incluidos en programas de cribado endoscópico, aunque carecemos de ensayos aleatorizados que lo avalen6. Dada la pobre supervivencia asociada al ACE, se debe considerar a todo paciente diagnosticado de EB como un potencial candidato a cribado.
La estrategia de cribado de displasia recomendada en el EB es la fibrogastroscopia con toma de biopsias, cuya periodicidad se determinará en función del grado de displasia1,7. Es aconsejable que el informe endoscópico se ajuste al sistema de clasificación de Praga (descripción de las extensiones circunferencial y máxima del segmento de Barrett visualizado)8 y que se tomen biopsias de los 4 cuadrantes cada 2cm de mucosa de Barrett. El diagnóstico histológico de displasia requiere la confirmación por parte de un patólogo experto9. A pesar del desarrollo continuo de nuevas técnicas endoscópicas que podrían mejorar la detección de displasia (NBI, FICE, microscopia confocal, espectroscopia, etc.) carecemos aún de evidencia suficiente para recomendar su empleo sistemático en el cribado del EB1,10.
En los pacientes con ausencia de displasia comprobada mediante 2 fibrogastroscopias con biopsias negativas en un año, se puede recomendar fibrogastroscopia cada 3 años1. Cuando las biopsias muestran DBG, se debe repetir la endoscopia a los 6 meses para descartar la existencia de DAG y, posteriormente, realizar controles anuales hasta demostrar ausencia de displasia en 2 exploraciones1. En los casos con DAG, es fundamental excluir la existencia de ACE concomitante. Con esta finalidad, si existe irregularidad mucosa (nódulos o úlceras) se realizará una resección mucosa endoscópica, y cuando ocurre sobre mucosa plana, se repetirá la fibrogastroscopia a los 3 meses siguiendo un protocolo de biopsias más intensivo (protocolo Seattle: biopsias de los 4 cuadrantes por cada 1cm)11. Si se confirma la DAG, se puede optar por realizar una vigilancia endoscópica intensiva (fibrogastroscopia cada 3 meses) o efectuar una intervención terapéutica (esofaguectomía o tratamiento endoscópico)12.
RespuestaEl cribado de la displasia en el EB se debe realizar mediante fibrogastroscopia con toma de biopsias, cuya periodicidad se determinará en función de la existencia o no de displasia y de su grado. (Grado de recomendación C; nivel de evidencia 4.)