Sr. Director: La fístula colocutánea es una complicación infrecuente de la realización de una gastrostomía endoscópica percutánea (PEG), cuyos síntomas pueden presentarse inmediatamente o tras el recambio de ésta1–3. Presentamos el caso de un paciente diagnosticado de esta rara complicación.
Varón de 89 años de edad, con enfermedad de Alzheimer, sin otros antecedentes de interés, portador de una PEG. El paciente fue remitido a nuestra unidad de endoscopia para el recambio de la PEG 6 meses después de su colocación. Tres días después del recambio, el paciente fue remitido de nuevo a nuestro hospital al presentar diarrea grave tras la administración de nutrición por sonda y salida de material fecal a través de ésta, sin signos de peritonitis. Se realizó un estudio radiográfico con gastrografin a través de la sonda que demostró su localización dentro del colon transverso, sin comunicación con el peritoneo ni con el estómago (fig. 1). Con el diagnóstico de una fístula colocutánea se procedió a retirar la PEG. Se realizó tratamiento conservador, administrándose nutrición enteral a través de una sonda nasogástrica, con buena evolución del paciente. Debido a la imposibilidad de alimentación oral, dada la enfermedad de base del paciente, un mes después se colocó una nueva PEG, sin incidencias y con un adecuado funcionamiento. Posteriormente se ha realizado otro recambio de la sonda, esta vez sin incidencias.
La PEG es una técnica que permite una adecuada nutrición en pacientes que precisan soporte nutricional por vía enteral de forma prolongada y que presenta un bajo índice de complicaciones. Entre éstas, de forma infrecuente, puede producirse una fístula colocutánea. El mecanismo por el que esta complicación puede producirse consiste en la introducción del trocar de punción a través del colon en su camino desde la pared abdominal hacia el estómago durante la realización de la PEG1,2. Los síntomas generalmente son advertidos tras la tracción y la retirada de la sonda al realizar el recambio, por lo que inicialmente esta complicación puede pasar desapercibida. Así, la sonda recambiada avanzaría sólo hasta el colon, manteniendo el trayecto colocutáneo1,2. Los síntomas se presentan en forma de diarrea tras la administración de la nutrición o salida de material fecal por la sonda. Entre los factores de riesgo para el desarrollo de esta complicación, algunos autores proponen una historia previa de cirugía abdominal o la presencia de un megacolon o una transposición subdiafragmática del colon, insistiéndose en una adecuada transiluminación de la pared abdominal durante la realización de la técnica1. En general, se recomienda un tratamiento conservador, retirando la sonda para conseguir el cierre del trayecto fistuloso, aunque hay casos de tratamiento quirúrgico descritos en la literatura médica1.
Debido al empleo cada vez más frecuente de esta técnica, es previsible un aumento de la incidencia de sus complicaciones, por lo que conviene que éstas sean conocidas por los clínicos.