La leishmaniasis visceral (LV) puede producirse por 3 especies de la Leishmania donovani complex. La infección por estos organismos suele ser asintomática, aunque la presencia de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) ha modificado la epidemiología de esta enfermedad.
Presentamos el caso de un varón de 22 años, con el diagnóstico de infección por el VIH C3, tuberculosis diseminada (ulcus duodenal tuberculoso) tratada de forma supervisada durante el año 2006, mal cumplidor del tratamiento antirretroviral, que acude a urgencias por presentar fiebre de hasta 38°C, acompañada de malestar general, anorexia y diarrea de 6–7 deposiciones diarias sanguinolentas con tenesmo rectal. En la exploración física, sólo destaca esplenomegalia que alcanza fosa ilíaca izquierda. La analítica muestra anemia ferropénica, leve trombopenia y discreta hipoalbuminemia. En el estudio inmunológico se observa CD4 10% (24/μl) y una carga viral de 820.000copias/ml. El cultivo de bacterias, levaduras y parásitos en heces fue negativo.
Se realiza colonoscopia hasta ciego, sin que se detectaran alteraciones en la mucosa, y la toma de biopsias para cultivo resulta negativa. Ante los antecedentes de ulcus tuberculoso, se solicita endoscopia digestiva alta, en la que se describen erosiones longitudinales incompletas sobre mucosa de cuerpo y fundus edematoso con parcheado petequial, del que se toman biopsia, con el resultado anatomopatológico de infiltración por leishmania (fig. 1). Tras estos resultados, se realiza tomografía computarizada body, en la que destaca la presencia de esplenomegalia y adenopatías retroperitoneales en situación paraaórtica e interaorticocava y raíz del mesenterio. Se lleva a cabo punción aspirativa con aguja fina de ganglio inguinal derecho, en la que se observa la presencia de leishmanias, al igual que en el aspirado de médula ósea.
El proceso diarreico remitió con tratamiento de sueroterapia y dieta absoluta. La reintroducción de la dieta oral se efectuó con buena tolerancia. Una vez diagnosticada la LV, se inició tratamiento con anfotericina B. En el momento del alta, el paciente presenta buen estado general con ritmo intestinal conservado.
ComentariosLos síntomas principales de la LV clásica son fiebre y pérdida de peso. Los pacientes infectados por el VIH que presentan LV suelen tener unas características clínicas similares a la enfermedad clásica, aunque a veces afectan a otros órganos, como recto, duodeno, estómago, produciendo síntomas atípicos1,2. Este hecho hay que tenerlo en cuenta en el diagnóstico de LV, ya que España es un área de incidencia alta de coinfección (VIH y leishmaniasis)3,4.